Spy x love ♥︎

Capítulo 24

Anya.

Los ojos de Becky se mantienen sobre mí. Baja la mirada a mi regazo y luego me observa aún indagante, espera una respuesta.

—¿Cuál fué el resultado? —cuestiona, volviendo a hablar.

—Te dije que no tenías de qué preocuparte —le digo, demostrando una sonrisa—. Salió negativa.

—¿Qué? —cuestiona, quitándome la prueba.

En cuánto la revisa su semblante se vuelve un tanto serio, dando un suspiro de desconsuelo volviendo a verme.

—Oh, tenía esperanzas en que sería tía —musita, tociendo los labios hacia abajo—. Ni qué hacer, me emocioné por nada.

—Vamos, vamos. Algún día serás tía o madre —le digo, demostrando una sonrisa insinuosa.

—Para eso falta mucho, Anya. —Eleva su rostro, con una expresión vergonzosa.

—Eso ya lo veremos algún día.

—Sí, por lo pronto date prisa. La cena ya está lista y debemos bajar a cenar con mis padres —menciona, lanzando la prueba al bote de basura.

—¿Está bien que la dejes ahí? —pregunto, sin apartar la mirada del cesto de basura.

—Claro, no revisan la basura y en cualquier caso salió negativa.

—Eres muy liberal Becky. —Parpadeo incrédula, poniéndome de pie.

—Un poco sí. —Se encoge de hombros caminando delante de mí.

Sus padres ya se encuentran en la mesa, una vez que llegamos a cenar. Todo luce sumamente apetitoso para el hambre que tengo. Nos saludan cuando nos sentamos y les agradezco su hospitalidad.

Los padres de Becky parecen preocuparse mucho por ella y es sumamente agradable compartir con ellos.

—Entonces —murmura su padre—. Tenemos aquí a la novia de Damián Desmond, me alegra que la mejor amiga de mi hija salga con el hijo de mi mejor socio, Donovan.

No puedo evitar sentir mis mejillas arder ante lo que dicen, pensar en Damián cómo mi novio frente a los demás hace que sienta cosquillitas en el estómago. Lástima que se disparcen un poco, al pensar en Donovan Desmond.

—Papá —se queja Becky—. Deja de intimidar a Anya, la pondrás nerviosa.

—No, no, está bien —le interrumpo, no quiero ser grosera con su padre—. Aúnque, la verdad es que ni yo misma me lo creo.

Ellos no lo saben, pero cuándo era niña estuve encerrada en un laboratorio deseando ser libre y ahora aquí estoy, con mi mejor amiga sentada en la mesa del mayor fabricante de armas de Ostania, con el hijo del presidente cómo novio ¿Es un gran cambio no?

—¿Y qué piensan hacer? —interroga, de nuevo el padre de Becky—. Después de la graduación, mi hija me sustituirá en la empresa seguramente. ¿Y tú Anya? Si quieres trabajar te puedo conseguir un buen lugar en mi empresa.

—Estaría muy agradecida con eso —digo, inclinando leve la cabeza. Coloco una mano sobre mi vientre bajo la mesa sin que nadie lo noté y pongo mi otra mano sobre la de Becky, volteando a verla—: si la presidenta de la empresa lo autoriza, claro.

—Será un verdadero honor, vas a ser mi mano derecha —exclama Becky, dándome un abrazo, que correspondp al instante.

—Son tan lindas... —murmura su mamá, se muestra muy fascinada.

Terminamos de cenar en tranquilidad y luego vamos a su habitación de nuevo. Me muestra muchas películas las cuáles le gustaría ver, y escogemos dos.