Capítulo 32

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Prometí hacer lo que la mayoría quisiese y así va a ser.

Nota: Solo quiero decirles una cosa, lo que van a leer aquí es la manera menos correcta para sobrellevar una infidelidad. En este caso vamos a justificar el asunto, argumentando que es un omegaverse y sus personajes se rigen por el instinto primario, como los animalitos.

Pero en nuestro mundo, quien lo hace, inevitablemente reincide nuevamente y no lo digo yo, es una cuestión  de estudios estadisticos. Por favor, no perdonen infidelidades . Mereces un amor completo, un amor donde la lealtad sea el valor mas importante y que nadie te haga creer lo contrario. Mereces ser respetado y también tienes que respetar. 

Los te quiero mucho. 

**********

Sale del hotel donde ha pernoctado los últimos días, pues la persecución de Itachi no ha cesado. Ya ha sido capaz de pensar con claridad y sin presiones por en medio. Los primeros días fueron sumamente dolorosos, pues cuando contrajo nupcias, anhelo que fuese para siempre.

Si bien su rabia ha estado totalmente justificada, también es verdad que al reflexionar con astucia y dejando de lado lo que su corazón roto grita, entiende y concibe, que en el cuerpo de Itachi habitan dos almas, la del alfa y la suya propia. ¿En verdad puede culparlo por los deseos de su alfa interior? ¿Hasta dónde llega el autocontrol del instinto cuando se expone a su destinado?, de algo tiene certeza, ha sido muy duro con él.

Respira pausadamente para poder calmarse, pues se lo comen los nervios. Tomar la decisión le ha resultado emocionalmente desgastante, puesto que la imagen de su aún esposo en cama con ese hombre rubio, irruye en su mente en un cruel bucle infinito. Marca el número que sabe de memoria y espera a que le den línea.

*************

Le sudan las manos y su esófago amenaza con expulsar lo que ha ingerido esta mañana. Shisui le ha citado en ese lugar y le aterra pensar lo que le quiera decir. Ha ordenado el tiramisú y el café macchiato que a su consorte tanto le gusta.

Lo ve llegar con temple de acero y una seguridad que, en años de relación, jamás le conoció. Se acerca a la mesita cafetera y se para imperturbable frente al Uchiha mayor, quien le mira como perro con la cola entre las patas.

Se incorpora como si tuviese un resorte en el culo para poder abrirle la silla en un pretencioso gesto de caballerosidad.

—Shisui yo...—enuncia atropellado y su voz sale en un tono ridículo y chillón.

El otro coloca la palma al frente para que pare de hablar a la brevedad. —Hola Itachi. —saluda mesurado y hace una gran pausa para acomodarse en su sitio. —¿Cómo has estado? —indaga sarcástico e Itachi reciente el hecho de que jamás le ha hablado de esa manera tan impersonal, como si él fuese un cualquier desconocido que ha entrado a su vida sin pedir permiso.

—Mal—replica sinceramente y su primo le cree, pues el rostro tan atractivo, ahora luce cadavérico y macilento.

—No te veías tan mal la última vez. —afirma con una sonrisa maliciosa.

—Shisui—le llama afligido. —Por favor, déjame explicarte.

—Te escucho—y la enfermiza faz del otro se vuelve a llenar de color, pues le han dado derecho a réplica.

—Lo que paso fue un completo error—agita las manos en negación de manera muy exagerada, para dar énfasis a su argumento— Una estupidez por no poder contener los deseos de mi alfa... Yo... Yo no sé cómo pedirte perdón. —toma las manos de Shisui por sobre la mesa—Por favor... Por favor perdóname, no hay nada que yo no hiciese para obtener tu perdón.

Se suelta con suavidad de la nívea mano que se aferra a la suya y cruza los brazos. —¿Lo que sea?

—Lo que sea—asegura con firmeza y la determinación tiñe los ojos oscuros.

—No quiero que vuelvas a ver a ese omega.

Itachi se ha pasmado y abre la boca para argüir, pero no sale nada. Balbucea cosas incoherentes haciendo a Shisui montar en cólera a cada segundo que pasa sin recibir su ansiada respuesta.

—¡¿Acaso te has enamorado?! —espeta herido ante la nueva posibilidad.

—¡No! —rechaza abrupto un designio de esa magnitud—¡Nada de eso! —tiene el atrevimiento de sonar ofendido.

—Entonces explícame tu silencio—la voz se rompe ante el tormento y la angustia.

—Creo que... Yo creo que—evade la mirada de Shisui con vergüenza. —Se ha creado un lazo con mi destinado—cierra los ojos y la humedad que desciende por las mejillas del alfa recesivo cobra vida propia.

—¿Le... Le has marcado? —consigue hacer la pregunta en medio del llanto ahogado.

—¡No! —rebate desesperado por la frustración de ver el sufrimiento y la acongoja de Shisui—¡No sé cómo paso! ¡No puedo explicarlo, yo no le he mordido!

Inopinadamente, el chico herido levanta la cabeza y para de llorar, porque sus ojos se han abierto de manera desorbitada—Esta encinta, Itachi...—asegura amargamente—Por eso se ha originado un lazo... El lazo es un bebé.

—No....no puede ser. —susurra en un hilillo de voz, tan débil que apenas es audible.

Mira al lloroso Itachi, débil, vulnerable e inerme, nada que ver con el orgulloso alfa dominante del que se enamoró desde hace tantos años, tantos que no puede dilucidar una fecha exacta. Nunca ha tenido dudas respecto a su amor por él, y si alguna vez llego a haber alguna duda, por mínima que fuese, en estos momentos la descarta, pues odia ver al hombre que ama de esa manera tan poco digna.

Se seca las lágrimas con decisión y afianza la mano de un derruido Itachi por sobre la mesita de café. —Estoy aquí contigo—musita con suavidad—Estoy aquí ahora y siempre ¿recuerdas? —le sonríe de manera gentil y preciosa—Hasta que la muerte nos separe. —trata de aligerar el ambiente en un gesto bromista—¿No has firmado el divorcio o sí?

Itachi suelta un bufido, aunque aún tiene el rostro mojado—No los firmaría por nada en este mundo.

—Tonto—se incorpora y ayuda al otro a hacer lo mismo.

Se funden en un abrazo efusivo donde Itachi se inclina para buscar refugio en el pecho de Shisui y nuevamente puede aspirar el aroma a lavanda que le hace sentir en casa.

—¿Sabes dónde ese encuentra ahora? —indaga calmo mientras acaricia las largas hebras negras.

—No...

—Bien, tenemos que empezar a averiguar—plantea con entereza—Regresemos a donde el tío Madara, tu aspecto es bastante malo e imagino que el de ese hombre también, si no nos damos prisa él bebé corre peligro.

Itachi sale de su escondite y le mira a los ojos con inmenso amor e infinita adoración—Gracias Shisui. —Le besa con dulzura. —Gracias por todo, te amo, eres más de lo que merezco.

Continuará ....

MY  SWEET ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora