Capítulo 21

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—Mañana tenemos cita con el médico.

Kiyoomi dice cayendo a la cama.

—Lo sé.

Atsumu responde trepándose sobre él.

Luego del momento en el sofá, decidieron cenar algo liviano y ver una película, ya que estaban aburridos y afuera estaba lloviendo. Una cosa llevó a la otra y terminaron besándose, Omi pensó que lo harían en el sofá pero Atsumu lo sorprendió al decirle que fueran a la cama porque ahí estaría más cómodo.

—No podemos dormirnos tarde.

—Tú solo bésame.

Luce desesperado, sentado sobre su regazo mientras desabrocha su pantalón. Omi, por primera vez, intenta seguirle el ritmo, acariciándolo rápidamente pero Atsumu está ansioso y se demuestra con cada acción sobre él. Automáticamente se resigna a que hoy será sumiso ante el teñido.

—Esta noche no hay una relación sexual de por medio, Omi-kun —susurra Atsumu sobre sus labios y el pelinegro solo mira intentando procesar todo lo que está ocurriendo—. Hoy yo mandaré aquí.

—No tengo problema —jadea, sintiendo los labios de Atsumu en su cuello—. Pero... —traga saliva, llevando una mano a su cabello y tirando de él—. ¿Por qué?

—Solo se me ocurrió.

En algún lado leyó que, durante el embarazo, quienes esperaban el bebé se revolucionaban en lo sexual y todas esas hormonas y demás, se fortalecían. Básicamente el apetito sexual aumentaba. Aunque se sorprendió, porque también recuerda haber leído que el cincuenta por ciento de personas en gestación, sufrían de la disminución de este. ¿Acaso Atsumu funcionaba al revés o simplemente estaba relacionando el embarazo cuando quizá no tenía ninguna relación con lo que estaba pasando?

Gime cuando siente un tirón en su cuello, son los dientes de Atsumu molestando. Por suerte pasa una vez y sus labios siguen bajando, deshaciéndose de su camisa y besando toda su piel, dándose cuenta que, con su mano libre, Atsumu se toca a él mismo. Omi se siente en el cielo por un segundo con tal imagen.

Cuando baja sus pantalones, Omi mira al techo, preparándose para lo que viene. Usualmente no va abajo cuando está con Atsumu, principalmente por su relación, pero como el teñido dijo antes que esta noche no son eso, esta vez es diferente. No le molesta, le da igual, pero se había acostumbrado a su rol. De todos modos, que Atsumu se comporte así con él cuando está arriba, no le disgusta para nada. Podrían implementarlo, incluso.

El calor comienza a colmar la habitación y logra calmarse cuando el teñido le saca la ropa, dejándolo solo con su bóxer. Atsumu no piensa dos veces en quitárselo también y baja, besando sus piernas, luego sus muslos y su cadera. Omi suspira acariciando su cabello, arqueando su espalda cuando mete su pene a su boca. Atsumu es húmedo y respira sobre él, haciéndolo temblar y murmurar su nombre mientras enreda sus dedos en las hebras de su cabello.

Omi cierra sus ojos, gimiendo su nombre al sentir a Atsumu succionar. Sube y baja, lame y chupa, generando sonidos obscenos que mañana le darán vergüenza recordar. Siente, en un momento, que Atsumu se aleja y baja la mirada, encontrándose con el teñido lamiendo sus propios dedos. Sabe qué va a pasar, es obvio.

Gime al sentir el dedo de Atsumu acariciar su entrada para luego comenzar a introducirse, sintiendo su boca regresar a su pene. Omi es débil ante esto y jadea su nombre, arqueándose más en su lugar y apretando sus piernas con la cabeza de Atsumu entre estas. Es un placer único, le encanta sentir esto.

Y por eso no pasa mucho para que gima su nombre por última vez y llegue al orgasmo adentro de su boca. Atsumu sigue succionando, sacando sus dedos y apretando sus muslos, haciendo oír unos últimos sonidos de chupe antes de alejarse. Omi respira agitado, escondiendo su rostro en la almohada mientras intenta calmarse. Se siente vacío de algún modo.

The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora