Extra de cuando se conocieron Andrew y Katie; la chica de ojos azules

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Andrew.
Pasar tiempo en familia es perder tiempo que puedo usar para hacer cualquier otra cosa que no sea tener que soportar los sermones de mi madre. Ser el primogénito de Martha Harrington conlleva tener que sacrificar muchas cosas que no estoy dispuesto a perder solo para complacerla. Por esa razón fundé el club en la universidad: el único lugar en el que soy yo mismo sin ninguna preocupación, aquí todos callan y bajan la cabeza cuando me ven pasar y eso me gusta. Me gusta tener poder sobre otros y me gusta saber que me temen... saber qué temen lo que pueda hacerles si me molestan.

— Este año el aniversario de Royal debe ser mejor que cualquier otro año — sentencia mi madre con la misma expresión estirada de siempre. — debes encargarte de que todo salga perfecto — me advierte — no confío en tus hermanos para que el evento salga bien.

— Descuida madre — digo sin mirarla — me encargaré de que el aniversario sea Perfecto. — lo único que he hecho desde hace años es decirle lo que quiere oír para poder quitármela de encima lo más rápido que pueda. Su personalidad y la mía no siempre se llevan bien, por eso me he encargado de decirle lo que quiere para no comenzar ninguna discusión que en definitiva terminará mal para mí, ya que a mi madre nadie le gana. Ni siquiera yo.

— No olvides que muy pronto será el evento en casa — me recuerda en cuanto la limusina se detiene frente a nuestra mansión. — debes llevar a alguien a tu altura. Las cámaras estarán sobre ti todo el tiempo, así que debes de estar acompañado de alguien que te haga lucir bien.

— Me ocuparé de eso. — le aseguro. Por suerte aún faltan varias semanas para ese evento y encontrar pareja para algo así es tarea fácil para mi. Sin esperar nada más, salgo de la limusina y me apresuro hacia mi auto estacionado y guardado en el garage junto al de Alexander y Aaron, quienes bajan de la limusina después de mí.

— ¿Club? — pregunta Alexander antes de lanzarme las llaves de mi auto en el aire.

— Avísale a todos que estamos de regreso. — le digo con un asentimiento de cabeza antes de subir a mi auto y salir lo más lejos que pueda de casa. Estar aquí me asfixia... mi madre me asfixia.
Las vacaciones lejos de Londres fueron una tortura. Lejos de ser vacaciones, fue más bien como ir a un campamento en el que mi madre fue mi maldito maestro. Entiendo que como el mayor quieran dejarme a cargo algún día del negocio familiar y no es algo que me moleste, ya que es más poder para mí, pero tener a mi madre hostigándome a cada momento sobre lo que tengo que hacer y lo que no para mantener una reputación impecable me vuelve loco. <<a veces incluso me pregunto como es que mi padre la ha soportado tantos años>>

Reproduzco mi playlist mientras conduzco hacia las instalaciones del Royal Elite; la universidad más prestigiosa de Londres y de la que mis hermanos y yo somos los reyes. No ha llegado la persona que pueda con alguno de nosotros y jamás llegará, ya que nadie es mejor que un Morgan.
Cuando el grande portón de Royal aparece frente a mí, bajo un poco la velocidad y dejo que el espíritu universitario me invada nuevamente. Este es mi sitio. Aquí mando yo.

Al llegar a mi edificio, estaciono el Audi en el mismo lugar de siempre. Mi humor mejora muchísimo más cuando no encuentro rastro de nadie que pueda molestarme. Bajo y me apresuro para subir a mi piso y así poder darme una ducha antes de ir al Club que seguramente estará lleno en cuestión de minutos, porque cuando un Morgan hace llamado, todos vienen.

Media hora más tarde estoy listo y salgo de mi habitación encontrándome con Jace y Bratt entrando al piso con sus maletas. — No podía soportar un día más con mis hermanas — resopla Jace dejando caer su mochila al suelo. — ¿tu qué tal? — me pregunta

— Unas vacaciones con Martha son como ir a un internado — digo sin ninguna emoción. — ¿vendrán al club?

— ¿Bromeas? — resopla Bratt

Cariño, esto es guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora