La noche estuvo de maravilla, convivía mucho y se reía. Bailaba con todas las personas, pero digamos que bailó más conmigo que con alguien más. Comió pasta y lo más esperado el pastel, al ver que eran de cinco pisos se emocionó bastante, era como si un niño festejara su cumpleaños solo que no había brincolines ni nada de eso.
Repartimos el pastel a cada invitado y podía ver que él le gustaba demasiado el pastel, lo disfrutaba tan bien y fue cuando me di cuenta que él si sería un buen padre consintiendo a sus hijos, darle amor que un hijo debe de tener, entonces me casé con la persona correcta.
Estaba a punto de ser otro día, fue ahí que todos los invitados empezaban a irse con un agradecimiento. Para al final quedarse lo sirvientes, mi esposo y yo.
—Debemos de regresar adentro. — estaba acostado en el pasto que ahora solo es de color blanco.
—Ven, acuéstate conmigo. — y lo hice, tomo mis dedos y me miro. —Gracias por este cumpleaños, no he tenido ningún cumpleaños así.
—¿Por qué?
—Por seguridad, sobreprotección por parte de mi madre.
—Si tuviéramos hijos, dejarías tener sus cumpleaños así o los protegerías tanto al tal punto de que no salgan del castillo.
—Les daría lo que yo no tuve.
—¿Y qué era eso?
—Libertad. Salir a explorar y no vivir con miedo hacia el mundo.
—Pero ahora tú sales a descubrir el mundo.
—Enfrente a mi mamá, no quería estar encerrado toda la vida e hice la decisión correcta, pues te conocí a ti. — le di una sonrisa. —Gracias por hacerme esto.
—Como tú lo dices: En el amor no se agradece. — me levanté y me sacudí. —Tengo un regalo para ti.
—¿Aún hay más?
—Si pudiera te daría otro país para que gobiernes. Ven. — me seguía por detrás hasta guiarlo a un aposento totalmente vacío.
—¿No quieres que duerma contigo? — su cara se veía triste, pero a la vez tierna. —¿Por qué? ¿Hice algo mal? Romina, por favor...
—Cálmate, entra. — entró y la vio por todos los lados. —¿Te gusta?
—Si quieres que me quede aquí, no, no me gusta.
—Es para alguien más que llegara en camino.
—Bueno, entonces sí, si me gusta, es muy espaciosa.
—Qué bueno. Ten tu regalo. — le di la biblia que me había regalado. —Salmo 94, párrafos diecisiete al diecinueve. Puedes leer en voz alta por favor.
—"Si tú no me hubieras ayudado, muy pronto habría perdido la vida; pero te llamé al sentir que me caía, y tú, con mucho amor, me sostuviste. En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría."
—Creo que si no hubiera aceptado aún sería una amargada y no sabría que es amar a alguien, no sabría que se siente preocuparse por alguien hasta que llegaste en mi vida. Augustus no quiero que te vayas, te quiero conmigo para siempre, te quiero para siempre en mi vida.
—Claro que me quedare contigo, hasta que mi corazón deje de latir y si ese momento llega lo último que pensare es en ti, Romina.
Cambie de tema. —Entonces, te gusta el aposento.
—Es muy espacioso me gusta, da la iluminación y está enfrente de tus aposentos es bueno para una buena vigilancia.
—Bien, porque este será el aposento de nuestro hijo o hija.
Se quedó callado por un momento, estaba sorprendido por las palabras que dije.
—¿Qué...? ¿Qué acabas de decir?
—Prácticamente te dije que tendremos un heredero o heredera, estoy embarazada, Augustus. — saltó de alegría y me abrazó, pero no tan fuerte para no lastimarme.
—¿Cómo te enteraste?
—No sangre la semana pasada, soy regular, así que... — volvió a saltar y besarme por toda mi cara yo me empecé a reír.
—Es... esto... guau... es increíble... seré padre... tendré una familia... tendremos una familia, Romina. Es lo más hermoso y maravilloso que me has dado, este es un mejor regalo. Entonces significa que..., me quedare a vivir aquí.
—¡¿Qué?! No lo hagas, no dejes tu reino.
—Eres mi mujer y estás embarazada quiero estar contigo los nueve meses aquí, contigo. Mi reino no es tan relevante como el bebé que viene en camino.
—Creo que debemos saber en dónde el bebé se quiere quedar.
—¿Qué? Pues me quedo aquí y ya. No veo el problema.
—El problema es de la reina madre, no creo que te deje solo aquí, al menos va a querer acompañarte.
—De hecho, dicen que los bebés o bueno la reina embarazada se debe quedar en el lugar en donde están los reyes del pasado. ¿Quieres ir a Sloeness?
—No. No le caigo bien a tu madre, prefiero estar en paz en mi embarazo.
—Bien, yo me quedo aquí. ¿Está bien?
—Sí. — me abrazó y nos quedamos así por un largo tiempo.
—Este fue el mejor regalo, Romina.
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La vida perfecta de Romina
Teen FictionGobernadora de Filliph. Romina una reina joven con un gran poder y que de seguro quiere más. Romina solo le importa, la corona, el poder, y sus habitantes. ¿Qué tiene a alguien? Puff, por favor, ella y solo ella, y claro su mano derecha. Pero en el...