Capítulo 8

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"PRINCIPE REY AUGUSTUS IV"

Claramente todo iba bien en mi día, incluso en mi reino. Podría decir como un cuento de hadas, los pajarillos cantando, el aire fresco, el sol iluminando el reino perfectamente bien. Era lo mejor, por fin estaba calmada y tranquila. Ya arreglé las paces con Mónica e incluso le pedí... mmm... es difícil decir que le pedí disculpas a Ashley, pero lo hice, aún tengo humanidad.

He visitado el jardín secreto y empieza a volver a dar su brillo, su propia vida, es como si mamá estuviera aquí, definitivamente no me equivoque a elegir a Ashley.

—Su majestad, ha venido una visita inesperada. — dijo un mayordomo, terminando con una reverencia.

—Diríjanlo al salón principal.

—Entendido.

Me dirigí a ese salón y no puede ser, de inmediato me empezó a hervir mi cabeza, se osa a venir a mi reino.

—Reina Romina.

—Príncipe Augustus.

—Creo que sabe que ya soy rey.

—Sigues siendo demasiado joven para ser rey.

—Bueno a ti te coronaron a los dieciocho años, a mí a los veinte, hay una mayor diferencia.

—Que te hace creer que eres bienvenido en mi reino y luego tener el valor de hablarme.

—Igual es lo mismo cuando tú decidiste atacar a mi reino.

—Era para el otro reino, literal tú y Elliot están muy cercas.

—Pensé que te disculparías.

—Después de que me querías contratacar, elimine esa opción. ¿A qué vienes?

—Tratado de paz, Romina.

—Ay, eres un cobarde.

—No, soy un buen rey en no meter a mi reino en una pelea que probablemente pierda.

—Metiste a tu reino después de atacar al mío y no aceptar mis disculpas.

—Por eso pido el tratado de paz.

—Entonces pídeselo al Rey Elliot.

—No recuerdas lo que hicimos.

—¿Por qué recurres al chantaje?

—Tú encima de mí, me gustaba que me dominaras.

—Eso fue cuando eras un príncipe.

—Y tú te acostabas con un menor de edad.

—No seas tonto, tener dieciocho no es ser menor de edad.

—No me esperaba que te acordarás, al parecer no es fácil chantajearte.

—Además era por diversión, por aburrimiento de los dos.

—Es cierto no me quejo de eso, pero no vengo por placeres ahora, vengo por tratado de paz.

—¿Te han dicho que con la barba te quita ese encanto?

—Lo compensa mis ojos azules. Necesito que firmes el tratado.

—Mi respuesta sigue siendo la misma, Augustus, si ya terminaste te puedes retirar y no volver a mi reino nunca más.

—No te arrepientas de tu decisión, porque te dolerá y no podrás pedir el tratado de paz.

—Hasta luego Rey Augustus.

—Hasta luego Reina Romina. 

La vida perfecta de RominaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora