Capitulo #54. Érase una vez una niña (1).

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El nuevo almacén era más grande que el anterior, también su posición era discreta, gracias al anterior viaje por los cielos con Zelda, Derek y Daisy pudieron localizarlo.

Apenas Zelda aterrizó, todos bajaron rápidamente para resguardarse antes de que los anteriores monstruos los encontraran.

"Zelda puedes pasar ¿verdad?, sino haremos espacio", Brandon hablo mientras acariciaba las plumas de Zelda.

Al bajar su mirada y ver al hombre, Zelda se sorprendió, de alguna manera la escena de él acariciando sus plumas se sentía muy familiar.

Ella solo asintió, podía escuchar a sus polluelos chillando adentro junto a la voz joven de uno de los amigos de la ardilla apaciguándolos.

"Está bien, está bien, su mama pronto vendrá, tranquilos"

Zelda fue la última en entrar, y finalmente, las puertas delanteras del almacén fueron cerradas a 20 minutos de que comenzara la somnolencia.

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"¿Daisy sigue doliendo?", la voz preocupada de Ana llego a la ardilla que otra vez fue amarrada como una momia.

"Chii" (Estoy bien).

Ya todos estaba tumbados exhaustos dentro del almacén, Zelda se encontraba acurrucada con sus crías y Adán en uno de los rincones junto con el colado Brandon.

"Chegi, tengo sueño...", dijo Cecilia un poco atontada mientras abrazaba a Cesar.

"Puedes dormir, no te preocupes, ya todo estará bien", contesto él mientras regresaba el abrazo a su hermana menor, preguntándose si era una coincidencia que él también tuviera sueño.

"Abuela encontré esto, siéntate aquí", Antonio que traía una silla le hizo señas a Ana.

Debido a que habían salido sin previo aviso, solo traían unas cuantas cosas con ellos, sobrevivir era la prioridad, además, la mayoría de las cosas estaban en la madriguera de Daisy.

A excepción de la camioneta, todo lo demás no era de suma importancia.

"Oh, gracias, Antonio", contesto Ana, la cual por alguna razón se sentía muy cansada.

"Parece que todos estamos exhaustos", John que regresaba también con una silla hablo mientras ofrecía está a Derek.

"Estoy bien en el piso, puedes usarla" Derek contesto hacia el mayordomo.

"Oh, entonces tomare la amabilidad del joven maestro, parece que yo ya no soy el mismo de mi juventud, apenas unas cuantas peleas y quede sumamente cansado", John dijo mientras reía.

Derek comenzó a ver a los demás.

La obvia cara de fatiga de John y Ana, Cesar acurrucando a la dormida Cecilia mientras sus ojos también se cerraban de vez en cuando, Hugo golpeando sus muslos para mantenerse despierto, Zelda reposando con tres bebes dormidos más un Brandon estirando sus mejillas para no roncar, Gerardo cabeceando cada cinco segundos y una de las mujeres recargándose en la otra dormitando.

Todos los que mostraban cansancio y sobre todo sueño eran aquellos que tenían habilidades.

Derek frunció su expresión.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora