Lo pensé por un momento, por mi bien y por el bien de mi reino, hasta que tomé una decisión.
—La reina se negará en esto. — le di el pergamino y la pluma que ofreció.
—Lastima. — al final dio una sonrisa. —Tu reina no sabrá que perdió la batalla.
—Oh, claro que lo sabrá. — subí la celda de mi casco. —Elliot.
—Sabía que eras tú, fingías la voz de hombre terriblemente mal, era como si estuvieras enferma, pero ahora no imitarás ninguna voz, porque estarás muerta. — me posicione en guardia, sacando mi espada.
—Déjame por una vez.
—No puedo, tengo la avaricia y el narcisismo de tener tu reino.
—Habiendo más reinos.
—Gobernado por hombres.
—Claro, pues sabes que peleando con hombres pierdes, por eso prefieres pelear con mujeres. Que hombre.
Él hizo un movimiento para que sus soldados se movieran en contra de mí, así que hice lo mismo.
Sabía que iba a perder, pero no perdía la esperanza.
Mis soldados a darse cuenta que vine, que estoy en la guerra, me han protegido más de lo normal, pues no solo mi vida corre peligro, sino que también la vida de mi bebé.
Veía tanta sangre derramada en el piso, en el pasto. El bosque que es inmenso puede fácilmente atacarme por la espalda. A veces siento lástima por el bosque, pues las almas de las personas muertas quedan en los árboles.
Seguía peleando, seguía matando, seguían atacándome. Ahora no había nadie que estaba en mi alrededor, todos los soldados estaban ocupados en pelear y luchar por vivir. A mí me llegaban uno tras otro. Estaba cansada, estaba mareada, estaba acelerada.
Por favor hijo mío, resiste un poco más, dame fuerza un poco más.
Me empujaron por la espalda, casi me caía, pero me sostuve, me di la vuelta y era Elliot.
—Hoy no mataré a una reina, mataré a una reina y a su hijo. — atacó, rechinando sus dientes.
—Eres un cobarde. — ataque con mi espada, pero de inmediato se defendió.
Peleamos bruscamente, cada vez que me empujaba hacia atrás y que hacía que me arqueaba la espalda, me dolía el vientre y todo mi cuerpo.
Seguíamos peleando. Ahora no importa quien estaba alrededor mío, yo solo estaba concentrada en una sola persona, Elliot.
Luchamos sin cesar, hasta que su espada lanzó la mío, quedándome vulnerable.
—Hubieras firmado, Romina. — yo solo retrocedía. —No hubieras estado en está situación. — arrastraba su espada, dejando una línea en el pasto. Entonces vi toda mi vida pasar tan rápido. Al menos trate de ser una buena reina, me hubiera gustado ser una buena madre.
Ya estaba preparada para mi destino, no podía intervenir, no podía atacar, no podía hacer nada. Hoy mi reino iba a perder a su reina y al futuro príncipe.
Vi que alzó la espada y yo solo cerré los ojos, hasta que nunca llegó lo que temía que llegará, pues había un soldado enfrente mío reteniendo esa acción. Al parecer es un novato porque no sabe manejar muy bien esa espada.
Me uní con el soldado para atacar a Elliot, peleamos los tres, aunque el soldado novato no sabía muy bien lo que estaba haciendo. Ahora era él, el que retrocedía. Todo parecía ir perfectamente bien, hasta que Elliot tomo todas sus fuerzas y atacó al soldado novato, chocando con un tronco grueso de un árbol, el golpe fue tan brutal que rebotó el casco y pude ver que no era un novato, era Ashley, la miré. Aunque la armadura la protegió tenía algunos leves moretones en su cuerpo, sangraba por su nariz. No.
Aproveche que Elliot se distrajo y empecé a atacarlo como si no hubiera un mañana, pelee y pelee, hasta que vi que nunca se protegía en el antebrazo, así que, con la poca fuerza que tengo, lo ataque con la espada y de inmediato tiró la suya.
Al sacar mi espada de su antebrazo vi sangre, su sangre, por fin la pude ver. Lo ataque en el otro antebrazo y gritó de dolor.
Entonces me di cuenta que, lo hice, por fin pude matar al rey Elliot, gobernador de Stolma y que ahora Augustus tendrá en sus manos tres reinos. Yo ya no podía pensar en más, estaba realmente mareada, es como...
[...]
De inmediato corrí a la habitación de curación, había solo dos personas, tres contándome, pero había dos cuerpos.
Mónica me miró enfurecida y a zancadas corrió hacía a mí y me empezó a golpear el pecho.
—¡Todo es tu culpa! ¡Si tus soldados hubieran llegado, esto no hubiera pasado! — yo no podía decir nada, esta en shock, no lo podía creer. No podía creer que mi esposa estaba así. No interferí con que Mónica me golpeara, yo solo estaba pensando que, ¿realmente es mi culpa? Joder, claro que sí, fui muy lento, mi esposa me necesitaba y le fallé por primera vez y esa fue la última.
No podía decir nada, nada más arrastraba mis pies hacía donde estaba ella, mi vista se veía borrosa, sentía mi cuerpo pesado, mis labios resecos, mis respiraciones descontroladas.
Ahí estaba. Mi bello ángel. Romina, estaba acostada, aún tenía esa armadura, estaba pálida, sus labios estaban resecos, no pude más y caí encima del cuerpo de mi amada. Lloré mucho.
—Por favor despierta. — la vi y acomodaba desesperadamente su cabello. —Te necesito, por favor. Da señales de vida, por favor. — mis lágrimas caían encima de su cara. —No te vayas, no te vayas, no te vayas. No me dejes. No quiero que te vayas, no te puedes ir así, en serio, te lo imploró, por favor vive. Despierta. — quería un milagro, deseaba un milagro, si ahorita me dieran la oportunidad de darle mi vida, claro que lo haría.
Alguien me toco por mis espaldas, era Mónica.
—Romina, me dijo que te dijera que leyeras Ruth 1 del 16 al 17 y Romanos 8:18 — de inmediato corrí a nuestros aposentos y agarré la biblia. Ahora entiendo porque le dijo esos versículos. Oh, Romina, en serio no puedo vivir sin ti, por favor, despierta.
Regresé a la habitación en donde está ella y me di cuenta que su mano estaba agarrando la mano de Ashley. Comprendí que, a pesar de las adversidades, ellas dos iban estar allí, apoyándose una a la otra. Su amor es demasiado grande que incluso se seguirán amando después de la muerte. No podía interferir en eso, no creo poder hacer eso. El amor de Ashley hacía Romina es tan puro y noble. El amor de Romina hacía Ashley es tan seguro y cálido, que es complicado de entender, pero solo eso pasa cuando estás en... La Vida Perfecta de Romina.
FIN
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La vida perfecta de Romina
Teen FictionGobernadora de Filliph. Romina una reina joven con un gran poder y que de seguro quiere más. Romina solo le importa, la corona, el poder, y sus habitantes. ¿Qué tiene a alguien? Puff, por favor, ella y solo ella, y claro su mano derecha. Pero en el...