Parte 4: Eso es

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Para beneficio o desfortunio de ambos, sus encuentros, desde aquella vez en que Dazai se hallaba encarcelado, pararon y nunca más volvieron a suceder.

Ninguno se lamentaba de ello.

Lograron volverse a ver, lo cual no era suficiente para satisfacerlos —acto que nunca concluirá, porque ellos, siempre querrán más—, pero les otorgaba esperanzas; ilusiones de un día, verse nuevamente.

Lo que provocaba que sus sucesos fueran, completamente iguales a los anteriores: simples, sencillos y necesarios. A ninguno le molestaba lo diario, común y ordinario, pero les aburría. Si Chūya no tenía una misión o trabajo emocionante, en cuanto a la Port-Mafia, el mismo era susceptible al desgano; en cuanto a Dazai, parecía que este nunca traía ánimos: las cosas cambiaban con misiones interesantes de la Agencia..., pero mayormente, se la pasaba sin ánimo alguno.

Por cierto, ninguno lo admitía, pero, cualquier encargó "sospechoso", por parte de sus jefes, lo aceptaban; ambos creían que podría tener relación o con la Mafia, o con la Agencia, respectivamente.

Por cierto, ninguno lo admitía, pero, cualquier encargó "sospechoso", por parte de sus jefes, lo aceptaban; ambos creían que podría tener relación o con la Mafia, o con la Agencia, respectivamente

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Constantemente Dazai mantenía una imagen. Cualquiera, ya sea en la Port-Mafia o en la Agencia, pensaría que este contenía dentro de sí mismo, sentimientos negativos relacionados a la "molestia" que tenía por Chūya: en pocas palabras, que él delgado y hermoso chico le desagradaba.

Así que cuando se le ordeno asistir al rescate de "Q" al lugar en el que lo tenían atrapado, mostró su fuerte desgano hacia tal misión —su fachada—, pues sabía que de alguna u otra forma, Chūya estaría implicado en ello; obviamente, estaba completamente feliz, encantado, emocionado y agraciado.

Llegando al lugar predestinado, los sucesos esperados sucedieron tal y como estaba previsto.

Pero estaba ahí, lo vio llegar, golpear y arribar. Y entonces, la conversación inició. Obviamente, el pelirrojo llegó con sus comunes y esperadas amenazas; y claro, este hacía comentarios sobre que él era un fastidio, y demás.

Al derrotar a los enemigos correspondientes, ambos, basandose en su objetivo, comenzaron su caminata en rumbo al escondinte en el que se mantenía atrapado a Kyūsaku.

—Es un vino que es tan costoso que podría sacarte un ojo de la cara, con colo mirar el precio —contestó.

—La noche que desapareciste de la organización, abrí uno del 89 para festejarlo. —Presumió.

—Recuerdo que aquella noche coloqué una bomba en tu auto. —Él otro correspondió.

—¡¿Ah?! ¿Así que fuiste tú? No te soporto. —Miento, no puedo detestarte ni un poco.

—Yo detesto todo de ti, Chūya. —Miento, realmente, adoro cada parte de ti.

 —Miento, realmente, adoro cada parte de ti

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それはそれでした [Eso Fue Todo]  «Sōkoku»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora