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El nuevo integrante

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El nuevo integrante.

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Me removía incómoda de la cama. Pase toda la noche intentando de conciliar el sueño, pero no encontraba una posición en la que pudiera quedar estable. Levantándome de la cama, note mis hinchados pues y como mi cabello se alargó. Habían síntomas del embarazo que no entendía, pero que sin duda no quería volver a pasar y a eso, me refería a estar arrodillada frente al baño donde vomitaba de manera constante sin poder soportar los olores que habían a mi alrededor. Me aseé, para así ponerme una ropa cálida, aunque nada me servía, habían logrado encontrarme ropa para estos meses donde mi barriga se ha abultado. No era tan grande, pero ya se notaba a los ojos de los demás, incluso a los míos. Deje mi cabello suelto para así colocarme un gorro grisáceo, como el abrigo que me cubría del frío que traía el medio día. Me dirigí hacia la primera planta, donde visualicé a Ethan decaído en el sofá. Su arma yacía aún lado, de seguro no había pasado mucho de que haya llegado del turno nocturno donde vigilaba. En su chaqueta se veía rastros de nieve, así que me asome por la ventana para ver todo el patio cubierto de nieve. No era tanta como la del año pasado, pero allí estaba.

—Ethan.—lo removí de manera delicada, notando como abría sus ojos lentamente.—¿Por qué no fuiste a la cama?—le pregunté viendo cómo Ethan soñoliento se sentaba.

—Aliana.—me llamo con una voz gruesa y exhausta, podía notar las ojeras en sus ojos.

—No tienes que dormir aquí.—avise, llevando mi mano hasta su brazo, el cual acaricie suavemente.

—Te movías demasiado, no quería quitarte espacio.—cuestionó, por lo cual sonreí.

—Es porque tu hija se mete en mis costillas y no me deja respirar.—justifique cuando él llevo su mano hasta mi barriga, acariciándola.

—¿Los niños siguen durmiendo?—me preguntó.

—Si. Anoche se quedaron hasta tarde con Judith y RJ, están todos durmiendo juntos. Hicieron su propia pijamada de niños grandes.—detalle melancólica, viendo a Ethan.—Así que, antes de que despierten, deberías ir arriba y dormir un poco más, no querrás estar aquí cuando destrocen la cocina hambrientos.—expresé.

—Tienes razón.—afirmó poniéndose de pie.—¿Tú a donde irás? Hace frió, deberías abrigarte mejor.—me preguntó, preocupado.

—Michonne quería mostrarme algo. Iré a ver qué es.—respondí, dirigiéndome a la puerta.

—Come algo antes de salir, y ten cuidado.—me pidió él, dirigiéndose por las escaleras.—Hablo en serio, come algo.—volvió a pedir, mientras sonreí viéndolo; Ethan me cuidaba demasiado.

𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬── 𝐀𝐥𝐢𝐚𝐧𝐚 𝐆𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora