Spy x love ♥︎

Capítulo 06

Damián.

Todo es confuso, escucho música al fondo. Por más que intento poner mis ideas en orden no lo logro. Es como si un pensamiento me llevara a otro, y ni siquiera logro entender el primer pensamiento.

Pero siento la suavidad y el sabor de unos labios contra los míos. ¿Estoy besando a alguien? En cuánto abro los ojos noto el tierno e inocente rostro de Anya, tiene los ojos cerrados. Ambos nos estamos besando, me aparto con mucha dificultad para comprobar que esto está pasando.

—¿Eres real? —pregunto desconcertado. Abre los ojos y muestra algo de tristeza en la mirada.

Subo la vista y noto que estoy sosteniendo sus manos ¿La apricioné eh? Por alguna razón eso no me inquieta. La suelto lentamente, pero aprovecho el momento para rodear mis brazos a su cintura y apegarla más a mí.

—Alto, segundo. —Escucho que dice—. Estás ebrio, suéltame.

—No lo estoy —le respondo riendo, me hace gracia por alguna razón la forma en que me habla.

—Segundo, es una orden, suéltame —reitera, le hago una carita de perrito regañado, ah perrito. Me recuerda a Max, pero ella es implacable en su decisión.

—Bien, bien. —Alzo las manos en señal de paz—. Ves, estoy bien, no estoy ebrio.

—Segundo, lo estás. En tus cinco sentidos no actuarias así, siéntate.

—Sólo si me dejas darte un beso.

—No, segundo hazme caso.

—Ahora que lo recuerdo. —Le demuestro una sonrisa atrevida—. Tú me besaste, Anya tú...

—¡No lo repitas! —grita un tanto ¿Avergonzada? Su rostro luce rojo, se ve linda pero grita tan fuerte que tuve que cubrirme los oídos.

—No grites tan fuerte...

—Entonces cállate, sólo dices todo esto por lo ebrio que estás.

—No lo estoy, un ebrio no podría caminar en línea recta ¿No?

—No —responde seriamente.

—Entonces mira esto —digo caminando recto hacia adelante, tras de mí solo escucho su risa—. No te rías...

—No avanzas nada en línea recta. —Siento que rodea su brazo a mi dorso, caminamos ambos hasta sentarnos en un sofá.

—Ah, entonces ¿Me darás otro beso cuando no esté “ebrio" como lo llamas?

—Cuando no estés ebrio te olvidarás hasta de que nos besamos.

—No lo olvidaré, tus labios sabían a cereza y me encantó probarlos.

—Ojalá opinaras así sobrio.

—¿También fué tú primer beso? El mío sí, aunque no lo creas.

—Sí, fué el primero.

—Anya —suspiré abrazándola—. ¿Tú me odias por besarte? ¿Por robarte tú primer beso?

—No, no te odio por eso Damián, fué lindo aúnque inesperado.

—Entonces ¿Por qué no quieres besarme de nuevo?

—Estas siendo muy necio, iré por los demás ¿Sí? Así volveremos a casa, pero no comentes nada del beso.

—No te vallas —susurré abrazándola con más fuerza—. No quiero estar en compañía de todos, sólo quiero estar contigo.

—No podemos ocultarnos por siempre de todos.