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— Ah, está exquisito. — tenía sus mejillas llenas de comida mientras el alfa se tomaba su té, mirándole con una expresión seria pero al mismo tiempo con gracia. En sí la situación le provocaba sensaciones extrañas, eran incontrolables y lo que más le sorprendió es que algunas venían de su lobo. — La señora Lee cocina increíble.

— Es la mejor chef de Corea, debe ser así. — Asiente con su voz grave el mayor, bebiendo su té mientras miraba hacia adelante.

Jimin por otro lado, a diferencia suya comía con prisa, pero era porque no estaba acostumbrado a tener tanta comida en un plato así que comía lo más rápido posible. El alfa al ver aquello eleva una de sus cejas antes de preguntar con un tono ligeramente de burla — ¿tanto te gustó?

— Está exquisita. — Asiente varias veces. Kim da una risa sin mucha gracia, terminando su té justamente cuando su mano derecha de la casa entra al comedor dando una reverencia; Lisun, provocando que el menor masticara algo más lento. —

— Dime. — eleva una ceja el mayor.

— Necesitan de su presencia en el pueblo señor. — Kim asiente y se levanta, dando un leve asentimiento con la cabeza hacia Jimin para así acomodar su ropa y salir del comedor, con el hombre siguiéndole atrás.

El omega forma un pucherito, tomando su plato para ir a la cocina e ir a comer junto a la mujer. Esta le da la bienvenida, ambos comienzan a charlar y en cuanto termina su plato no duda en ir a trabajar, siguiendo con aquello hasta que terminó su jornada completamente.

Esta siguió durante una semana. Jimin trataba de adaptarse lo mejor posible al pueblo pero su lobito seguía teniendo mucha desconfianza, hasta el punto en que solamente salía a estirar sus patitas estando en su habitación.

Se terminaba de dar un baño, envolviendo su cuerpo en una toalla mientras suspiraba al ver que aun que se bañara, no valía de nada si eran las únicas prendas que tenía. Con esas trabajaba, y también dormía. Al igual de que las usaba día a día y ya tenían manchas que ya no se quitaban, iba a quedar desnudo.

Se las coloca, formando un mohín con sus belfos antes de sentir el humo del cigarro nuevamente, Jimin gruñe bajito antes de asomarse por el balcón y ver a Kim allí, mirando las estrellas. Se le comenzaba a hacer costumbre el salir a las 9 de la noche y ver al alfa fumando, mirando el cielo o al pueblo desde allí, lo que se alcanzaba a ver.

— ¿no deberías estar durmiendo? — Pregunta el alfa en el momento en que siente al omega mirándole.

— Usted es demasiado mandón. — farfulla Jimin, mientras Kim se volteaba a verle, el menor avanza hasta llegar al barandal del costado del balcón, el cual tenía frente el costado del balcón de Kim. —

— sí, consecuencias de ser alfa. — Murmura, mientras daba otra calada a su cigarro. — no respondiste a mi pregunta.

— No puedo, tengo cierto ... aroma, molestoso y que no me agrada. — Jimin recarga su cabeza contra su palma de la mano cuando su antebrazo se flexiona apoyándose en el barandal.

— Pues qué será ese molestoso aroma. — expresa con claro sarcasmo, regalandole una sonrisa ladina que hizo al menor rodar sus ojitos. — ¿Te bañaste? No deberías salir con el cabello húmedo, podrías resfriarte.

— Jamás me resfrío, tengo defensas muy altas. — alardea, mientras negaba. — Si me bañé. Pero quizá solo es notorio por el cabello húmedo, la ropa está sucia. — Kim frunce su ceño. —

— ¿Por qué no te la cambias, Jimin? — Consulta, como si aquello fuera más que obvio. El menor suelta una risita algo avergonzado. —

— Bueno... no tengo más ropa. — relame lentamente sus labios y Kim suelta una carcajada, viendo como el rostro de Jimin le miraba más que confundido y algo molesto porque se estuviera burlando de él. — ¿Qué es tan gracioso?

El corderito del lobo - VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora