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— Ya le dije que no tengo experiencia, ¡Pero aprendo rápido! No sea así, por favor. — Jimin rogaba casi en esos momentos, con un puchero, mientras el pobre hombre miraba el jardín y pasaba sus manos por su rostro.

— Niño, es que... entiende que no es muy-, amh... — suspira. — normal, que un omega tan joven quiera trabajar en jardinería, estar al sol, sucio todo el día. Y sobre todo, tus manos se dañaron por la tierra y los productos...

— me gusta la agricultura, las plantas... — Jadea. — ¡Por favor! Necesito trabajar, no sabe cuánto quiero hacerlo, estoy seguro de que lograré sorprenderlo, puede tenerme a prueba si así lo quiere. — le miraba esperanzado, haciendo que el hombre no pudiera negarse a esos ojos azules soñadores.

— Bien... — suspira. — Te enseñaré a cultivar ciertas plantas y también los horarios de regadío... alguna que otra cosa más también que no sea tan pesado.

El menor asiente, más que emocionado mientras iba corriendo de aquí para allá ayudando al hombre. Estaba claro que era malditamente cansador pero esperaba adaptarse pronto, no deseaba decepcionar al hombre que con buena voluntad le había dado trabajo.

— Esto se conecta con la granja igualmente. — expresa el hombre, tomando con algo de fuerza un cajón lleno de tomates para subirlo a una camioneta. — Así que, deberás cepillar a los caballos. — el menor casi que sintió un estremecimiento.

— ¿¡Caballos?! — grita emocionado, el hombre se gira dando un salto en su lugar para mirarle atónito. — Perdón.
— Mira hacia otro la avergonzado.

— si, caballos... debes cepillarlos. Normalmente lo hacemos unas 3 veces en el mes. Pero hazlo una vez por semana. — Expresa amablemente, Jimin Asiente. — Y cuando el señor Kim desee montar a Nevada, colocarás la montura, te enseñaré a hacerlo.

Se baja de un salto de la camioneta mientras el menor rodaba sus ojitos al escuchar la mención de aquel alfa tan subidito. Llegan hasta el gran y precioso establo y granja, habían un montón de caballos, ovejas, gallinas, una variedad de animales. El menor quedó realmente sorprendido. Se notaba que todos estaban realmente muy bien alimentados, mantenían un peso más que saludable y todos tenían agua limpia y fresca.

— El señor Kim se preocupa mucho por la naturaleza. — Jimin trató de no bufar al escuchar otra vez el nombre de ese alfa. – Su principal preocupación siempre son los animales, después de todo son el sustento de todo este pueblo junto a las plantas y vegetales. Los cuidamos con nuestra vida. — Jimin asiente. — entonces, la montura se coloca de esta manera.

Saca una preciosa montura, limpia y de color blanco con detalles dorados, acercándose a un caballo negro, enorme,  el cuál casi que con sus patas estaba dispuesto a golpear hasta a una roca con fuerza de lo musculoso que se veía. Era casi que idéntico en presencia que el alfa, tal para cual.

El menor mira atento, asintiendo cuando termina de entender y luego saca con cuidado la montura, dándole una dulce caricia al caballo quien choca dulcemente su hocico contra la frente de Jimin, haciendo que este de una risa leve y acaricie su pelaje.

— Es muy dulce, a excepción de cuando se enoja. — Expresa el viejito, saliendo del lugar mientras Jimin daba una risa.

— Tengo todo claro señor Bujoo. — va rápido hasta alcanzar al hombre. —

— De acuerdo, si es así, te dejo por tu cuenta. Debo llevar esos cajones de tomate al mercado, te dejo encargado igualmente que riegues la zona floral, al igual de que vayas a ver el alimento de las gallinas. — Estuvo a punto de irse antes de girarse. — Y necesito que plantes algunas zanahorias.

El corderito del lobo - VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora