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Siempre habrá una salvación

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Siempre habrá una salvación.

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Mis rodillas estaban inclinadas ante aquellas tumbas, la brisa movía mi cabello mientras recordaba el día en que se fueron. Tenía conciencia de que los años habían pasado, algunos en vanos, pero ningún otro como el que vivimos cuando peleamos por nuestra libertad. Imaginaba cómo hubiese sido la vida con ellos. De seguro Glenn estaría disfrutando la mejor etapa que pudo haber vivido, lo más posible Abraham también, pero se habrían ido sin regresar y podía afirmar que aún se sentía su ausencia. Esta comunidad seguía igual. No había cambiado nada en lo absoluto, ni siquiera los residentes tan genuinos que habían residido aquí por años. Estuve fuera seis años y me confortaba el hecho de que al menos algunas cosas no hayan cambiado, porque se sentía como si el tiempo se hubiera detenido a mi favor, solo para unas cosas. Una sombra cubrió la tumba por completo, me giré para ver de reojo cómo Maggie estaba ahí, con una expresión serena. Me levante, estrujando la tierra de mis manos para respirar el aire fresco.

—Lo están atendiendo. Aliana está con él.—anunció, por lo cual asentí.—Es un milagro.—afirmó en medio de un suspiro, todos habíamos estado sentidos y asustados, pero no había nadie más aliviado que yo en este momento.

—Es más que eso.—musité, mirándola.—Es una salvación. Siempre habrá una.—añadí, mirando las tumbas que Maggie miraba.

—Supongo que todos la encontramos de manera diferente.—respondió ella.—Eres algo más alto que la última vez que te vi.—expresó riendo.

—También te eche de menos.—expresé, abrazándola de lado para verla inclinarse frente a la tumba de aquel quien amo.

—Le falle a tu padre.—musitó cabizbaja y apenada.—Cuando creímos haberte perdido lo único que nos quedaba de ti eran esos niños. Le fallé a Rick cuando decidí coger al mío e irme lejos, sin mirar atrás. Estaba resentida y dolida, no solo por su muerte, me sentía culpable, porque ese día no me importaba Rick o lo que sintiera respecto al nuevo mundo que quería traer para su hijo, solo quería destruir a Negan.—indicó, narrando una historia a la cual estaba ajeno.—Así que cuando lo vi morir en ese puente frente a mi, sabía que no podía enmendar lo que hice y por eso me fui.—añadió, girando su cabeza para verme con unos ojos humedecidos.

—Lo has hecho bien Maggie. Y estoy seguro que incluso al final, mi padre seguía confiando en ti.—indique, acercándome a ella para acariciar su espalda.—Igual que yo. Confío y confiaré siempre en ti, desde ese día.—musité sin ella saber qué día, pero yo lo recuerdo, recuerdo ese día donde mi madre me abrazó por última vez y ahí estaba Maggie sosteniendo a Judith mientras me guiaba a la luz.

—No has cambiado nada, todo lo que creí haber olvidado realmente sigue ahí.—indicó al levantarse del suelo, impulsándose a caminar conmigo.—Ese Carl Grimes que llegó a la granja donde crecí aún sigue ahí.—volvió a recitar para apuntar mi corazón, haciéndome sonreír.

𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬── 𝐀𝐥𝐢𝐚𝐧𝐚 𝐆𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora