Capítulo 35

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Nota: Hola ¿Como están?, Ya mero llega mi hora de salida del trabajo jajaja.

Los te quiero mucho.

Besos en la cola jajajajajajajaaja

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—Minato...—la bermeja le mira extrañada—¿Por qué hueles a ese omega? —y Kushina nunca ha visto una expresión de condena y remordimiento, como la que su marido muestra en esos momentos. Puede notar la mirada titubeante y la tensión en el cuerpo masculino—Minato... ¿Qué hiciste?

—Kushina—le habla con la voz temblorosa—Tenemos que hablar...

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Se ha quedado a mirar la hermosa puesta de sol. Ríe irónico de sí mismo, pues no da crédito a lo que ha pasado apenas unas horas atrás. El alfa le rechazo y para peor de los males, esta actitud le ha cautivado.

Se incorpora y sacude sus vaqueros con fuerza. Apaga su puro en una roca y toma las riendas de su equino. Camina junto a este en vez de cabalgar, disfrutando los primeros rayos de sol y el calor del campo que ha comenzado a acentuarse.

Llega a su finca y en la entrada de esta, su sobrino le espera con la preocupación dibujada en el pálido rostro.

—¿Dónde estuviste? —indaga indignado y le escruta con la mirada.

—No te preocupes, estoy bien—sonríe leve y despeina los cabellos de Sasuke.

—Ese aroma...

Oh no, olvido ese detalle.

—Hablemos después ¿bien?

El pelinegro asiente, aunque le mata la intriga y deja ir a su tío, hasta que recuerda lo que le quería decir—Itachi y Shisui, te esperan dentro.

—¿Juntos? —verbaliza incrédulo.

—Sí, juntos—replica sonriente.

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—¿Encinta?, ¿Cómo saben eso?

—Es la única explicación a los malestares de Itachi—Shisui explica seguro—Si no hubo marca, no pudieron enlazarse.

—Y de mi parte no existe un sentimiento amoroso, por lo que un lazo sentimental es imposible.

—Ya veo—reflexiona encontrándole lógica al asunto.

—¿Entonces, sabes dónde está? —ansioso pregunta el principal afectado.

Madara aspira hondo y responde—Ese chico es muy listo, sabía lo que pasaría, pues me dejo la dirección exacta para buscarle cuando vinieses a preguntar.

—¿En serio? —la culpabilidad cala profundo la consciencia de Itachi. Si bien no hay lazos amorosos con Deidara, él es su destinado y no quisiese causarle sufrimiento. Aunado a esto, ha comenzado a nacer un genuino cariño, pues le va a dar un hijo y la idea ha empezado a emocionarle, hace mucho había renunciado a la idea de ser padre. Ahora tendrá descendencia y que mejor que del alma destinada de su alfa interior.

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Entre ambos ya no hay ninguna clase de contratiempos. Han dejado en claro sus sentimientos y se regocijan dentro de su propio paraíso de amor derramando miel a diestra y siniestra. Hablan sobre sus planes a futuro y la dicha que desbordan, muestra ante los ojos de los demás, que tan fuerte es el lazo de los destinados.

Abrazados bajo la gran sombra de un árbol, se besan primorosos y reparten mimos carentes de lujuria. En medio de los cálidos arrumacos, la mente de Sasuke viaja a los primeros acontecimientos de ese día. No se pudo haber equivocado, el aroma que desprendía el tío Madara, era el mismo que el del padre de Naruto. ¿Qué está pasando entre ellos? Esa situación le crispa los nervios, puesto que no quiere problemas ahora que todo está en el orden correcto.

—¿Todo está bien con tus padres? —interroga en un tono que pretende ser indiferente.

—¿Bien? —replica extrañado—Si supongo que sí, aunque ahora que lo mencionas, esta mañana nos los vi desayunar.

—Bueno, no importa—desvía el tema rápidamente—Vamos, hay más lugares que te quiero mostrar.

—Sasuke no te muevas bruscamente—musita en tono de secretismo.

—¿Qué pasa?

—Mira por allá...—señala a unos diez metros de su ubicación.

—Es....

—Es sombragris.

En la espesura del cambo abierto, pastando junto a una pequeña manada de cimarrones salvajes, se muestra glorioso el codiciado animal.

Se miran a los ojos y sonríen cómplices. Con un sigilo digno de un par de zorros traviesos, se aproximan a sus respectivos equinos. Preparan entusiasmados sus lazos y hacen sus correspondientes nudos de bolinas. Se montan en un salto y se contemplan una vez más.

— A la cuenta de tres—susurra risueño el omega.

—Uno.

—Dos.

—Tres.

—¡Ahora!

Cabalgan veloces a todo galope, haciendo a la manada de bayos salvajes dispersarse en todas direcciones, pero ellos solo se enfocan en Sombragris, que al grito ha corrido como alma que lleva el diablo. Es impresionante la manera en que ambos se sincronizan entendiéndose en silencio, el nivel de conexión es evidente. Le han dado alcance y cada uno galopa a lado del brioso equino, rodeándolo y haciéndole sentir acorralado.

Al llegar a la orilla de un claro, le han logrado lazar al unísono de manera exitosa. Pasan varios minutos amainando la voluntad del animal. Los minutos se convierten en horas y ambos están tremendamente cansados, hasta que lo consiguen. Finalmente, la fiera se ha quedado tranquila y come frutos tirados junto al claro.

Ambos jinetes desmontan sonrientes y con mucho cuidado se acercan al animal.

—Lo logramos—verbalizan a la vez.

Tocan la cabeza y el hocico con delicadeza, como buscando su consentimiento.

—¿Qué haremos con él? —indaga curioso el áureo—Es para ti, te lo puedes llevar si quieres—agrega.

—No... No quiero llevármelo.

—¿Ah, no? —ladea su cabeza sin entender, haciendo a Sasuke enternecer.

—No...—toma la mano de Naruto y la guía hacia el lazo para retirarlo del cuello del animal. Posteriormente, él repite la acción retirando también su lazo.

—No entiendo...

El pelinegro no responde, solo sonríe y da una nalgada al equino —Puedes irte Sombragris.

El animal trota y se aleja rumbo a las montañas, más adelante voltea y mira a la pareja como agradeciendo, lanzado un sonoro relincho al aire.

Toma a su omega por la cintura y le da un pequeño beso—Pensé que lo querías.

—Sí, si lo quería—se cuelga del cuello de su alfa—Pero, mira qué lindo es en libertad.

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Continuará ....

MY  SWEET ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora