Capítulo 26

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Nota: Hola, ya llegamos al 2023 muajajaja

¿Ya tienen sus palas y picos listos para linchar a Kushina? jajajajajaaja la verdad que esas suegras así, si existen.  

**************

—Sasuke Uchiha—la progenitora Uzumaki, espeta con desprecio mal disimulado en su tono—Cuánto tiempo.

—Kushina—rebate soberbio y con una media sonrisa aún en los brazos de su alfa—Lo mismo digo.

Mirada violeta contra mirada de carbón, colisionan y se destruyen. El viejo beta carraspea incómodo por el momento engorroso y tenso, por lo que decide romper la pesada atmósfera. —¿Alguien quiere cenar? —interroga amigable—¿Muchacho, gustas acompañarnos? —invita gentil.

Los ojos oscuros no se despegan de los de la bermeja—Será un placer, señor Jiraiya—sonríe complacido al ver los crispados cabellos de su ahora "suegra".

Cada uno de los presentes toma asiento a lo largo del gran comedor, con el hombre mayor a la cabeza. Sasuke come de manera elegante y con una gran sonrisa en el rostro, pues acaba de descubrir lo satisfactorio que es provocar a Kushina. Naruto observa embobado cada pequeña cosa que hace el otro. El ex omega es tan hermoso, nada ha cambiado desde la última vez que lo vio. La pelirroja clava el tenedor con fuerza en la carne asada, haciendo sonar la vajilla de manera escandalosa.

—Y dime Sasuke...—le mira penetrante—¿A dónde te metiste por tantos años?

El otro toma la servilleta de tela y se limpia la boca de manera delicada, antes de responder—Pues me dediqué a la cría de caballos pura sangre en la finca de mi tío Madara, eso hice estos 6 años—lo dice sin alterarse en ningún momento.

—Mmmmm ya veo—la taheña posa las manos en su regazo de manera femenina—¿6 años dices? —vira los ojos como si evocará algo importante—Eso quiere decir que... ya tienes ¿30 años? ¿No es así?

—Sí, así es—acepta orgulloso mientras toma con la yema de sus dedos el tallo de la copa de vino, para dar un sutil trago.

—Es una verdadera lástima —espeta tranquila con un rostro de falsa compasión—A tu edad, yo ya tenía la dicha de ser madre.

Naruto está a punto de intervenir, pero el Uchiha posa la nívea mano en la rodilla ajena, para que se contenga.

—Bueno, ciertamente eso no es un problema—gesticula alegre—MI alfa y yo, podremos adoptar todos los niños que queramos, cuando él termine de estudiar.

Una vena salta en la frente inmaculada de la progenitora Namikaze al escuchar la propiedad con la que se refiere a su hijo y se prepara para contraatacar—No sé si eso sea una buena idea, querido—niega con la cabeza suavemente—Son casi 5 años de estudios superiores y tal vez algunos más de especialización, lo que significaría que te estarías acercando a los 40.

Los puños escondidos bajo la mesa tiemblan por la ira que han provocado las crueles palabras cargadas de veneno. Pero rápidamente se recompone y vuelve a sonreír—Ese tipo de "detalles" no son importantes cuando las almas son destinadas, señora Kushina.

—Sasuke tiene razón—apoya Jiraiya para romper el ambiente negativo—Sugiero un brindis por las almas destinadas—ríe estruendoso.

La taheña no se da por vencida y arremete de nueva cuenta—Los destinados son el alfa interior y su omega, pero en tu caso...—le mira de arriba abajo sin disimulo—Ya no hay omega...

—¡Basta madre! —la palma pesada del alfa sacude la mesa haciéndole una enorme fractura—¡Es mejor que pares ahora! —y el olor amenazante, inunda toda la estancia.

—¡No me voy a quedar callada! —la mirada de alfa contra alfa, intimida a los presentes—¡Todo lo que hago es por tu bien!

—Se... señora Kushina—medrosa, la omega, intenta interceder para calmar a la fúrica mujer—Tra.. Tranquilícese.

La colérica femenina, ignora lo dicho por la joven y continúa con su inescrupulosa perorata—¡Mira a Hinata, Naruto!, ¡Mira qué hermosa es!, ¡Mira qué joven es!, ¡Te puede dar tantos cachorros sanos, que llevarán tu rostro y tu apellido!

Desde la más tierna infancia, Sasuke ha sido un ser racional que no se deja llevar por provocaciones. Su hermano le enseñó a defenderse desde muy joven, para que nadie abusara de su condición de omega y ahora de ex omega. A lo largo de su vida, recibió ofensas que no le movían ni un pelo. A la hora de negociar, buscaba puntos débiles de los alfas en cuestión y los hacía titiritar con sus sagaces comentarios. El dolor que en su pecho se anida ahora, no tenía comparación con ningún otro, ni siquiera cuando en el instituto, su prueba de género dio como resultado, omega.

Con el cabello tapando su rostro y la mirada baja, se levanta de la silla, y avienta de manera agresiva la servilleta contra la mesa. Aguantándose la lágrimas acumuladas, sale de la estancia a paso presuroso.

El alfa vira la vista hacia su madre y aprieta los dientes en señal de frustración—Esto no te lo voy a perdonar nunca—se incorpora raudo, dispuesto a ir tras el otro.

A mitad de camino, ya no puede reprimir más el llanto, dejándolo salir. Ni siquiera entiende por qué dejó que Kushina se saliera con su objetivo. No es un llanto de tristeza, es un llanto de rabia y coraje, ¿acaso por ya no ser omega cualquiera podría humillarle? Y esas palabras tan ciertas, hicieron mella en su corazón. Cuando la madre de Naruto señalo a la omega presente, él constató que todo era verdad. Hinata era joven y hermosa, una omega sana para engendrar cachorros, con ese aspecto suave y lindo que encajaría con un alfa dominante como lo es Naruto. El viento frío impacta contra su rostro mientras cabalga sin rumbo.

—¡Sasuke! —no le sorprende que alguien tan habilidoso como el alfa, ya le haya dado alcance—¡Sasuke!

Continuará ....  

MY  SWEET ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora