Capítulo 1

859 68 16
                                    

Su nombre se repetía una y otra vez en mi cabeza, ¿o tal vez lo estaba gritando? Me sentía en una especie de mar, rodeado de agua sin poder hacer nada, sin poder nadar porque todo estaba demasiado oscuro como para poder entender donde estaba o con quien estaba.

Todo era extraño, gritaba hasta que mi garganta se desgarraba pero no escuchaba ningún tipo de sonido saliera realmente o por lo menos no podía escucharlo, estaba en la nada pero a la vez estaba en todos sitios, mi cabeza daba vueltas pero a la vez se sentía en calma.

No sabía que pasaba pero si aquello significaba que estaba muerto solo podía desear una cosa, ojala haber tenido más tiempo para estar con él, ojala me hubiera dado cuenta antes de mis sentimientos, ojala no lo hubiera rechazado aquella primera vez, ojala hubiera sido totalmente sincero conmigo mismo antes porque lo quería, desde antes de darme cuenta ya lo hacía y ya no importaba, porque ya no había una segunda oportunidad, ya no había nada.

—¡Horacio! —grité levantándome sobresaltado, me senté donde quisiera que estaba sintiendo mi cara mojada, estaba llorando, me cubrí los ojos con las manos y me permití seguir haciéndolo durante unos segundos, aquello no podía haber sido un sueño, el dolor de las balas era demasiado real como para que así fuera.

Esperé un minuto para calmar mi respiración y dejar de llorar, una vez lo hice miré a mi alrededor y me quedé totalmente congelado, estaba en un lugar conocido pero no porque soliera ir, más bien porque hacía años había estado más tiempo del necesario allí.

Noté como me temblaba todo el cuerpo mientras me levantaba, miré a mi alrededor, estaba en mi despacho del CNP, eso era imposible. Suspiré y me pasé la mano por el cabello intentando poner en orden todos mis pensamientos, ese despacho ya no existía, la antigua comisaría ya no estaba, el CNP en sí había desaparecido por completo pero ahí estaba, en ese sofá que me había visto dormir en más de una ocasión y con un uniforme que recordaba a la perfección.

Tragué saliva y me acerqué a la puerta, se escuchaba ruido fuera, me armé de valor y la abrí, de repente todo ese sonido amortiguado se escuchó con claridad, miré incrédulo a personas esperando para poner denuncias, a viejos compañeros pasear ya fuera para la armería, para los vestuarios, saliendo o simplemente estando hablando en la recepción.

—Esto no puede estar pasando... —dije saliendo muy lentamente del despacho, busqué con la mirada a alguien conocido y allí vi a Greco apoyado en la recepción, parecía hablar con la persona encargada de tomar las denuncias.

Me acerqué sin dejar de mirar a mi alrededor, estaba claro que estaba allí, en la vieja comisaria, la distribución y todo era única y diferente a la nueva. Greco se dio la vuelta y me miró, no sé que tipo de cara estaba haciendo pero debía ser bastante buena porque cuando lo miré abrió los ojos como platos.

—¿Qué cojones te ha pasado? Parece que acabas de ver un fantasma, hombre —comentó con su característico tono humorístico.

—Algo así... —Fue lo único que contesté mientras entraba al mostrador buscando algún tipo de calendario donde pudiera descubrir en que día estábamos exactamente.

Fui hasta él y lo miré detenidamente, hice cálculos mentales y sentí que casi me desmayaba al darme cuenta de que habían pasado más de 10 años, ¿cómo había vuelto a 10 años atrás? ¿qué era lo que había pasado?

De repente todo eso quedó en segundo plano, recordaba que habían pasado más o menos esos años desde la muerte de Ivanov, desde Torrente, desde la mafia que había sido la encargada de arrebatarme todo lo que tenía, desde que Gustabo me dejó en coma. Y entonces fue como un rayo de luz, algo que cruzó mi mente a una velocidad tal que me di la vuelta para mirar a Greco con los ojos muy abiertos.

Back to you ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora