Capítulo 8

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—¡'Samu!

—Ya estoy aquí, ya estoy aquí.

Atsumu abre sus brazos, dejando que su hermano menor se meta entre estos y lo abrace con fuerza. Solo basta eso para que el mayor solloce más fuerte, dejando ir todo su dolor y enojo, apretando la sudadera de Osamu y ahogándose con su propio aire.

Está tan enojado por todo. Por tener un bebé, por no poder seguir jugando, por no estar abrazando a Omi. Todo le molesta, está cansado y solo necesita que alguien le diga que después de todo, las cosas irán bien.

Por suerte Osamu lo hizo. Lo consoló todo lo que necesitaba, dejando que llorase sobre sus hombros. Atsumu siempre fue el más sensible después de todo.

—Escucha, oye, escúchame —Osamu tomó sus mejillas, ganándose un puchero por parte de su gemelo—. Volverás a la cancha, solo es un año, 'Tsumu.

—Pero...

—Pero nada. Sé positivo —Atsumu solloza con sus ojos entrecerrados—. Podrás ir a ver los entrenamientos y todo, solo no jugarás. Y sé que es difícil pero no puedes hacer nada más, ¿bien?

Balbucea.

—Atsumu, ¿bien?

—Sí, bien... —dice a duras penas—. ¿A dónde está Omi?

—Se fue a no sé dónde —Osamu suspira.

Los ojos de Atsumu, que estaban enrojecidos e hinchados por tanto llorar, se clavan en su hermano ahora enojándose.

—Lo voy a matar.

—¿Eh?

Atsumu se levanta de la cama rápidamente, atontado por las lágrimas pero no lo suficiente como para entender rápidamente la situación.

—¿Por qué?

—¿Viniste en tu auto?

—Eh... sí.

—Llévame al bar más cercano que conozcas.

Kiyoomi bebe y bebe, ahogando por fin su agonía.

Sí, se supone que no debería estar haciéndolo pero es débil. Y nadie lo controla, así que puede beber sin importarle nada de lo que alguien diga.

Es malo beber cuando hace deporte, su entrenador más de una vez se lo ha dicho. Incluso lo ha amenazado con echarlo del equipo. Kiyoomi, luego de eso, prometió no beber pero es obvio que miente. Es un mentiroso, un tipo débil.

No como Atsumu. Él soporta las dificultades de su vida y no se respalda en el alcohol; a Kiyoomi le da tanta vergüenza admitir su problema con la bebida que prefiere evadir el tema, centrándose en pensar en la triste mirada de Atsumu hacia el público de los MSBY.

Se vuelve a culpar a él mismo. Si no fuera por el despiste, el teñido estaría tan feliz e insoportable como siempre. Kiyoomi no soportará ver a Atsumu tan afectado durante nueve meses. 

Entonces delinea el borde de su vaso de whisky, pensando en cómo hacer para no causarle problemas a Atsumu. Abortar ya no es una opción, hay que seguir adelante con el bebé porque ya van tres semanas juntos; ¿quizá dar al niño en adopción? Después de todo, desde un principio, ninguno de los dos estuvo de acuerdo con tenerlo.

—¡Oye!

Entonces alza la vista, deshaciéndose de aquellos pensamientos cuando se encuentra con los ojos molestos de Atsumu.

—¡Tú no deberías estar aquí!

Kiyoomi balbucea algo.

—¿Cuánto has bebido?

—Solo... solo tres vasos.

Atsumu parece quejarse pero toma su muñeca, obligándolo a levantarse.

—¡Todavía no pagué!

Llegar a casa es más complicado que antes.

Osamu cierra la puerta con un suspiro mientras que Atsumu tira de un Kiyoomi borracho, quien balbucea unas disculpas que ignora completamente porque está enojado y el padre de su bebé, en vez de consolarlo. Esto no es una familia, si es así, ¿qué será de ellos en el futuro?

Solo basta una mirada para que Osamu entienda que esto es de a dos y no debe seguir a Atsumu al baño, así que se sienta en el sofá por si su hermano lo necesita. Y sabe que lo hará.

Mientras tanto, con la pareja de padres, Atsumu mete a Kiyoomi en la ducha y abre el agua fría, robándole un grito.

—¡Déjame!

—¡Me dijiste que no ibas a beber otra vez!

En su mirada hay decepción y enojo. Sakusa lo mira molesto.

—¡Tú no lo entiendes!

—¿¡Qué no entiendo!? —devolvió el grito mientras Kiyoomi cerraba el agua—. ¡Dijiste que no lo harías pero resulta que tuve que ir a buscarte a un bar!

—¡Lo hice porque no sabía qué hacer! —Se había enojado—. ¡Porque me sentí abrumado con toda la situación!

—¿¡Y tú crees que yo no!?

—¡No lo sé! —alzó sus brazos—. ¡Nunca me lo dijiste, solo te encerraste a llorar!

—¡No tenía otro opción! —exclamó—. ¡Toda mi vida se arruinó gracias a esto! —señaló su bebé.

—¡Tú querías tenerlo! —Kiyoomi lo señaló—. ¡Podrías haberlo abortado y ninguno de los dos estaría en problemas! —salió de la ducha, acercándose a él—. ¡Tú no querías esto y yo... yo no lo quiero, pero decidimos tenerlo!

—¿No quieres tener el bebé?

Atsumu baja la voz automáticamente.

Sakusa aprieta sus labios y niega.

—No querías al bebé... —murmura sorprendido—. No quieres al bebé...

—¿Me culpas?

Atsumu lo miró.

—Vete.

—¿Qué?

—Que te vayas —repite, haciéndose a un lado—. Te pregunté si lo querías tener y parece ser que me mentiste. Si no quieres al bebé, vete.

Abrazó su estómago sin mirarlo, señalando en dirección a la puerta. Kiyoomi se le quedó viendo.

—No... no puedes hacerme esto.

—Tú estás haciendo esto —murmuró, mirándolo con los ojos al borde de lágrimas—. No voy a estar contigo si no quieres hacerte cargo del bebé. Esto solo era para eso y como no lo harás, no sirve de nada que estés aquí.

Sakusa mordió su lengua y asintió, apretando sus puños.

Salió del baño todavía chorreando agua y bastaron segundos para escuchar un portazo, el cual hizo que Atsumu se desplomara en el suelo, soltando un fuerte sollozo. Osamu llegó corriendo y se arrodilló a su lado, abrazándolo y dejando que su hermano soltara toda su angustia y dolor.

Omi había roto su corazón.

—¡Estoy solo en esto!

—No, no lo estás. Me tienes a mí y... y a Shoyo, a Bokuto... ¡Nos tienes a nosotros!

—Pero yo quiero a Omi...

Balbuceó apoyándose en su hermano. Osamu solo suspiró.

Esto sí era un problema.

The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora