Capítulo 18

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Nota: Holaaaaaaa, gracias por leerme, aunque me saque la trama, quien sabe de donde jejejeje, a veces digo que voy a planear muy bien y nunca me da tiempo. Este capítulo lo disfruté y me salió de corrido mientras comía mi lonche.

Los te quiero mucho.

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—Vayaaa, viejo—chifla sorprendido—¿Atrapaste todos estos, tú solo?

Jiraiya ríe escandaloso—Así es mocoso, todos estos caballos cimarrones los atrapé solo.

—¿Y ya están domados? —indaga cuál niño curioso.

—La doma india dura aproximadamente un año después de capturados—explica orgulloso—Estos los traje de mi antigua finca, ahora que me he mudado aquí, pienso ir a las montañas a buscar más salvajes.

—¡Yo quiero capturar uno! —clama emocionado.

—Alto ahí muchacho—le mira con ternura—Hay que ser muy experimentado para atrapar un bayo salvaje... Es peligroso.

—Soy un alfa fuerte—espeta ofendido—Será pan comido.

—Eso no lo niego—palmea los generosos músculos del bronceado brazo—Pero te daré un buen entrenamiento—declara comprensivo—Además, tendríamos que buscar muy bien—reflexiona—En la finca de a lado, hay un jinete beta prodigioso, que los ha atrapado a todos.

El rubio bufa burlesco—Pues ya verá ese "jinetito" —los orbes de cielo brillan ante el nuevo reto autoimpuesto—Yo seré mejor que él.

—Estoy sorprendido, niño—Jiraiya le mira orgulloso—La última vez que te vi, eras un mocoso—ríe pícaro—Y cuando te abrace, te pusiste verde mientras gritabas ¡Estoy sucio! ¡Estoy sucio! —chillotea imitando la voz del otro—Y ahora eres todo un alfa.

—No es gracioso, viejo—se queja mimoso—Me costó superar el TOC, pero me esforcé mucho porque...— los ojos chispeantes mutan en unos sombríos—Cuando volviese a ver a mi destinado, quería que estuviese orgulloso de mí. —levanta la mirada—Pero eso ya no importa más...

El beta siente el aura sombría de su ahijado y le come la culpa por hacerle hablar, por lo que decide sacar otro tema, que sabría le interesaría—Oe niño.

—¿Qué?

—En los linderos del río—expone entusiasta, contagiando al menor—Hay un caballo cimarrón que los vecinos llevan años intentando atrapar, le han bautizado Sombragris—levanta las comisuras complacido por tener la atención del adolescente—Si le echas ganas a aprender todo lo que se hace en esta finca, tal vez podrás atraparlo.

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Camina por los pasillos de la casa principal, con una charola de té en las manos. Ha pasado las últimas horas esquivando a su destinado y controlando a su omega interior. Le resulta profundamente dolorosa, la situación actual.

Desde que era pequeño, soñó con un día conocer a su destinado... Pero jamás pensó que si por milagro de la vida, esto llegase a pasar; su alfa ya estaría casado. Distraído cavila en su propio mundo cuando lo ve caminando en dirección contraria por el mismo pasillo. Sin tiempo para escapar decide pasarlo de largo, pero la voz profunda le saca un sobresalto.

—No tienes que seguir escondiéndote—le habla suave—Yo me iré pronto de aquí.

—Lo siento—no sabe exactamente de que se está disculpando—Digo... Es lo mejor ¿No?, tú...tú estás casado—no puede evitar el tono de reproche.

—Si—el alfa se apresura a contestar, pero no puede controlar su boca cuando la siguiente pregunta sale de golpe—¿Tú tienes a alguien?

—¡No! —niega vehemente—Yo aún no tengo a nadie.

Sabe que está perdido, ya que escuchar eso le produce una gran satisfacción.

—Ya veo...—está a punto de agregar algo más, cuando le interrumpen.

—Itachi—el viejo Madara le habla desde del despacho que se ubica en el mismo pasillo—Ven un momento.

El alfa asiente y da una leve reverencia para despedir al omega. Entra en la estancia y cierra las puertas tras de él, encontrándose con el rostro severo de su tío.

—Sasuke no lo nota por qué ya no tiene la capacidad de un omega—enuncia serio—Pero yo siento tus feromonas y las de Deidara—serena su rostro—¿Qué pasa Itachi? ¿Te gusta Deidara?

—No..no es eso...

—No quiero entrometerme en tus asuntos, sobrino—el omega musita fríamente—Pero esta es una casa decente. Hasta donde yo sé—ríe irónico— Tú estás casado, y no te tengo en un concepto de alfa patán Itachi, esa no es la educación que te dio mi hermano... Y yo pienso que...

—Deidara es mi omega destinado—suelta porque ya no aguanta un secreto de tal magnitud.

Madara se deja caer de golpe en la silla de su escritorio, con una faz de evidente estupefacción.

—Santo dios...—lleva ambas manos a su boca por la impresión—¿Cómo piensas escapar de esto? —sabe que la pregunta es imprudente, pues su sobrino no eligió esa situación, pero trata de ser realista.

Itachi pasa sus blancas manos por las hebras negras en señal de frustración—No lo sé, tío, no lo sé —repite angustiado.

—Tienes que irte, hijo—le toma los hombros en señal de apoyo—No quiero imaginar, qué pasaría si tu celo se desata cerca de tu destinado—aunque luego le mira curioso—¿Por qué tú amas a tu esposo cierto?

El alfa le mira ofendido—¡Por supuesto que sí! —pero luego un chispazo de culpabilidad se asoma en su mirada.

—¿Te gusta tu destinado?

—Es algo que está más allá de mi poder—verbaliza frustrado—Siento una atracción brutal... y controlar a mi alfa me tiene al borde del desespero.

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—¿Otro más? — Madara no puede ocultar la sonrisa de orgullo, cuando ve al que considera casi como su hijo, llegar con un caballo cimarrón nuevo.

—Fue fácil—afirma presuntuoso—Ahora hay que domarlo.

—A este paso dejarás las montañas sin caballos salvajes.

—Pararé cuando atrape a sombragris—cruza los brazos con un puchero—Llevo varios años tras él.

—Estoy muy orgulloso de ti Sasuke... Llegaste aquí con tus costumbres citadinas y el corazón roto... mírate ahora—lo escruta de pies a cabeza—Eres el mejor omega......—cae en cuenta de su error cuando las palabras han salido de su boca.

—¡Ya no soy un omega! —alza la voz, y en esta se puede percibir el trasfondo doloroso.

Continuará ....

MY  SWEET ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora