Capítulo 4

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Holas... pues aquí chismeando un rato en mis 45 minutos de descanso aprovechando para subir un capítulo jajaja y pues les cuento que laboro por las mañanas en un comedor industrial, mi trabajo no es complicado, la verdad solo tengo que elaborar menús semanales nutricionalmente completos y verificar que dichos menús cuenten con las reglas sanitarias establecidas por las NOM en su realización, me sobra bastante tiempo entre una actividad y otra, les cuento porque soy bien chismosa jajajaja y yo quiero que me cuenten ¿a qué se dedican?, ¿qué estudian? o ¿qué trabajan?

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—¡MI BEBÉ! —la hermosa mujer de largos cabellos rojos, corre hacia ellos con un notario enfado y tras ella viene un atractivo hombre que intenta calmarla, imagina es el padre de su pequeño alfa.

Y Tsunade sonríe con malicia al ver a su nuera dispuesta a patear traseros. La histérica fémina llega hasta donde se encuentra sentado su rubio retoño y se sitúa a su lado. No lo apretuja como quisiera porque conoce las reacciones de Naruto ante las declaraciones de afecto tan efusivas, el niño se encuentra acomodando las servilletas de la mesita para que queden de manera simétrica, así que la progenitora solo se limita a mirarlo con ojos de borrego. Una vez que su mirada se pasea por toda la anatomía del pequeño para verificar que se encuentre en excelentes condiciones, ahora si repara en la presencia desconocida.

—¿Quién eres tú? —la alfa interroga amenazante.

El omega levanta la barbilla para demostrar que a él nadie le intimida.

—Mi nombre es Uchiha Sasuke—cruza sus piernas en un movimiento sutil y elegante—Y estoy aquí para llegar a un acuerdo respecto a la custodia de Naruto.

Una ficticia gotita corre por la cabeza del rubio mayor, porque ya se espera la reacción que tendrá su princesa alfa.

—¿Un acuerdo? —enuncia apretando los dientes mientras sus largos cabellos se erizan.

—Así es—afirma sereno—Los tomo en cuenta, ya que son los padres de mi destinado—hace un ademán con la mano como remarcando lo obvio.

La indignación que en esos momentos recorre el ser de la bermeja mujer, la tienen como una olla de presión que está a punto de explotar, de manera que ni ella misma puede controlar sus amenazantes feromonas, las cuales comienzan a llenar el área, a lo que Sasuke actúa indiferente y hasta se atreve a lanzar un bostezo al aire, después de todo él es un omega dominante y ninguna alfa lo va a doblegar por más suegra suya que sea. El pasivo alfa mayor decide intervenir al mirar la gravedad de la situación.

—Mira Sasuke—le habla con serenidad mientras posa su mano en la de su mujer para tranquilizarla—Tal vez estás confundido porque...

—No lo estoy—interrumpe.

—Bueno... Mira a veces pasa que...

—No es mi caso—le mira muy seguro—Tu hijo es mi alfa.

—¿Cómo demonios puedes saber eso? —la madre del pequeño le interroga muerta de la rabia.

—Él puede sentir mi aroma escondido bajo los supresores—responde retador—Algo que ninguno de los presentes aquí puede—alza sus comisuras en una sonrisa de triunfo—Y hasta donde yo sé, los niños no pueden oler a otro sin haberse presentado antes.

Ambos padres miran a Tsunade como tratando de constatar el disparate que el omega está diciendo, a lo que la vieja mujer asiente resignada.

—Eso no significa nada—expone la bermeja—Debe haber otra explicación.

—No la hay—se empecina—Lo confirme cuando mire sus ojos—los orbes negros se dirigen al infante que ahora mismo le está mirando curioso.

Ante la presencia de todos, el menor se incorpora de su silla y se acerca a la del omega, sin entender sus propias acciones y con toda la inocencia del mundo olfatea el cuello del pelinegro aspirando profundamente, hace temblar al omega en el proceso y le causa un profuso sonrojo. Ante esta acción, la pobre madre se lleva las manos a la boca por la impresión.

—No puede ser—lloriquea afligida.

—Vaya... Entonces es cierto—agrega el otro.

—Necesito sake—expone la estresada beta.

—Quiero lavar mis manos nuevamente'ttebayo—habla el dulce infante y corre al sanitario de la cafetería.

—¿Qué está pasando aquí? —la voz áspera del recién llegado hace eco en el área, a lo que todos le miran de diferentes maneras. La mujer pelirroja con lágrimas en los ojos y un gesto asesino, la vieja rubia con una mirada de fastidio y cansancio, el atractivo hombre de la mesa como pidiéndole ayuda para salir de ahí y su pequeño hermano, como si los locos fueran los otros tres—¿Sasuke?

—Toma asiento Itachi.

Confundido el alfa Uchiha toma la silla de otra mesita y se sienta con los reunidos. Da una rápida inspección nuevamente a las personas desconocidas cuando repara en el rostro del rubio mayor y las palabras se le atoran en la garganta.

—¿Mi... Ministro... Ministro de estado Namikaze? —de un respingo se vuelve a incorporar y hace una reverencia respetuosa—Lamento mi falta de modales, mi nombre es Uchiha Itachi—extiende la mano para tomar la del señor.

El amable alfa acepta el saludo y sonríe cálido—Mucho gusto Itachi.

—Sasuke ¿Qué haces reunido con el ministro de estado? —le mira represivo, y con el temor de que su hermanito le haya hecho un desplante a tan importante personalidad.

— Conversando con estas personas sobre los derechos sobre mi alfa—expone de una manera tan sencilla.

El primogénito Uchiha le mira horrorizado y un profuso colorcillo rojo le llena hasta la punta de las orejas.

—¡Sasuke! — le reprende—¡El señor Namikaze está casado!, ¡por lo tanto, no puede ser tu alfa! —espeta muerto de la pena con los presentes, por las ocurrencias de su caprichoso hermano.

—¡Aniki! —reprocha el otro—¡Este hombre viejo no es mi alfa! —hace una mueca de repulsión—Mi alfa es ese—señala con una mirada tierna a un chiquillo áureo que sale del sanitario.

—¿Un... Un niño? —ni en mil años se espera algo así—¿Has perdido la razón hermanito?

—Es mi destinado—verbaliza frío.

La mujer mayor está cansada de dar vueltas al asunto y decide tomar la palabra—Lo que el mocoso arrogante dice... Es verdad—asiente estoica—Así que solo queda aceptarlo y ver que se puede hacer.

—¿Ver que se puede hacer? —la bermeja se alarma.

—Kushina—le mira a los orbes violetas con una seriedad poco usual—Naruto aún no lo sabe y ni siquiera lo entiende, pero ya ha reconocido a su omega destinado y para serte sincera no sé que consecuencias pueda traer para él y su trastorno, apartarlos abruptamente. La abnegada progenitora aprieta los puños por la frustración que le han causado las acertadas palabras de su suegra y su aroma pasa de ser amenazante, a ser triste.

Itachi se toma unos segundos para procesar la información mientras analiza las miradas amorosas que su pequeño otouto le lanza al niño rubio. No hay duda.

—No sé qué decir—confiesa sincero—Esto es muy repentino.

—Bueno, siendo así—el progenitor Namikaze intercede—Creo que podemos dejar que Sasuke mire a Naruto algunas ocasiones.

—¡Minato! —la llorosa alfa le riñe dolida.

—Cariño—le toma de la mano y deposita un amoroso beso en el dorso de esta—Es por el bien de nuestro hijo, si Naruto ha aprobado a este muchacho, no debemos quitarle el derecho a la convivencia, mientras esta sea sana—Lo último lo dice mirando con advertencia al omega.

Y Sasuke se conmueve porque comienza a imaginar que cuando su dulce alfa crezca, será así de cariñoso y protector como el señor Namikaze. Los felinos ojos negros brillan ante la expectación.

Continuará... 

MY  SWEET ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora