Extra 5: Para ambos [5]

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Cuando a su ser se le devolvió su característico saco, una difícil situación se implantó en cabezas de ambos...

El punto aquí no era saber cómo hizo lograr caber todas esas prendas de ropa, en aquel austero y pequeño armario; sino cómo sacarlas y transportarlas en dos pequeñas y simples maletas.

Se rindió.

—Chūya, ni modo, daremos varias vueltas desde tu apartamento al nuestro.

—¿¡Ah!? ¿Y por qué crees que te llame? Fue para que hallarás un modo de hacer esto.

—¿Qué? —Alargó su mueca— ¿Solo para esto?

—Por supuesto; si fuera tan sencillo como lo que dices, yo mismo habría llevado todas estas cosas usando mi habilidad —explicó con muchos ademanes—. Además... ¿qué acaso no eres tan inteligente como para resolver esto? —retó.

Realmente parecía una prueba; y Nakahara lo hizo con ese propósito: sin embargo, a Dazai le importaba poco.

—Ah, olvídalo, yo lo llevaré. Pensar en algo al respecto me fatiga... —Bostezó.

Sacó, frente al pequeño chico, un montón de ropa doblada, la acomodo (aventó) con simpleza dentro de una maleta: la cerró y con su mano izquierda tomó esta; abrió la puerta ya prevista y a punto de salir, el peli anaranjado lo paró, sosteniéndolo de la cintura por medio de un abrazo.

—Espera. —Lo soltó— El punto es que buscáramos una forma en que pudiéramos llevar todo en una sola pieza.

Iba a renegar y decir ¿Buscaramos? Hace unos segundos quisiste que yo hallara una solución a la problematica..., pero cuando lo ve poner una "carita" y unos ojitos tan bonitos y tiernos que simplemente no podía negarse a sus "caprichos", el moreno desistió.

—De acuerdo Chūya, busquemos una forma. —Las pupilas del mencionado se iluminaron y, con rapidez, una sonrisa en la que sus blancos dientes se mostraban fue vista por el castaño.

A partir de entonces, el tiempo para ambos fue recorrido en busca de una solución.

Ninguno parecía tener una respuesta a ello, por lo que las replicas y exigencias entre sí, se escuchaban con frecuencia.

Ambos, recostados sobre la ocupada cama, renegaron cada cinco segundos.

En algún punto, Osamu creyó que de haber ido desde un inicio, dando vueltas de ida y de regreso, todas las cosas ya habrían llegado, y los dos ya se hubieran instalado en su nuevo apartamento. Pero no, se encontraba consintiendo a su pequeño peli anaranjado.

Chū-chū, ¿cuando acabaremos con esto?

—No lo sé...

—Chūya... —insistió.

—¿Qué?

—Tengo hambre, ¿podemos comer algo?

—No lo sé.

Chū...

—¿Mande?

それはそれでした [Eso Fue Todo]  «Sōkoku»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora