Quererte Con Los Ojos Cerrados

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Y escribí versos en tus labios sin respiro alguno, perdiendome en una mirada que tal vez estos ojos nunca habían visto, y no porque no haya visto más miradas, sino porque no había visto ese brillo, y sonreí al verte de lejos, sin pensar en nada solo te vi y me perdí en mil y un preguntas vagas, centrando mis pensamiento en tu sonrisa, olvidando lo que estaba a mi alrededor me perdí, en un laberinto sin salida, sin escapatoria, sin marcha atrás, dando vuelvas y vueltas, con una sonrisa estúpida, pero sin perder el foco, ese foco que mis ojos tomaron y no soltaron, y quise conocer cada espacio de tu cuerpo, con mis manos, y con los ojos cerrados, pudiera yo conocer cada parte, cada espacio, cada cachito de piel, y hacer un mapa, con mis dedos, lejos del ego, lejos del pensar propio, sino en cambio conocerte,  aprender a quererte, aprender a leerte, como aquel libro nuevo que tanto esperabas, y hasta el olor se te guarda, se te impregna, se te marca, que si estuviera a metros se reconocería, poder leer cada pagina con agrado, con intriga, con esa curiosidad, que te hace querer leer y leer, y querer seguir sabiendo un poquito más de esa mil y un páginas infinitas. Pero en este camino de confusión tenía algo claro, algo en mí se estaba arriesgando, a que no sabría, esa parte de la historia aún no había llegado, pero era una sensación buena, agradable, tranquila y con clama, en en un mundo de mi barrotes y corazas, de sombras, negras, y ninguna luz blanca, había una que poco a poco tal vez entraba, por eso decidí aprender a quererte, dibujarte con mis manos, y conocerte con los ojos cerrados 

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