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— ¿Has cuidado de la plantita que te regalé? — escucha la voz del anciano atrás de él, haciendo que Jimin se voltee dándole una dulce sonrisa y asentir.

— Esta ahí, mire arriba. — dice mirando el balcón de su habitación. — la tengo en una maceta y la riego siempre que me levanto. — le guiña uno de sus ojitos antes de ver como Taehyung salía del balcón contrario, haciendo que carraspee y mire hacia otro lado. —

— Buenos días, joven Kim. — el anciano reverencia ante el monarca y jimin hace lo mismo.

— Buenos días. — se escuchó decir de aquella voz grave. — Park. — un escalofrío pasó por el cuerpo contrario antes de levantar su azulada mirada y verle. — Necesito que prepares a Nevada.

— Claro, enseguida. — dice antes de darle una sonrisa e ir hasta el establo, haciendo a Kim quedar algo confundido por el buen servicio que Jimin le estaba entregando. Le regala una sonrisa al anciano quien les miró a ambos algo confundido. —

— Con permiso. — Kim le regala una sonrisa al anciano y este sonríe dulcemente asintiendo. El alfa se retira, sintiendo como su lobo se alborotaba al saber que iría a ver a Jimin, logrando que suspirara y cerrara sus ojos. — Ah, relájate... — murmura entre dientes.

Jimin llega hasta el establo, sacando la montura y dejándola a un costado para peinar un poco al caballo, quien de vez en cuando juguetaba con el menor dándole suaves cabezazos y resoplando por lo bajo, moviendo su cola suavemente de un costado a otro.

— Tendrás que salir con ese alfa gruñón. — expresa Jimin acariciando suavemente las mejillas del caballo. — Lo siento tanto por ti, Nevada. — espeta dejando su espalda contra una de las paredes del establo, peinando un poco las orejas del caballo suavemente. El caballo pisotea un poco el suelo haciendo a Jimin reír. — Lamento que debas salir con el, solo ignoralo si te molesta mucho.

El caballo resopla bajando la cabeza negando, antes de chocar suavemente su frente con la del menor.

— Yo no puedo ir, eh. — El caballo se queja, dando un chillido bajo haciendo al mas bajito sostenerle el hocico riendo. — Shh, me van a regañar. — Siente como le bate la cabeza, logrando que le quite las manos dándole  unas caricias suaves. — Ah, ¿también te tiene cansado ese alfa, no? — ríe. — Es que es tan... dios, tan complicado de entender. — Pasa el peine por su cuello.

Le acomoda la montura después, antes de dar una sonrisa y tomar su cabello para peinarlo también, comenzando a hacerle una bonita trenza triple, antes de peinar las puntas y dejarle listo y ordenado.

— Este cabello es aún más precioso que el mío, ¿sabes? — Le dice dulcemente con una sonrisa.

— El tuyo es mejor, ricitos.

Da un salto en su lugar soltando un grito cuando escucha la voz del alfa atrás, girandose de golpe antes de mirarle con sus ojos bien abiertos, pegando su espalda en una de las paredes del establo.

— a-ah, no escuché que entró, señor. — El alfa sonríe, cruzándose de brazos justo en la entrada del establo mirándole fijamente, haciendo que Jimin sintiera sus nervios subir de golpe. — Bien, emh... p-pues, Nevada se encuentra listo y con montura. — Asiente. — ¿Necesita algo más?

El alfa se acerca, haciendo que Jimin se escape escondiéndose atrás del caballo.

— Jimin..

— Estaba ocupado hace un momento regando las rosas. L-le pido que si no puedo hacer nada por usted... quítese de la entrada. — Dice mirándole con su mandíbula tensa, Kim da una risa. — ¿y bien?

— Si, necesito una última cosa. — Asiente, el menor eleva una ceja, esperando a que hable. — Te necesito a ti, arriba de Nevada. 

El lobo de Jimin soltó un chillido, haciendo que un destello azulado azotara los ojos del menor, al igual que el como su corazón comenzó a latir fuertemente hizo que negara al instante.

El corderito del lobo - VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora