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— ¿tú quien te piensas que soy, eh? — Pregunta el alfa ya algo sarcástico, sin saber como el omega tenia el descaro de hablarle así al alfa más superior que había en el pueblo, y al que tenía el ego más alto también. —

— Por su trono y como es su actitud  asumo que alguien importante, pero ni crea que dejaré que me trate de mentiroso. — espeta mirándole directamente a los ojos contrarios, haciendo que el otro suelte una risa, tensando su mandíbula. —

—  ¿Qué edad tienes, mocoso? — gruñe antes de suspirar pesado, pasando sus manos por su rostro. —primero lo de los granjeros y ahora tengo que batallar contra un niñato de 13 años.

Jimin se voltea a mirarle con sus ojitos azules más que abierto, frunciendo su ceño después de jadear bajo, haciendo que Kim eleve su mirada oscura con una de sus cejas elevadas.

— ¿Se atreve a decirme niñato y aparte de decir que tengo 13 años? ¿Pero usted quién se ha creí- ...— Se calla al escuchar como el alfa golpea con fuerza la mesa, haciendo que su lobito deje sus orejitas hacia atrás, al mismo tiempo que se encogía en su lugar.

— Me creo la que soy, el alfa de ésta aldea, y al que si tú no bajas el tono mandaré a degollar — Eleva sus cejas. — ¿Me creo lo suficiente entonces? ¿o es que necesitas quizá la silla eléctrica? — dice ya con la paciencia en un hilo, haciendo que Jimin trague  saliva y se cruce de brazos, dando un leve chasquido con su lengua mirando hacia otro lado con recelo. — Tu edad.

— Tengo 19. — murmura entre dientes, sintiendo un escalofrío pasar por su espina dorsal. — Usted debería mejorar el carácter. — dice desinteresadamente, haciendo que Kim le mire atónito.

— Que paciencia hay que tener contigo, joder. — Susurra frustrado. — no se me da el perder la paciencia con omegas pero eres malditamente bocón e irrespetuoso. — habla entre dientes el mayor. — ahora quiero que me digas por qué escapaste de tu aldea.

— Ya le dije que no lo haré. — el alfa al ver la disposición del omega gruñe, acercándose a el de golpe mientras tomaba uno de sus brazos. — No me toq-... — se calla al instante cuando ve el rostro poco amigable del otro.

— Mira, mocoso. — Toma aire. —  Créeme que estoy teniendo una paciencia malditamente grande pero no abuses de ella. Vas a decirme qué mierda hiciste para escaparte, y también vas a decirme de donde vienes. — Dice entre dientes, mientras Jimin podía aspirar todo el aroma del contrario por la cercanía. — habla.

— Me está apretando muy fuerte... — susurra, notando como el alfa botaba aire y soltaba un poco el brazo. — Vengo de una manada muy lejana, señor. — dice sin más, suspirando. — No sé ni como se llama, mi padre es Park Yoosun. Y ... m-me escapé por el maltrato que sufría en mi aldea. — aparta la mirada del contrario algo avergonzado por como le miraba. — Solo eso, ya le dije que no me expulsaron... me fui yo por mi propia voluntad. — Relame sus abultados labios.

— ¿Entonces te fuiste por eso? — Menciona el alfa, quien gambién eleva una ceja y su mentón, viéndole hacia abajo gracias a la diferencia de altura. — Te creeré por ahora. — Espeta el alfa, soltándole del todo. — Espero que no te vuelvas a pasar de listo conmigo en tu estadía aquí. Créeme que me llevo excelente con todos los omegas de aquí. —

El omega rueda los ojos.
Por qué será, es todo lo que un omega busca.

— ¿Piensas que vas a ser la excepción? — el lobo del mayor gruñe al sentirse atacado justo en su ego. Lo que no se esperó fue que el menor elevó su mirada azulada y le devolvió el gruñido, haciendo que el mayor suelte una risa. — No intimidas en lo absoluto, pareces un gato. — el mayor arruga la nariz, llevando un dedo hasta la nariz de botón del menor pero este se lo recibe con casi una mordida, haciendo que aleje bruscamente su mano.

El corderito del lobo - VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora