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Sus pies, siempre los ha considerado ágiles, de tamaño adecuado, y sí, también bellos. Dicho de esta forma, sonaba demasiado vanidoso.
Y lo era.
Pero hoy, se envidiaba más a sí mismo —diablos, que era un engreído— pues hoy, más que nunca el soportar tanta caminata (aunque suene increíble) por lo que era, casi toda la prefectura, significaba que tenía una fabulosa resistencia: y aquello, le encantaba.
Mas, cuando miraba a un lado suyo, y veía como su castaño novio iba con los brazos a sus costados, casi hasta el piso; la lengua de fuera, y derramando bastante sudor; le decía a sí mismo, que claro, su pareja resistía, pero aún le faltaba, y mucho.
A pesar de que durante todo el camino, habían tenido unas platicas tan vivaces, sin lugar a dudas, ya era hora de descansar. Así que por ello, pasaron a un establecimiento situado en medio de la calle, donde se decidieron a comer. El sitio era un tipo carrito, con unos trapos en lo más alto; contenía unos asientos, y detrás de este se situaba un hombre calvo, el cual se encargaba de preparar la comida que vendía: en este caso, soba caliente.
Pidiendo un plato para cada uno, los dos se posaron sobre aquellos asientos, descansando así sus cuerpos, y saciándolos también.
El agradable sabor de aquellos fideos casi transparentes, era tan delicioso y dilatado, hasta el punto en que las papilas gustativas de las dos partes, sonreían de felicidad.
Cuando terminaron, se les sirvió un té verde, que al igual que la comida, avivó sus gustos por la comida.
Al levantarse, pagar y agradecer, se.dispusieron a marcharse del establecimiento. Y así, siguieron su caminata, para desgracia del moreno.
Vieron los paisajes tan claros como el agua, sumidos por sus blancas nubes, y los colores tan clásicos de los atardeceres.
Cuando la luz comenzaba a escasear, ellos mismos ya iban de regreso, en lo que por el momento, era su hogar. Dentro, ambos descansaron y se sumieron en sus sueños.
Siendo cómplices, como también espectadores, los dos amanecían en un nuevo día. La luz y el aroma a ¿suavidad? (fue lo primero que pensó) llegaron a sus sistemas como sensaciones haciendo que imaginara. Sinceramente, solo recreó en su cerebro, algo suave y esponjoso: sí, pensó en una oveja.
Pero al levantarse y llegar con prontitud a la cocina que, a su vez, hacia de comedor, notó que erróneamente se equivocaba —valga la redundancia—, en cuanto a sus imaginaciones.
—Oh, despertaste. —Se restregó el ojo derecho con su mano, creyendo así, despertara.
Al ser un poco más conciente, aprecio como en la redonda y pequeña mesa al costado de la simple barra de cocina, se situaban sobre sí, una apetecible pila de Hot cakes, tan robustos y enormes que una gran mordida sería insuficiente para siquiera comer un cuarto de este.
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それはそれでした [Eso Fue Todo] «Sōkoku»
Roman d'amourAmbos estuvieron en la Port-Mafia; después, Chūya estuvo ahí, pero Dazai, se quedó en la Agencia Armada de Detectives... Así, sus tiempos no volvieron a coincidir... "Yo realmente no te odiaba. ¿Cómo podría odiarte? Tú, que a pesar de casi obligarme...