Parte 18

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Terminé de arreglar mi pequeña maleta, busque hasta debajo de la cama para que no se me olvidará nada importante, ya me había despedido de la abuela de Acacia y aparte de sus padres, los cuales, me agradecieron por haber asistido y le enviaron una botella de vino con moño rojo que le habían regalado a cada uno de los invitados. Apagué las luces de la habitación, incluyendo la del baño, luego salí de esta para ir a buscar a Oliver, pasé por la habitación de Acacia pero estaba oscura lo que me confirmó que aún no llegaba, seguramente quisieron quedarse más tiempo en el parque. Voces fuertes se escucharon dentro de la habitación de Oliver, al parecer estaba reclamando algo, quería irme pero a la vez también quería quedarme por si el necesitaba algo o quizás era una persona que le haría daño y yo podía intervenir de alguna manera.
Oliver: no entiendo porque tuve que encontrarme con ustedes aquí.- escupió esas palabras con rabia, podía sentirlo así.- ¿no pudieron mantenerse en la cueva? ¿tenían que venir a amargarme la existencia?, no me importan sus putas palabras de amor que ahora ya no puedo sentir, los quiero lejos de mí, tan lejos que no pueda respirar el olor de cada uno.- todo se quedó en silencio por un momento y después una voz ronca se escuchó.
Xx: ¿quién te crees para hablarle así a papá y a mamá? que no se te olvide que son tus padres y les debes respeto.- una carcajada traspaso las paredes.
Oliver: el respeto se gana, Brandon, que sean mis padres no quiere decir que tengo que respetarlos, si por mi fuera, ni siquiera les llamaría padres, ese papel les quedó demasiado grande.- la puerta se abrió de golpe tomándome por sorpresa, él me miró pero no dijo absolutamente nada, sus ojos estaban irritados y las venas en su frente resaltaban cómo nunca, pasó por mi lado arrastrando sus maletas y sin decir nada, de la habitación salió un chico de cabello rubio, quizás de la estatura de Dylan, detrás de él apareció una mujer joven que llevaba una falda larga y un suéter de color café, al final salió un hombre cómo de la edad de mi padre, tenía barba y vestía elegante, Oliver le daba un leve parecido, me miraron con curiosidad y solo sonreí con amabilidad, después seguí a Oliver por el pasillo, corrí lo suficiente para poder darle alcance.
Se encontraba subiendo su maleta en la parte trasera del auto, azotó la puerta con rabia y me miró cuándo estaba lo suficientemente cerca al auto.
Oliver: no te atrevas a preguntar sobre lo que sea que hayas escuchado.- sentenció, estaba molesto y mi curiosidad se había esfumado al ver la lágrima resbalar por su mejilla, lágrima que él borro con brusquedad.
Aitana: no tenía intenciones de hacerlo...- frotó su frente con desesperación, su respiración subía y baja, incluso podía escucharla, me acerqué a él y lo abracé, quizás fue un impulso muy poco agradable para él pero quería que supiera que estoy aquí por si necesita hablar.
Oliver: ¿qué estás haciendo?- su voz en mi oído sonaba más ronca, me encogí de hombros sin dejar de abrazarlo, podía sentir los latidos acelerados de su corazón en mi oído.
Aitana: cuándo yo era niña tenía muchas pesadillas durante las madrugadas, mi madre salía de su habitación y me abrazaba diciendo "los abrazos espantan a los fantasmas y curan el alma"- sentí que sus brazos iban subiendo por mi espalda hasta que los unió y subió sus manos a mi nuca acariciando mi cabello, después, apoyó completamente su rostro en mi cabeza.- estoy aquí, Oliver.- ¿por qué mi corazón se sentía tan acelerado? ¿quizás por la impresión de lo que escuche o es que es algo más profundo?, aceptaré cualquiera de los 2.
Oliver: es momento de irnos.- se separó de mí cortando cualquier tipo de contacto, asentí, me quitó la maleta de la mano para después subirla en la parte trasera de su auto, mientras tanto, me subí y abroche el cinturón de seguridad. Lo miré a través del retrovisor, se frotaba el cabello con desesperación, cómo sí quisiera desprenderlo de su cuero cabelludo, luego subió al auto y se puso en marcha sin decir nada.

Encendió nuevamente la calefacción del auto y dejó apagadas las luces, incluso apagó el estéreo para no escuchar ningún ruido, no sabía que tema podía sacar sin que él se molestará, quizás escucharme hablar no era de las cosas que el prefería hacer durante el camino, me acomodé mejor en el asiento y encendí mi celular para enviarle mensajes a Acacia y otro más a Dylan, este me había enviado mensajes en repetidas ocasiones diciéndome que había guardado unos caramelos en el bolso de mi maleta antes de irnos al parque, que me quería y le avisará en cuánto llegara a casa, me quité el cinturón de seguridad con suma delicadeza y después me puse de rodillas en el asiento para poder inclinarme hasta donde estaba mi maleta, abrí el bolso pequeño delantero y saque los dulces que Dylan había dicho, no había cenado absolutamente nada y tenía hambre ya. Oliver frenó derepente haciendo que por el movimiento me fuera hacia atrás, sin embargo, su mano detuvo mi cuerpo antes de que lo golpeara con la guantera.
Oliver: por favor, siéntate bien.- hice lo que me pidió, me acomodé y limpie el borde del asiento por si se había manchado de tierra, después me coloque el cinturón de seguridad y procedí a abrir mis dulces.
Aitana: Dylan me regaló estos dulces, sabe lo mucho que me encantan.- suspiré.- y quiero compartirlos contigo, ¿quieres uno?
Oliver: no deberías de comer dulces, esos no te dejarán dormir durante el viaje.- apreté mis labios y regresé a mi posición en el asiento.
Aitana: pero es que tengo hambre, Oliver, no comí absolutamente nada después de que fuimos al restaurante ¿sabes?- suspiré.- ¿escuchas cómo gruñe mi estómago?, está hambriento y así tampoco podré dormir.- él no me respondió nada, solo se concentró en la carretera lanzando constantemente suspiros.- lo que sea que haya pasado con esas personas no es mi culpa, Oliver, quiero ser amable contigo pero te estás comportando de una manera muy tonta, tienes 28 años y parece que tienes menos, pff...- me senté dándole la espalda y mirando a través de la ventana.

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