Spy x love ♥︎

Capítulo 29

Damián.

—¿Una condición? —le pregunto. Mi incredulidad aumenta con cada segundo que pasa, ¿es esto en serio?—. ¿Crees que estás en posición de poner condiciones?

Se trata de mi padre, la persona que he admirado durante tantos años. Y ahora, ¿se atreve a ponerme condiciones? ¿Qué clase de ejemplo es?

Decepción, esa es una palabra que se queda muy corta para lo que siento en estos momentos.

—Quiero asegurarme de que no hagas nada estúpido, sé que terminarás haciendo algo así.

—¿Algo estúpido? ¿No se cataloga cómo estúpido tener encerrada a Anya?

¿Es que acaso ha perdido el sentido de la cordura? Ella es un ser humano, no un objeto sin el mínimo de valor.

¿Por qué? ¿qué hizo cambiar tanto a mí padre durante estos años?, ¿será que nunca lo conocí en realidad?

—¿Es lo único que te importa no? Haz perdido la cabeza —señala, entrecerrados los ojos con molestia.

¿Yo?

—Estoy actuando en favor de lo justo. No puedes recriminarme nada —espeto, ya no puedo ocultar el tono de molestia en mi voz, me es imposible—. Ya aceptaste que tú la tienes retenida, ¡contra su voluntad!

—Eres realmente inocente y no entiendes cómo funciona el mundo en realidad.

—Ni quiero saberlo —digo rápidamente, si de esto se trata el mundo, si las personas más fuertes tienen que aprovecharse de los más débiles, no sé si quiera siquiera darme una oportunidad de conocer su punto de vista. Sin embargo, lo más importante  ahora para mí es saber dónde tiene a Anya—: Pero, no tengo un criterio tan cerrado, así que dime, ¿cuál es tú condición?

—Ahora serán dos, eso a causa de tú desobediencia. Primero, vas a obligarla a que colabore con nosotros; es una telepata poderosa, eso no lo puedo negar.

—¿Y la segunda condición? —pregunto con rapidez, eso porque no sé a qué grado pueda mantener mi autocontrol.

—No quiero que esa mujer forme parte de mi familia, si la quieres usar cómo tú diversión adelante pero no cómo esposa, debes aspirar a un rango más alto.

—¿Alguien cómo Blackbell? —cuestiono, observándolo con repudio. Ya no puedo ocultar mi indignación al parecer.

—Es una opción, ó quizás la hija de algún presidente de un país aliado.

Niego con la cabeza ante tal estupidez. No obstante no podré saber dónde está Anya sin aceptar esas condiciones. Lo primordial ahora es tenerla a salvo y luego regresarla con su familia. Aúnque por dentro esté por estallar en furia. No sé si se me nota por fuera, ojalá que no, pues quiero mostrarme sumiso ante sus órdenes.

—Bien, tú ganas. Haré lo que me pides, pero también tengo una condición para eso.

Al menos, algo de alivio para mí, que me ayude a sobrellevar está situación.

—¿Cuál? —me pregunta, mostrando total atención a lo que diré.

—Quiero que la traigas hoy mismo, sin que pase la media noche. Si no lo haces formaré un escándalo —le amenazo.

Nunca me hubiera imaginado decirle algo así a mi padre. Pero en estas condiciones, ya no sé siquiera si debería llamarlo padre.

—Son las diez de la noche, es ilógico.

—Aún tienes dos horas para traerla. Si no lo haces, tendrás que atenerte a las consecuencias. Estaré esperandola en mi habitación.

***