Capítulo 18

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Anya.

«Mañana será un día decisivo, para la operación Strix.»

Eso piensa papá, una vez que durante el transcurso de la cena haya comentado lo de la pequeña posible fiesta en bienvenida de Damián.

Esto significa mucho, ir a la mansión Desmond asegura que papá podrá infiltrarse con un disfraz para mayor tranquilidad y buscar si hay alguna documentación contra el padre de Damián. La oportunidad para darle fin a las amenazas de guerra está frente a nuestros ojos.

—Me voy a mí habitación —les informo a mis padres, una vez que he terminado de comer.

Al ser día sábado no hay más que realitys de Berlint en la televisión, así que prefiero retirarme a dormir. Claro, dejándole su cena a Bond primero. No obstante escucho sonar en ese momento el teléfono.

—Residencia Forger —digo, luego de descolgarlo.

—Que formal Anya.

Reconozco de inmediato la voz de Becky.

—No sabía que se trataba de tí, Becky —acentuo, sonriendo un breve momento.

—Llamo porque te tengo noticias. —murmura, su tono de voz se escucha emotivo.

—¿Cuáles?

—Me llamó Demetrius.

—¿Se te declaró?

—¡Ay no Anya-chan! —exclama, casi puedo imaginarme su expresión de molestia al otro lado de la línea.

—Entonces ¿Para qué te llamó?

—Para darme la noticia de que si harán una reunión mañana, a las diecisiete horas. No debemos faltar y, claro lleva a tus padres también.

—Así que si habrá una reunión mañana.

Les doy un vistazo a mis padres, mientras escucho a Becky hablarme sobre los detalles de la fiesta. Una sonrisa se dibuja en los labios de mi padre, está pensando en que es la oportunidad perfecta; también sonrío levemente, quizás sea así pero eso significa que en algún momento Damián sufrirá al saber la verdad.

Me despido de Becky, luego les doy la noticia a mis padres. Papá y yo asentimos por un momento, entiendo por eso que debo mantener ocupado por un largo tiempo a Damián.

[...]
Al día siguiente.

Estamos llegando a la mansión Desmond, varias personas del servicio nos reciben. Guiándonos hacia el lugar dónde se realiza la fiesta, claro que para esta ocasión tuvimos que usar nuestras mejores galas. Estamos llegando a casa de la personalidad más importante de este país.

Dentro de la mansión ya se encuentran la mayoría de nuestros compañeros de clase, acompañados de sus padres. Todos visten de forma formal y los mayores sostienen copas en sus manos. Es una escena muy elegante como diría el profesor Henderson, por supuesto que en cuánto la mirada de Damián se encontró con nosotros de inmediato me sonrió, dirigiéndose hacia esta dirección.

—Señores Forger —saluda a mis padres, haciendo una leve referencia—. Bienvenidos, espero que disfruten su estancia en este lugar.

Me quedo sorprendida con esa actitud, incluso mi padre no vió venir algo así, mi madre se nota que está encantada.

—Nos sentimos halagados de recibir tal invitación —le dice papá, mientras Damián recupera su postura—. Gracias por habernos invitado.

—Usteded son mis invitados de honor esta noche, su presencia es indispensable. —Sonríe y toma mi mano, dando un beso sobre el reverso de esta, dirigiéndose entonces a mí—: Bienvenida, me siento honrado de contar con tú hermosa presencia hoy.

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