Capítulo 10

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Negociar con Gustabo era mucho más complicado de lo que recordaba, sobre todo teniendo en cuenta el odio que había entre nosotros, yo no le caía bien y yo, aunque intentara disimularlo por Horacio, estaba deseando pegarle un puto tiro en la cabeza; mientras tanto el pobre Horacio tenía que lidiar con su novio, su hermano y el superintendente intentando que ninguno perdiera los papeles.

—Vale, voy a ese loquero, ¿por qué ibas a traicionar a papu por eso? —dijo Gustabo, después de un buen rato de insultos y amenazas entre ambos, aceptando al final lo que su hermano le pedía.

—A mi me da igual, pero a Horacio no, él irá a discutir con Conway y él, que no es muy bueno cuando alguien cuestiona su autoridad responderá —expliqué bajo la atenta mirada de los tres—, entonces entraré yo en escena y discutiré con él, dejando mi puesto de trabajo, usaré los meses de vacaciones que me debes y volveré como subinspector con Horacio, de incógnito, mientras Horacio y yo aparentaremos quedarnos sin dinero y... ellos vendrán a nosotros sin demasiados problemas.

Luego de terminar de explicar el plan se hizo un silencio en el despacho, Horacio y Gustabo miraban a Conway esperando por su respuesta mientras él se movía lentamente en la silla, de un lado hacía otro.

—¿Cómo estás tan seguro de que irán a buscarte? —preguntó Conway mirándome fijamente.

—Porque soy tu mano derecha, Conway, y te he mandado a la mierda, alguien interesante para tener en el equipo, ¿no crees? —respondí apoyándome en la parte trasera del sofá y él simplemente encendió otro cigarro mientras pensaba.

—¿Cómo sabré que realmente no me has traicionado? —Su pregunta me hizo reír, porque realmente no tenía como saberlo, a fin de cuentas ya le había dicho que si era necesario le metería un tiro.

—No te queda otra que confiar en mí y en Horacio...

Él me miraba fijamente aún, parecía que desconfiaba de mí, yo solo me levanté y me acerqué a su mesa.

—¿De verdad tu interpretación será tan buena como para que te crean? Para ellos eres mi perro, no creo que sea fácil convencerlos...

—Si tengo que pegarte un tiro en la pierna, lo haré, esto es así, Conway, te estoy dando un plan viable, donde soy yo el que se juega la vida a cambio de atrapar a una mafia que te aseguro dará muchos problemas.

Él seguía sin parecer demasiado seguro así que suspiré. él se arriesgaba a llevarse un tiro pero yo me estaba arriesgando metiéndome en esa mafia con Horacio.

—Lo pensaré, ahora iros todos a trabajar, estáis perdiendo el tiempo —habló con su voz firme y rápidamente Horacio y Gustabo se pusieron de pie, saliendo los tres de allí sin añadir nada más.

Una vez fuera cerré la puerta y miré a Horacio que me miraba sonriendo, parecía bastante contento.

—¿Por qué estás tan contento? —pregunté pellizcando su mejilla haciéndolo reír.

—Pues..., ha salido bien —dijo él haciendo que me sorprendiera incluso más por su respuesta, sin duda el Horacio de este tiempo era mucho más positivo que el Horacio del mio.

—Oh, sí, fantástico, casi nos matamos todos ahí dentro —respondió Gustabo con su típico sarcasmo disfrazado de felicidad—. Vámonos, anda, que quiero perseguir algún coche o algo.

Horacio me miró como esperando que dijera algo mientras su hermano se iba para sacar el patrulla, miré a mi alrededor y me aseguré que no hubiera nada antes de abrazarlo, sentí sus brazos rodearme con fuerza, como si jamás lo hubiera abrazado, tal vez debido a que este Horacio no estaba tan acostumbrado al contacto entre nosotros.

—Ten buen servicio, Horacio —susurré y él se alejó un poco para poderme ver a los ojos, sus ojos bicolores me miraban de una forma tan especial que me quedé perdido en ellos solo unos segundos, aunque por supuesto jamás admitiría algo así.

—Buen servicio, comisario bombón —dijo él dándome un pequeño beso en la mejilla para luego irse con su hermano, canturreando una canción, yo me quedé ahí por un tiempo, sin saber muy bien que hacer, no me esperaba ese pequeño gesto.

—Que marica eres, Volkov. —La voz de Conway a mi espalda me asustó sobremanera, me di la vuelta casi al instante y me lo encontré apoyado en el marco de la puerta, ni siquiera me había dado cuenta de que la había abierto.

—Ni una palabra de esto a Greco —dije, apuntandolo con el dedo de forma amenazadora y él alzó una ceja, divertido.

—Ya veremos, ponte a trabajar ya.

Bufé y me di la vuelta, bajando las escaleras yendo directamente a mi despacho donde mucho papeleo me estaba esperando, ni siquiera en el pasado me libraba de hacer todo el papeleo, debía ser una maldición o algo así.


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Un capítulo algo cortito, lo sé pero tranquilidad que ya estoy escribiendo el 11 y es más largo, más que nada porque lo que llevo escrito ya lo es, mañana intentaré subirlo.

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo ✨(っ◔︣◡◔᷅)っc(◕︣◡◕᷅c)✨

Back to you ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora