Capítulo 12

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Entramos rápidamente en el vestuario y comenzamos a cambiarnos al uniforme táctico, mientras lo hacía miraba hacía la puerta, Horacio y Gustabo habían hablado diciendo que venían así que en cualquier momento aparecerían por ahí.

—Romeo, oh, Romeo. —Escuché a Greco y bufé.

—Eres insoportable, era algo que había olvidado con los años —dije mirándolo con cara de pocos amigos, por desgracia él estaba tan acostumbrado a esa mirada que solo rió negando con la cabeza, no tomándolo para nada en serio.

Estaba ya casi vestido cuando la puerta se abrió y los dos hermanos entraron riendo a carcajadas, Horacio me miró y me sonrió, yendo a su taquilla a comenzar a cambiarse, yo me quedé allí esperando a que terminara, Gustabo lo notó porque rápidamente salió de allí para ir a por las armas mientras Horacio terminaba de vestirse.

—¿Nervioso? —pregunté agarrando el casco de Horacio para ayudarle a ponérselo, él me miró con esa gran sonrisa y negó con la cabeza.

—Lo estoy deseando.

—¿Llevas el chaleco puesto? —Terminé de ponerle el casco y me aseguré de que llevara el chaleco, asintiendo al notar que así era—. En el futuro los robos a joyería no serán tan importantes, harás operativos enormes donde tú llevarás el mando —expliqué alejándome un poco de él, él me miraba lleno de ilusión.

—¿Y saldrán bien? —Me reí un poco por su pregunta.

―Claro que sí, a veces comes suelo y me toca a mí terminar con todo, otras yo como suelo y tú tienes que terminar con todos pero hacemos un buen equipo —dije usando esa expresión que él tanto usaba, «comer suelo»

―Jamás pensé que te escucharía decir que a veces comes suelo ―respondió divertido y yo bufé, riendo un poco.

Ambos salimos del vestuario y fuimos por las armas, por supuesto volví a asegurarme de que llevara todo lo necesario, el Horacio de mi tiempo era un experimentado agente pero este Horacio no dejaba de ser un aprendiz que a veces podía tener errores y olvidos, aunque pensándolo mejor el Horacio director del FBI también tenía esos errores.

―Vamos, parejita ―dijo Conway cruzado de brazos y Horacio y yo salimos de la armería.

Nos montamos cada uno en el patrulla y fuimos hasta la joyería, Conway dio la orden de como poner cada patrulla y comenzamos a hacer el perímetro, me acerqué a Horacio y a Gustabo.

―Seguramente haya tiradores, ten cuidado ―le dije a Horacio, mirando hacía arriba, buscando algo que pudiera decir que había un tirador.

―¿A mi no me dices nada, comisario? ―preguntó Gustabo burlón y solo lo miré con una sonrisa falsa.

―A ver si hay suerte y te meten un tiro entre ceja y ceja ―respondí con un tono amigable, como si no le acabara de desear la muerte y él solo sonrió.

―Siempre tan cariñoso.

―¿Podéis hacer que os lleváis bien por lo menos? ―habló Horacio haciendo que Gustabo y yo lo miráramos.

―Imposible.

―Difícil.

Ambos hablamos a la vez, nos miramos y decidimos seguir con el perímetro, cuando terminamos Conway fue a comenzar con las negociaciones, todos las seguíamos por radio, me puse contra un coche, comprobando todos los tejados y sentí como alguien se puso a mi lado haciendo lo mismo.

―¿Hay tiradores? ―preguntó Horacio y yo me encogí de hombros.

―No lo sé, pero intenta que no te abatan, eres de los que mejor puntería tienen de todos estos payasos a los que Conway llama policías ―respondí mirando por la mira.

―¿Tan bueno es el FBI? ―Tardé un poco en responder, pero terminé por hacerlo dejando de mirar hacía los techos.

―Sí, para entrar debes ser un buen policía, todos son personas muy capacitadas que están dispuestas a poner su vida en tus manos porque confían en ti, somos..., una familia, una de verdad, no como aquí, nadie moriría en este equipo por nadie.

―Yo moriría por ti ―habló de repente haciendo que lo mirara, suspiré y agarré su mano, apretándola mientras lo miraba a los ojos.

―Yo mataría por ti y moriría por ti, te lo juro ―dije serio y él agachó la mirada.

Miré a mi alrededor, todos estaban pendientes a las negociaciones, los atracadores solo eran unos payasos como siempre que intentaban tomarle el pelo a Conway y él solo se enojaba y perdía la paciencia. Agarré la mano de Horacio y lo llevé a un sitio más alejado de allí, nos escondimos en un portal y desabroché su casco.

―¿Qué haces? Tenemos que... ―Empezó a hablar pero se calló cuando le quité el casco y rápidamente le di un beso, había decidido justo en ese momento hacerlo, no había una razón, solo me dejé llevar.

Nuestros labios se encontraron como lo habían hecho la noche anterior, corto pero intenso, entonces le devolví el casco y casi salí corriendo hasta la joyería, dejándolo allí, en blanco, sin saber que más hacer o que decir, tenía mérito haber dejado a Horacio sin palabras, sin duda era algo extremadamente complicado.

―10, 9, 8... ―Comenzó a contar el atracador y Conway se alejó rápidamente de la puerta, escondiéndose.

―¡Quedan rotas las negociaciones! ―gritó el superintendente por la radio y yo me oculté detrás de un coche.

―Horacio, ven, ¡ya! ―dije en la radio y él no tardó nada en aparecer a mi lado, parecía que la adrenalina le había podido para dejar de lado la timidez―. No comas suelo, crestitas.

―Ni tú tampoco, comisario bombón.


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Holaaaa, bueno, aquí está el capítulo 12, sé que dije que lo subiría ayer pero me caí en el baño y me he lastimado el pie :D mi vida es así, soy un desastre, por suerte este capítulo ya estaba listo para subirse, si hoy escribo el 13 lo tendréis mañana (qué es lo que espero que pase)

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo ✨(っ◔︣◡◔᷅)っc(◕︣◡◕᷅c)✨

PD: Habéis notado la referencia del beso no? Espero que sí

Back to you ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora