Copos de nieve caían suavemente, el cielo estaba completamente nublado con un raro pero bonito color entre gris y rosado, no era el atardecer, en realidad era apenas el mediodía, pero como si el mundo quisiera recordarle aún más a los seres vivos que ahora estaban en el post apocalipsis, esa vista de un cielo exótico llevaba dos días así.
El invierno una vez más regresó a ser frío, no fue tan drástico como la nevada antes de la tercera ola, sin embargo, el clima cambió tan repentinamente que agarró a las personas desprevenidas.
Las calles antes abarrotadas de supervivientes ahora estaban desiertas, los soldados que patrullaban activamente se trasladaron a formar albergues y a dirigir a la población.
Pero aún así, todavía había personas rondando de un lado a otro, también aquellas que intentaban beneficiarse de la situación por la seguridad laxa.
"Ufff... el aire sí que está helado", Regina murmuró mientras enterraba su rostro en la acolchada bufanda que traía puesta.
"Solo faltan dos albergues más, aguanta un poco", John sonrió, él cargaba dos costales sobre sus hombros.
Emiliano caminaba tranquilamente a su lado, este por poco y se movía como un pingüino por las gruesas chamarras que traía puestas.
Los tres iban con mochilas y bolsas, pisando con botas impermeables la espesa nieve bajo sus pies.
La ropa que tenían puesta, aún cuando era acolchada y cálida, era poco llamativa y de colores pálidos.
"Tal vez César y Elena ya terminaron su parte, ¿puedes comunicarte con ellos?, diles que nos esperen dónde estacionamos el auto", John le dijo a Regina.
Regina asintió mientras sutilmente metía la mano en su chamarra, la piedra de comunicación que los mellizos hicieron se encontraba en su bolsillo, pero como era un secreto la habilidad de los hermanos, en el exterior tenían cuidado de mostrarlo.
Con la promesa de Derek hacia Elena, hasta que la situación fuera beneficiosa nadie diría nada sobre las piedras de comunicación, después de todo, hasta el momento los aparatos de comunicación seguían inútiles y no había aparecido ninguna habilidad que tuviera una función parecida.
Sería un dolor de cabeza que personas ambiciosas o incluso el ejército quisieran explotar la habilidad de ambos niños.
Actualmente con la repentina nevada, los Alves llevaban a cabo acciones de "benevolencia", entregando ropa de invierno y comida enlatada a los albergues de los supervivientes, por supuesto, todo esto sacado de la madriguera de Daisy.
A todos los productos se les quitó las etiquetas, y los responsables de entregar las cosas en el lado este fueron John, Emiliano y Regina, mientras que en el lado oeste César y Elena se hacían cargo.
En el sur fueron el propio Derek y Daisy, siendo este el lugar más apartado ellos hicieron el viaje más arriesgado, finalmente, en el lado norte los subordinados de los Desmond repartieron los suministros, la mansión se encontraba en ese lado por lo que no había problemas.
¿Y por qué ellos salieron en medio del frío helado para entregar ropa y comida a los supervivientes?, era claro que no eran malas personas, pero tampoco buenos samaritanos, obviamente, había una razón oculta.
Para obtener el poder en la población, no solo se necesitaba controlar al resto de las facciones, servía generar miedo hasta cierto punto, pero aún así, había algo que era mucho más poderosos, e incluso, podría hacer que ni el propio gobierno se atreviera a dificultarles las cosas.
La opinión pública.
El respeto, la admiración y la gratitud de la gente.
Incluso la persona menos competente para ser un líder, puede mover montañas mientras la gente lo siga.
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Soy una Ardilla en el Apocalipsis
FantasyMairena, después de morir de una manera realmente tonta y vergonzosa, se da cuenta que el limbo para ir al cielo no es como ella pensaba, lo primero que aparece ante ella es... ¿esponjosidad? Esta es la historia de una chica que no solo tuvo la mala...