A la mañana siguiente, Sury me preguntó qué había pasado con Andrew, así que solo me limité a decir que ya se había terminado la disputa entre ambos, no quise dar detalles pero por su expresión deduje que sabía que algo más había sucedido, pero por suerte no hizo preguntas. Durante toda la mañana me la pasé de mal humor, no quise salir con las chicas y Daemon a la piscina del red porque sabía que me encontraría con Andrew y lo último que quiero ahora es verle la cara de imbécil. Tampoco quise llamar a ninguno de mis hermanos, ni siquiera a Emily, desde que me desperté estoy irritada, nada me gusta, todo me molesta y lo único que me haría cambiar de humor sería asesinar a Andrew, pero además de que es ilegal, sé que solo estaría dándole más importancia de la que merece.
Cuando la tarde llegó, me di una ducha larga, y me encerré en mi habitación para poder cambiarme. Debo ser la misma que de siempre, la misma que en Illinois a excepción que ahora si tengo amigas. Después de escuchar música un rato, y hundirme en mi soledad, me obligué a salir de la cama y pararme frente a mi closet. Tomé un pantalón de mezclilla roto de las rodillas tipo Mom jean y con un accesorio de dos cadenas en el lado izquierdo, me puse una playera un poco holgada en color negro con el logo de Nirvana, mis botines negros y me solté el cabello. Me puse un poco de maquillaje, tome mis llaves mi teléfono y cuando verifique que ya eran las siete, bajé del edificio.
Justo al salir me encontré con Mason junto a su motocicleta, lleva pantalón de mezclilla en color negro, botas de cordón, playera blanca y la misma chaqueta negra que llevaba puesta cuando lo conocí en el estacionamiento del Royal. En cuanto me ve salir esboza una sonrisa y me analiza de pies a cabeza.— Creo que acerté con mi ropa — digo en broma — no tenía idea de a donde iríamos, así que solo tomé lo primero que vi en mi closet. — agrego mientras avanzo hacia él
— Descuida — se ríe — lo sencillo es mejor. — asegura sin borrar la sonrisa. — toma — me da un casco gris mientras que él toma el negro que estaba sobre el asiento de la Harley.
— ¿Y a dónde iremos? — pregunto con curiosidad cuando lo veo subir a su motocicleta.
— Es una sorpresa — dice con diversión — Sube — pide y le hago caso subiendo tras de él y rodeo su cintura con mis brazos.
— No me gustan mucho las sorpresas — le soy sincera y voltea a verme por sobre su hombro — Nunca sabes que esperar. — agrego y se echa a reír.
— Ese es el punto de las sorpresas — dice entre risas.
— Y exactamente esa es la razón por la que no me gustan — remarco. — vámonos antes de que me arrepienta. — me impaciento logrando que encienda la Harley y nos lleve lejos de la maldita universidad que de vez en cuando siento que me asfixia.
Tomamos la carretera rumbo a la ciudad, y pego mi cabeza a su espalda musculosa con la mirada hacia un lado para poder ver todo pasar, las luces y la gente en Londres pasan como estrellas fugaces ante mis ojos y dejo que la sensación de viajar en motocicleta me reconforte y por un momento recuerdo a mi hermano Kyle y las incontables veces en que viajamos en su Harley. Después de un largo rato de viajar a espaldas de Mason, la motocicleta se detiene frente a un pequeño restaurante con ventanas de despejadas que permiten ver hacia el interior, y más que un restaurante, en realidad parece algún tipo de cafetería de esas que te encuentras a la orilla de la carretera en Texas... aunque a decir verdad me recuerda a la que está frente al negocio de tatuajes de Kol, en la misma en que trabaja la chica que le gusta. Me bajo de la Harley y me pongo las manos en la cintura para analizar el lugar y el letrero encima que dice "Saturn" con luces azul neón.
— Dime que sirven malteadas de chocolate con crema batida — suplico en voz alta y lo escucho reír.— Las mejores de Londres — asegura y camina hacia la puerta para abrirla para mí. Lo miro extrañada porque nadie había hecho eso por mi antes, así que solo sonrío y entro al interior del lugar que parece haber salido de Riverdale, las mesas y sillas son muy similares al Pop ́s, e incluso tiene el aire sesentero, pisos de cuadros blanco y negro, rocola de música por un centavo, barra con mármol negro y bancos altos alrededor. Hay unas cuantas personas dentro y dos camareras con mandiles color menta atendiendo y llevando comida. Respiro profundo y dejo que el olor a hamburguesas, panqueques y café inunde mis pulmones y despierte mi apetito.
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Cariño, esto es guerra
Romantik¿Qué pasaría si juntas a dos personas expertas en póker en una sola mesa? ¿Qué pasaría si dos personas con temperamento de los mil demonios se cruzan? Bueno... lo sabrás a continuación porque esta es la historia de una chica de Illinois, chicago, qu...