Capitulo 25 Cartas de póker

2.9K 186 38
                                    

Los ojos intensos y dominantes de Andrew me miran fijamente desde el otro extremo de la mesita de la sala de estar. Aaron se ha ido desde hace unos minutos, dejándonos completamente solos para resolver todo. Barajeo las cartas de póker que traje sin apartarle la mirada de encima, le paso sus cartas y dejo las mías. Va a ser un mano a mano, esta vez, Andrew es bueno y si bajo la guardia podrá vencerme en más de una ocasión, y justo de esto se trata, ganar y ganas para poder hablar.

— Explica las reglas — dice, adoptando su cara de póker después de levantar sus cartas para analizarlas.

— Si tú me ganas, podrás preguntar sobre mi vida, o cualquier duda que tengas sobre mí — respondo — y si yo gano será exactamente lo mismo. — me encojo de hombros — al final de la noche, ya que sepamos todo el uno del otro, decidiremos si continuar con esto.

— ¿A qué te refieres con esto? — pregunta con una sonrisa de medio lado.

— La relación — resoplo y ruedo los ojos.

— Vale — se ríe — pero, ¿no era más fácil preguntar y ya? — lo reprendo con la mirada. Lo dice solo para molestar, porque sabe tan perfectamente como yo que si no hay algo de interés de por medio, nos daría igual todo y posiblemente ni siquiera terminaríamos de hablar nada porque nos aburriríamos o terminaríamos por desnudarnos y follar. La tensión sexual es muy evidente.

Comenzamos la primera partida y al cabo de unos minutos, yo soy la primera en vencerlo.

— ¿Estas enfadado? — le pregunto y hunde el ceño sin quitar la cara de póker mientras barajea él las cartas.

— ¿Por qué volviste a elegir a Mason? — pregunta con amargura— ¿prefieres que sonría como estúpido y les prepare un pastel? — espeta, haciéndome rodar los ojos. <<eso es un si rotundo>>

— ¿Eso es un sí o un no? — insisto

— Si, Katherine — responde de mala gana — tuve que contener mis ganas de partirle la cara. — suspiro y Andrew da las cartas. Las alzo y me doy cuenta de que tengo buenas, pero quiero que sea equitativo, así que hago uso de algunos trucos que Emily me enseñó y al cabo de unos minutos Andrew me vence.

— Pregunta — le digo cuando lo noto observarme con incredulidad

— ¿Me dejaste ganarte? — pregunta con el ceño fruncido

— ¿Esa es tu pregunta? — arqueo una ceja, pero sacude la cabeza.

— ¿Me quieres? — pregunta sin ningún tipo de emoción en su rostro. Entrecierro los ojos y lo analizo bien, sus facciones me dicen que no le importa mi respuesta, pero su lenguaje corporal me dice otra cosa muy distinta. ¿Por qué Andrew se empeña en escucharme decir que lo quiero?

— Si — respondo con honestidad

— ¿Más que a Mason? — pregunta

— Si — respondo, ignorando el hecho de que hizo dos preguntas. — mi cariño por Mason es distinto al que siento por ti... a él lo quiero de la misma manera en que quiero a mis hermanos o los chicos, y realmente quería convencerme de que el cariño era más de amor que de amistad, pero... no es así — explico. Ambos merecemos esta explicación que está saliendo de mí, pero creo que más él que yo. — lo que siento por ti es intenso, abrumador, asfixiante y me hace sentir exactamente lo mismo que dijo Emily que sentiría por alguien a quien quisiera de verdad... — no dice nada. Barajeo las cartas y le doy las suyas. Esta vez las cartas vuelven estar a favor de Andrew, sin necesidad de tener que meter truco, minutos después; Andrew gana.

— ¿Por qué si me quieres más, fuiste tras él? — pregunta y suspiro.

— Porque a diferencia de la Katie que llego a Royal elite y a la que no le importaba una mierda lo que los demás creyeran de ella.... Esta Katie sí que le importa lo que sus amigos piensen de ella — admito — No podría estar en paz conmigo misma sabiendo que hice algo que lo hirió y que me odia por eso — explico — porque Abby tiene razón, y mis amigos me han hecho bajar la guardia y han hecho que mi corazón de hielo comenzara a descongelarse y a descubrir que realmente me pueden llegar a importar las demás personas fuera de mi familia. — y te guste o no, hubo algo entre los dos y el hecho no se va a borrar de la noche a la mañana solo porque así lo dispongas, pero tienes que entender también que te quiero... y que entre los dos te elegí a ti — termino de explicar, sintiendo como cada vez más mi corazón se va deshaciendo de otra capa de hielo de que lo cubre.

Cariño, esto es guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora