Capítulo 29

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Nota: Una disculpa  por la hora, llegue noche a casa y escribí de volada. 

Perdón, se que soy usualmente explícita para narrar el acto coital jajajajajaja pero esta vez ando sensible y hice algo más tenue.

 Los te quiero mucho. 

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Siempre ha vivido conforme a los deseos de su alfa interior, no ha acontecido ni una sola ocasión en que tuviesen discordancias o difiriesen en los anhelos personales de cada uno, todo hasta ese momento. Hablar con Deidara ha sido, por mucho, lo más difícil que ha hecho en su vida. El alfa otila fúrico por el abandono a su omega destinado, pero se le anteponen los sentimientos del mismo Itachi, por causa de, ambos están enfrentados en una guerra interna.

Ha regresado a la ciudad hace un par de días. Shisui no le ha querido ver bajo ningún concepto. No tiene ninguna duda respecto a sus sentimientos. Ama a su primo por sobre todas las cosas, pero comienza a notar ciertos malestares físicos concordantes a la última vez que miro a Deidara. En el fondo sabe lo que eso significa, pero se niega rotundamente a aceptarlo, pues eso significaría aceptar no volver a tener a Shisui, ¿Cómo podría vivir con eso?

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Debió haber escuchado los consejos de sus progenitores y no a la señora Kushina. Tanto su padre como su madre le tienen bastante cariño al alfa; sin embargo, no por ello se ciegan ante la falta de sentimientos amorosos de este para con su hija, contrario a la señora Uzumaki, que aun sabiendo todo, no acepta los sentimientos de su propio hijuelo.

Conoció a Naruto en una etapa compleja dentro de la vida del áureo. Le quiso desde que lo contempló por vez primera. Nunca pudo acercarse mucho, en virtud de su propia timidez aunada al trastorno que el rubio padecía. Tampoco es partidaria de engañarse a sí misma, por lo que admite que la presencia de Sasuke siempre ha estado acompañando a Naruto los últimos años, aunque no fuese de manera física. Bastaba ver la faz fulgorosa, cuando le llegaba a contar algún suceso relacionado con el Uchiha menor. Ha decidido que no quiere perder a Naruto, por lo que ofrecerá su amistad sincera y se retirará limpiamente, como lo debió haber hecho desde hace mucho.

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Un ruidito similar a un ronroneo, escapa de la mimosa garganta del gustoso omega, en tanto que la cabeza dorada se pierde en a larga extensión del pálido cuello, besando la dermis de manera cariñosa.

El latiente pecho masculino, palpita desbocado ante la bella imagen de su consagrado omega. Aún no logra asimilar el aquí y el ahora. Besa los labios delgados de manera límpida, carente de toda lujuria.

Las bronceadas manos toman las contrarias enlazándolas con adoración. Evidentemente, el mayor ha asimilado que no es un sueño, pero inclusive así, es demasiado para su afectada psique. Hoy es la primera vez que se entrega a Naruto, siendo un omega y sin el instinto carnal, dominándole de por medio.

De pie y frente a frente, se miran cómplices, en un acto de confianza y amor del que solo la naturaleza es testigo. Naruto le sonríe con veneración mientras desabotona con blandura la camisa formal del omega. La resbala por los hombros con cuidando, rozando la bonita piel con las yemas calientes de sus dedos. Una vez despojado de la parte superior, le toma por la cintura y deja un beso pequeño en uno de los desnudos hombros, haciendo al mayor suspirar tembloroso.

—Sasuke—musita en un tono suave, mientras recuesta al otro en el pasto húmedo, sacándole un quejido por el contacto fresco contra la piel de la espalda.

—Naruto—replica en el mismo tono, cuando el áureo se recuesta sobre su cuerpo y se funden en un beso.

Se han despojado del exceso de ropa y se acarician ávidamente, con tranquilidad, disfrutando de las sensaciones placenteras. Se enroscan el uno al otro mientras comparten la humedad de sus bocas y el tacto de sus lenguas, haciendo sus sexos derramarse como miel.

Giran en el pasto, invirtiendo posiciones, aspirando el aroma húmedo de tierra y campo.

—Ah—jadea rendido a los fuertes brazos de su alfa que le aprisionan con codicia. Recorre su espalda y termina su camino en los glúteos tersos, en tanto que el pelinegro balancea parsimonioso sus caderas sobre el endurecido sexo del menor.

La humedad de su esfínter, moja el miembro sobre el que se mece y el aroma de su lubricante natural marea y extasía al derretido rubio. La atención de los ojos azules, es hurtada por el etéreo cuerpo esculpido por Eros que, con maestría, serpentea sobre él.

Las miradas colisionan en un acuerdo mutuo y silencioso, es el omega quien se eleva lentamente para dejar que la erección le llene por completo. Retiene el aire mientras se entierra dolorosamente sobre el sexo contrario, dejándose caer pecho con pecho. Rozan sus labios con idolatría y las manos del alfa elevan las níveas caderas, estrechas de arriba abajo, sin romper el primoroso beso. Las pieles se fusionan, combinan sus aromas, sincronizan sus latidos y beben los suspiros de sus sedientas bocas.

De esta manera llegan al resultado de dicho acto de amor. —Te amo—claman al unísono, víctimas de la catarsis consecuencia del clímax, concretan así la unión destinada, alfa y omega.

Continuará ....

MY  SWEET ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora