Capitulo #118. Te cuento (2).

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Un terreno baldío con rastros frescos de haber sido calcinado por fuego almacenaba los restos de distintas plantas de enorme tamaño, de derecha a izquierda no era apreciable ningún ser vivo alrededor, a excepción de un joven en sus veintes de cabello castaño oscuro.

El chico estaba parado en medio del área con leves rasguños en su piel y pequeñas partes de su ropa chamuscada, sin embargo, su expresión no era adolorida, solo cansada y triste.

"Rodrigo", el llamado de una mujer sacó al joven de su aturdimiento.

Rodrigo volteó instantáneamente, al ver a Perla que lo llamaba acercándose él intentó formar una sonrisa, pero por las ojeras en sus ojos y su rostro ya no tan animado como antes, está sonrisa solo lo hacía ver más demacrado.

"Todos están preocupados ... ¿N-no crees que debas tomar un descanso?", Perla dijo vacilante, sin atreverse a ver a Rodrigo directamente a los ojos.

"Yo... solo terminaré de limpiar está área, prometo ir a descansar después de esto", Rodrigo contestó rascando su mejilla, se sintió un poco culpable de hacer que sus amigos se preocuparan, pero no podía parar hasta recorrer toda el área y cada uno de sus rincones.

"De acuerdo, nosotros te estaremos esperando para comer... no tardes", Perla se dio la vuelta y caminó hacia la tosca e improvisada cerca que fue construida para proteger el refugio.

"¿Cómo fue?, ¿Rodrigo acepto descansar?", Isaí recibió a Perla preguntando directamente por Rodrigo.

Ya todos habían intentado que Rodrigo se detuviera, pero simplemente él no parecía tener la disposición para hacerlo.

"Dijo que vendrá después de terminar con esa área, le dije que lo esperaríamos para comer", Perla bajó la vista, había preocupación en su rostro.

"Bien dicho, así Rodrigo se sentirá obligado a regresar, está vez no hay que permitirle salir de su habitación hasta que duerma", Alfred suspiró negando con su cabeza.

Rebeca, quien también estaba presente, suspiró dejándose ver cómo una buena amiga preocupada por la salud de Rodrigo, sin embargo, por dentro muchos pensamientos distintos estaban en su mente.

'Debí irme con aquel hombre sexy en aquel momento', ella se lamentaba, en la situación actual, estar al lado de Rodrigo no le daba tantos beneficios como ella calculó en un principio.

Ella lo sintió, definitivamente aquel hombre pelinegro era demasiado fuerte, por lo menos más que Rodrigo, también los tipos que lo seguían parecían ser de igual forma poderosos, si ella estuviera con ellos, no tendría que trabajar tanto como ahora.

En un principio ella tenía una vida sumamente cómoda, no necesitaba levantar ni mover un solo brazo, era la única hija de su familia y por lo tanto la existencia a la que todos mimaban y amaban, su vida ya estaba resuelta desde que nació.

Sin embargo, todo cambió cuando los bastardos de la empresa rival encarcelaron a sus padres, su empresa cayó debido a los rumores y chismes sobre ellos, ella estaba tan abrumada que no pudo levantar todo ella sola, así que al final, perdió practicante toda su fortuna.

Pasó de ser la princesa a la que todos envidiaban en ciudad Olmos a volverse la burla de todos aquellos a los que una vez desprecio, esto dejó mucho rencor en su corazón, Rebeca se mudo a ciudad Mónica resguardándose en casa de una tía.

Y su estancia allí solo agriaba más y más su corazón, ella odiaba todo y a todos, vivir en un sitio normal como ese, como alguien que tiene que trabajar y pensar antes de comprarse lo que ella quiera, perdió el número de veces que peleo con su tía por regaños sin sentido por lo anterior.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora