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Voy a necesitar a Carl Grimes.

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Ahí estaba. Mirando fijamente a través de la ventana como en la torre de vigilancia rotaban de turno. Podía verlo desde aquí, podía ver a Ethan obtener aquellas armas para hacer el turno. Estire la cortina, cerrándola para abotonar mis pantalones y amarrar los cordales de mis zapatos. Mirándome en el tocador de mi baño, amarre mi cabello fuertemente en una alta coleta, poniendo encima de mis hombros aquella chaqueta que le pertenecía a Ethan Martínez. El olor varonil que se plasmaba ahí, se trascendía hasta mi piel, haciéndome sentir que me abrazaba. Suspire, visualizando como en la cama, Alanna y Caleb dormían plácidamente. Los miré fijamente. Mis hijos estaban creciendo y la única manera de protegerlos, era limpiar el camino para ellos. Y si me quedaba aquí, escondida, no haría nada. Me acerqué a la mesa de noche, recogiendo mi arma, esperando que estuviese cargada para así, dirigirme al margen de la puerta que cerraría a mis espaldas con sutilidad. Un gran silencio se alargó por los pasillos, haciéndome bajar las escaleras para mirar en la primera planta, como en la sala de estar, Michael estaba dormido, envuelto en almohadas y sábanas. Mirándolo, note lo mismo que con mis hijos hace unos leves minutos, él también estaba creciendo.

Salí de la casa, con la misma sutilidad que cerré la puerta, camine en medio de la noche que pronto destellaría un gran amanecer. Las calles estaban vacías, pero eso no me impidió mirar la casa cercana a la mía. Aquel porche estaba vacío. Sin duda, la ausencia de mi hermana continuaba abrumando mi corazón, con una gran pesadez que me impedía poder ver a sus hijos sin sentir dolor. Pasando, pude ver como aquel perro elevó su rostro, notando mi presencia. Daryl estaba ahí, estaba en casa con sus hijos, siendo el padre que nadie creyó que sería y se que él, como nadie más entendería mis próximos movimientos. Sigilosamente camine a la armería, donde ya de seguro no habría nadie, pues Ethan estaba en la torre de vigilancia, esperando el amanecer del día, como también, protegernos de cualquier bruma malévola que no pudiéramos ver. Recogí aquel bolso pequeño, colocando los suministros necesarios para una caminata alrededor de la comunidad. Me detuve en seco, mirando aquella arma. Baje la cabeza, amargamente trague saliva, porque estas eran una de las armas que Jayden solía usar cuando salíamos. Apreté mis nudillos con fuerza, recordando su tenso rostro cuando fue a caer por el acantilado, aquel día.

—¿A donde vas?—me sobresalte, girándome de manera brusca mientras sostuve el arma con fuerza, viendo de manera atónica y sorprendida la presencia de Carl frente a mi, a temprana hora.

—¿Qué haces aquí?—le pregunté desconcertada, viendo como su cabello que llegaba hasta sus hombros nuevamente estaba humedecido, aplastado por ese peculiar sombrero de alguacil que me hizo estremecer por completo.—¿Nuevo look?—le pregunté con sarcasmo.

—Nada que no hayas visto antes.—respondió, con su ronca voz, denotando que aún parecía soñoliento.—Te hice una pregunta.—recalcó.

—Saldré.—respondí, llevando la mochila a mi espalda, para ver cómo Carl me bloqueaba el camino.

—Tengo entendido que no puedes salir, Aliana.—comentó, cruzándose de brazos, para mirarme.

—No creas que porque hayas vuelto, tienes algún tipo de poder aquí.—interferí, fríamente.—No mandas. No aquí.—expresé, con arrogancia para ver cómo Carl se rio de lado, causándome un escalofrío por su manera tan cínica de mirarme.

—No me importa tener poder, pero si quiero, lo puedo tener. Siempre he sido un líder, y lo sabes.—indicó, recostándose del margen de la puerta.—¿Donde están los niños?—se preguntó, curioso.

—Están en la casa, dormidos. Michael está con ellos.—respondí, notando como pareció calmado.—Es por eso que debo salir. Allá afuera, los enemigos siguen y esto, no volverá a ser un campo de guerra. Quiero buscar a mi padre, necesito acabar lo que inicie.—le decía, intentando pasar por su lado, pero Carl apretó fuertemente mi brazo, dejándome sin aliento.

𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬── 𝐀𝐥𝐢𝐚𝐧𝐚 𝐆𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora