Capitulo 23 Dos corazones de pierda

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En el piso de Andrew no hay señal de él, pero por suerte si de Aaron, quien me dejó entrar para esperarlo. Espero que no demore demasiado porque de esa forma solo seguiré pensando y pensando hasta que al final opte por regresar a mi departamento sin verlo y sin aclarar lo que hay entre "nosotros".  Tomo asiento en el sillón de la sala de los chicos, mientras que Aaron se sienta junto a mí, serio y con la mirada clavada en sus manos. Sé que quiere decir algo,  pero se mantiene callado.

—  Habla — digo de repente obligándolo a mirarme.

—  ¿Sabes que el rumor de que besaste a Andrew y que Mason los vio ya se esparció por todo Royal Elite? — pregunta y suelto un suspiro profundo. <<Por supuesto que ya lo sabe todo el mundo>>

—  Me sorprendería más, si nadie hablara de ello — digo sin emoción alguna.

—  Tienes razón — dice con una risa amarga — También dicen que te vieron intentar correr hacia él segundos antes de que el auto explotara — agrega

—  ¿Creen que soy estúpida o una heroína? —  resoplo

—  Creen que estas enamorada — confiesa provocando que eso que a veces siento en el estómago se me remueva, pero no digo nada, solo desvío la mirada hacia la mesa de centro en la que hay varios libros acomodados — ¿Así que es verdad? — pregunta

—  No lo sé — le soy sincera — Pero está claro que siento por Andrew algo más que solo desprecio.  — digo y se ríe.

—  En el fondo sabía que algo más iba a suceder entre ustedes dos — asegura — pero no creí que ambos llegarían a darse cuenta de ello, o incluso a admitirlo en voz alta — se burla haciéndome reír <<Pues no se equivoca>> — Los dos son tan orgullosos y testarudos que Alexander y yo pensamos que jamás formalizarían nada por culpa de sus personalidades similares. — alzo una ceja

—  ¿Alexander también sabía? — pregunto y asiente

—  Fue el primero en sospechar — afirma y realmente le creo, Alexander no es de los que se involucran  tanto, él solo se mantiene de lejos, callando, escuchando y observando todo lo que sucede a su alrededor.

El sonido de la puerta abrirse nos hace girar la vista para ver a Andrew entrar con mala cara, pero al instante en que me ve cambia su semblante por completo. Desvía la mirada hacia su hermano provocando que se levante del sillón y camine hacia él para salir del piso y dejarnos solos.

Ninguno de los dos se mueve, ni dice nada... solo nos mantenemos quietos mirándonos uno al otro como si no creyéramos que somos reales. Me pongo de pie y me aclaro la garganta.

—  ¿Mason te rechazó? — pregunta primero

—  En realidad hicimos las paces — confieso provocando que su cuerpo se tense. — te dije que lo quería y es verdad — le recuerdo

—  Si viniste para restregarme en la cara que... — espeta  intentando irse hacia su habitación hecho una furia, pero me apresuro para llegar hasta él y detenerlo.

—  Lo quiero, pero no de la misma manera en la que te quiero a ti — admito tomándolo por sorpresa —  hice las paces con él, porque no podría vivir tranquila sabiendo que me odia... — le digo — y porque necesitaba mirarlo de frente para confirmar que los sentimientos que tengo hacia ambos son diferentes y si lo son, pero... — suspiro — pero ahora necesito que tú lo digas — lo miro a los ojos —  Estoy arriesgando todo viniendo aquí y... — mi explicación se va a la mierda cuando los labios de Andrew se pegan a los míos en un beso ansioso, pero no como los de antes; esta vez no hay rabia, ni tensión, solo es ansia y desespero por volver a probar mi boca. Andrew se aparta unos centímetros y por primera vez me sujeta de la mejilla con suavidad, pegando su frente a la mía.

Cariño, esto es guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora