Capítulo 8

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Las jornadas laborales nunca habían sido tan largas para mí, solo era una hora ya que la otra la usaría para ir a casa y prepararme para la cita, tenía de sobra, aún así esa hora fue eterna, parecía que el reloj pasaba muy lento y no sabía si esa era la realidad o era mi nerviosismo el que me hacía sentir así.

Salí de servicio y me monté en el coche casi sin despedirme de nadie, era algo que solía hacer así que no se sorprendió demasiado la gente que seguía de servicio. Conduje hasta la casa pensando en que debería vestir, aún ni siquiera había decidido a donde iba a llevar a Horacio, todo había sido demasiado precipitado.

Llegué al edificio y subí los escalones de tres en tres, nada más entrar me dirigí al cuarto, abrí el armario y comencé a buscar ropa, no me podía creer que realmente no tuviera nada demasiado colorido, lo más era una camisa en color vino que usaba para ir a comisaría muy de vez en cuando, supuse que me servía.

Me di una ducha rápida y me vestí, bajé fijándome en que era justo la hora en la que había quedado con Horacio así que me quedé en la puerta apoyado en el coche sabiendo que seguramente llegaría tarde, a fin de cuentas era Horacio, un Horacio nervioso, seguramente llegaría unos 10 min tarde a pesar de vivir en el sitio donde había acordado verlo.

Tal y como imaginé 8 minutos de reloj después Horacio apareció, vestía unos jeans ajustados y una camiseta de tirantes de diferentes colores, además su cresta estaba perfectamente peinada y se podía percibir el maquillaje en su rostro.

—Siento llegar tarde —susurró mirando al suelo y sonreí.

—Está bien, sabía que vendrías más tarde de lo que te dije, te conozco lo suficiente —dije en tono divertido.

Me hice a un lado y abrí la puerta del copiloto, noté como sus mejillas se sonrojaban y entró un poco tímido al coche, cerré la puerta y me pasé la mano por el cabello intentando calmarme, era demasiado tierno que actuara así teniendo en cuenta lo directo que solía ser.

Me monté en la parte del conductor y arranqué poniendo la radio para poder escuchar algo en el camino y a sabiendas de que ayudaría a que Horacio se calmara un poco, su pierna no dejaba de moverse y ni siquiera sabía hacía donde mirar.

—¿A dónde vamos a ir? —preguntó cuando paré en un semáforo y lo miré con una sonrisa.

—Al muelle, cenamos algo allí y hablamos con tranquilidad, luego vamos a bailar si quieres. —Pude ver como su mirada bicolor se iluminaba por completo tras proponer lo que había pensado, asintió repetidas veces—. Estás muy guapo hoy —dije de forma rápida poniendo el coche en marcha cuando la luz se puso verde.

De reojo pude notar que desviaba la mirada y eso me hizo sonreír de nuevo, no contestó pero sabía que era porque tampoco estaba muy seguro de que decir, ahora mismo era una bola de nervios y felicidad y eso me ponía feliz a mí también.

Llegamos al muelle y aparqué, había algunos coches ya que la noche era bastante buena, seguramente hubiera gente paseando y como nosotros pasando el rato. Cenamos tranquilamente mientras hablábamos de todo un poco, Horacio no dejaba de hablar sobre la comisaría, sobre Gustabo, cualquier cosa que le viniera a la mente y yo solo asentía y lo escuchaba atentamente comentando algo en ocasiones.

Terminamos de comer y tras pagar la cuenta salimos de allí, fuimos directamente a uno de los bancos que había allí donde se podía observar el mar y las estrellas, a nuestro alrededor parejas, familias y grupos de amigos paseaban y charlaban sin prestar demasiada atención al resto.

—¿Qué es lo que querías decirme? —preguntó sin despegar la mirada del mar y yo no podía despegar la mía de él y la forma en la que la brisa chocaba contra su rostro, haciendo que algunos cabellos se movieran al ritmo.

Back to you ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora