Capítulo 37 Tratar de aclaras las cosas incómodas

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El sol se estaba quitando, ¿tanto tiempo me quede dormida?

Aún estaba Augustus conmigo, así que sigilosamente quité su pierna y me fui silenciosamente, cerrando la puerta cuidadosamente.

No me dirigí a mis aposentos, sino que a los de Ashley, planeo saludarla y charlar.

Toco su puerta y me abre.

—Romina, es un gusto.

—Lo mismo digo. — paso sin su permiso.

—¿Ocurre algo?

—No. Solo quiero verte, no nos hemos visto muy seguido.

—Casi no nos vemos seguido. ¿Cómo has estado?

—Muy bien, algo nerviosa por la boda.

—¿No era hoy?

—La cancelé, pero... — miré su aspecto, en los pasillos todos tenían trajes elegantes, pero ella no, solo un camisón. —¿Ibas ir a mi boda? — no dijo nada.

—Creo que sufriría, pensé en quedarme hasta que pasara lo religioso e iba estar en el festín. Al parecer, creo que cancelaste. — me señaló y traía mi camisón.

—No me sentía preparada. — había un silencio incomodó, pero muy incomodó. —Mmm..., Augustus mando a llamar a más damas de honor. — yo creo que eso le sorprendió. —Para no sentirnos incomodas, nosotras dos, pero tranquila, tú serás la primera.

—Está bien, creo que es bueno para nosotras.

—¿Cómo sigue el jardín?

—Perfecto, volvió a florecer, muchas gracias por darme esa tarea. A veces necesito pensar y la verdad es el único lugar en donde está tranquilo y puedo pensar con claridad.

—Eso es bueno, mi mamá hubiera querido que su jardín siguiera floreciendo.

—Sí.

—Bueno, entonces creo que debo irme, que descanses.

—Gracias, tú igual.

Salí y sentí como si alguien hubieran golpeando tantas veces mi estómago, quería llorar, pero mis lágrimas no salían, era cómo si no tuviera nada para soltar. Porque ya había soltado, entonces comprendía que ya no amaba a Ashley, que todo fue algo pasajero, que incluso, si hubiera existido algo más formal con ella, sería por un tiempo tan limitado. Entonces ¿la ame? O sólo amaba la atención que me daba, porque si me preguntarán por qué ame a Ashley, les diría porque estaba conmigo y porque me ponía atención, me daba atención, eso era.

Cerré mis ojos y no me dirigí a mis aposentos, sino que a los de Augustus.

—Romina, ¿por qué te fuiste? — se levantó, recargándose en el respaldo de su cama.

—Tenía cosas que pensar y aclarar.

—¿Fuiste con Ashley? — asentí. —¿Sola? — volví a asentir. —¡¿En camisón?!

—Sé que tal vez pienses que hice algo con ella, pero lo único que hice, fue hablar. Necesitaba aclarar algunas cosas o algo así, nada más y podría decirte que tal vez no la amaba, tal vez solo me gustaba que me diera atención. Y que tú, privilegiado, aún estás en mi corazón. — me acerque a él, me subí a su cama y camine con la posición de cuatro patas. —A ti te amo.

—Me vuelves loco. — me atrapo, cayendo encima de él. —Me gustas mucho. — me acomode en su pecho. Mientras que él acomodaba algunos mechones de mi cabello que estaban cubriendo mi cara. —Yo digo que hay que dormir.

—Me parece perfecto.

—Y mañana volvemos a la vida real. ¿Te parece?

—Me parece bien.

—Descansa.

—Igual tú. — y volví a cerrar mis ojos.

La vida perfecta de RominaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora