Por la mañana del sábado me desperté con Aaron tocando a mi puerta sosteniendo unas bolsas en ambas manos, al parecer en un hora teníamos que estar listos para ir a desayunar al aire libre en la cubierta del crucero por esa razón tuvo que despertar mucho antes para ir a las tiendas del barco y comprarme algo de ropa. Después de agradecerle por las comparas, me fui directamente al baño para darme una ducha rápida, me puse un vestido floreado en colores azules que Aaron me trajo de tirantes ajustado de la parte del busto, pero que a partir de la cintura es circular. Me dejo el cabello suelto y me pongo unas sandalias blancas que venían en la misma bolsa del vestido. Tomo mi teléfono y la llave de acceso para guardarlas en mi bolsa y salgo de la habitación cuando estoy lista, por suerte aún no se han ido y los encuentro saliendo de sus habitaciones, todos excepto Andrew quien parece tener un don para hacer enojar a su madre por llegar tarde.
— Buenos días — les digo y recibo sonrisas de tres de ellos.
— Buenos días, Katie — me dice el señor Morgan con amabilidad — ¿Qué tal dormiste? Espero que el barco sea de tu agrado...
— Es grandioso — le aseguro
— Addison ya nos tiene al tanto de lo bien que se la pasó con ustedes después de que nos fuimos — dice y su rostro se ilumina — Nos alegra que hayas decidido venir.
— Igual a mí — le digo mientras avanzamos hacia el elevador para subir todos, la señora Morgan presiona el botón para que las puertas se cierren pero justo antes de que suceda; Andrew se atraviesa y se abre paso hasta quedar a mi lado, me rodea la cintura con su brazo provocando que mi cuerpo se tense y me besa en la mejilla dejándome aún más confundida.
Lo miro con el ceño fruncido sin comprender porque hizo lo que hizo y parece entender mi expresión porque se inclina hacia mí para susurrarme al oído. — Aun eres mi novia aquí, ¿recuerdas? — dice e intento apartarme pero su agarre en mi cintura se intensifica obligándome a quedarme a su lado.
— Deberías ser más puntual. — lo reprende su madre
— Debería ser muchas cosas, madre — resopla sin darle importancia.
— ¿Qué pretendes? — espeto entre dientes lo más bajo que puedo para que nadie nos escuche.
— ¿Yo? — pregunta ofendido — ¿Por qué siempre tengo que pretender algo? — ruedo los ojos.
— Porque eres Andrew Morgan — le recuerdo — el especialista en hacer cosas con doble intención que lo beneficien solo a él.
— Buen punto — chasquea la lengua y lo veo meterse la mano al bolsillo del pantalón — Por cierto, cariño... — habla en voz alta mientras saca una pequeña caja en color negro de terciopelo — encontré tu anillo... — suelta dejándome como piedra. Volteo a mirar a Aaron quien me observa perplejo y con los ojos bien abiertos, mientras que Alexander se mantiene con una sonrisa burlona de "te lo dije" en el rostro. Como no me muevo un centímetro Andrew debe de tomar mi mano para ponerme un anillo dorado con una piedra azul brillante en el centro. Lo observo perpleja brillando en mi dedo <<¿Realmente acaba de hacer esto?>> subo la mirada hacia el engendro que me observa con una sonrisa maliciosa de medio lado. Abro la boca para decir algo pero las puertas del elevador se abren y Andrew me saca antes de que pueda protestar por la tremenda estupidez que ha hecho.
Dejo que me lleve lejos de su familia hasta que logro sentir el calor del sol en mi piel, justo en ese momento caigo en cuenta de lo que hizo provocando que la rabia me recorra por las venas como lava hirviendo.
— ¡¿Estás loco?! — espeto entre dientes cargada de ira. No me cabe en la cabeza que esto realmente haya sucedido. ¡dios! — ¡Dijiste que la guerra se había terminado! — le recuerdo — que me mantuviera alejada, y eso he tratado de hacer, ¿pero ahora haces esto? — le muestro mi mano con el anillo.
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Cariño, esto es guerra
Romance¿Qué pasaría si juntas a dos personas expertas en póker en una sola mesa? ¿Qué pasaría si dos personas con temperamento de los mil demonios se cruzan? Bueno... lo sabrás a continuación porque esta es la historia de una chica de Illinois, chicago, qu...