Sobre esfuerzo ~Capítulo 38~

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William comenzó a abrir lentamente los ojos dándose cuenta de que se había quedado dormido. Se asustó pues tenía planeado terminar el disco ilusorio así que se levantó de golpe mareandose un poco, ¿En qué momento llegó a su cama?

Analizó su entorno tratando de comprender que había pasado. Estaba cubierto con una sábana en la cama que tenía en el sótano. Tenía la camisa desabrochada, no traía ni cinturón ni zapatos y mientras más acostumbraba la vista podía notar la presencia de alguien más en la habitación.

—¿Michael?— Preguntó más por instinto que por estar seguro de que fuera él.

—Buenos días— Saludo el menor desde el escritorio de su padre. — Pasé a revisarte en la noche y estabas dormido, así que te acosté y intente terminar lo que hacías.

William lo miró si expresión. Mike le enseñó el disco ilusorio y con una seña pidió permiso para encenderlo. El mayor negó, pues acababa de despertarse y no quería que le doliera la cabeza tan temprano.

—¿Qué hora es?— Preguntó Michael. Helpy, quien estaba justo al lado de Mike tomó eso como una orden y se levantó.

—¡Son las 4:30 AM!— Dijo dando un brinco.

—Mierda— Susurró Mike levantándose y casi corriendo hacia las escaleras.

—Hey, espera— Llamó el mayor a su hijo haciendo que se detuviera. —¿A dónde vas?

—¿A la cocina? Tengo que preparar el desayuno y después despertar a Evan y Lizzie— Se dió la vuelta y salió con su pequeño animatronico. William se quedó observando la puerta y luego miro con la misma expresión neutra de siempre hacía el disco ilusorio.

"¿Realmente lo terminó?"

Un poco dudoso, William lo tomo con cuidado y presionó el botón a una esquina del disco. Inmediatamente comenzó a sonar un pitido agudo estresante que lo hizo soltar el aparato.

William cayó al suelo sujetando su cabeza. El mareo era insoportable y el sonido se metía a lo más profundo de su cabeza resonando en cada parte de su cerebro. Poco a poco el ruido se iba disipando, pero el malestar seguía ahí. Miró como las paredes de su entorno comenzaban a moverse como las olas del mar. La paredes se alejaban pero no dejaba de sentirse clasutrofóbico. Perdió el equilibrio y cayó hacia atrás empezando a oír voces en su cabeza.

"¿Por qué lo hiciste?" "¿Por la mataste?" "Podía tener salvación" "Ella deseaba vivir" "No merecías su amistad" "Eres un asesino".

—¡Ya basta!— Gritaba William empezando a hacer movimientos tipo convulsión. —¡Cállense, cállense, CÁLLENSE!

"¿William?"

La voz de una joven se hizo presente en la habitación. El mencionado levantó la mirada encontrándose con los entristecidos ojos ámbar de una castaña.

—¿Michelle?— No pensó bien lo que su mente le mostraba, solo se levantó como pudo a pesar de chocar con todo y tratar de que la misma inestabilidad del suelo no lo hiciera caer. —¡Michelle!

Es tropezó casi cuando la tenía en frente y cayó al piso dándose un fuerte golpe en la cabeza. Vió un líquido rojo goteando en el piso pero no salía de él. Levantó la cabeza y miró a los labios de su amiga de los cuales caían gotas de sangre como cascadas.

"¿William?" Volvió a llamarlo la misma voz juvenil.

Él ya no podía soportarlo. Se quedó en el suelo sujetando su cabeza y dándose golpes contra el piso, quería dejar de alucinar.

"¿William...? ¡William! ¡Detente!"

Él no escuchaba la voz. Solo se seguía golpeando y trataba de arrancarse el cabello.

Sueño de Morir (FNAF AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora