Capítulo 17

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—¡Bokuto, no te enojes!

Otro día más de Atsumu molestando a Bokuto. Se cuelga de sus hombros cuando terminan de entrenar y este lo arrastra, ignorándolo. Hinata y Omi ríen a su lado, bebiendo agua y secándose el sudor.

—Ya vuelve a mi vida. Te traje una ecografía de mi bebé para que la guardes —lloriquea.

—¿Omi también tiene una?

—Sí.

—Entonces no la quiero.

Hinata no puede evitar soltar una carcajada mientras que el pelinegro rueda los ojos, dirigiéndose a su casillero.

—Ya para. Te extraño, Bokuto. ¡Vuelve!

El hombre se le queda viendo y suspira.

—Solo no entiendo por qué volviste con él.

—Ni yo, pero supongo que es algo que deberíamos dejarle al universo —Atsumu suspira, viendo a Omi cambiarse—. ¿Volverás a ser mi amigo?

—Nunca lo he dejado de ser.

—¡Sí! —Atsumu exclama de la felicidad, dando un salto y abrazándolo—. ¡Te amo!

Omi esta vez sí alza la mirada, observando confundido al teñido. Hinata lo mira de reojo y decide quedarse callado.

—Pero si él te vuelve a lastimar... —Bokuto susurra sobre el hombro de Atsumu—. Lo voy a matar.

***

Es normal entrar a casa entre besos. Kiyoomi deja que Atsumu se choque con las cosas (obviamente, procurándose de que no se lastime o algo por el estilo), mientras se despojan de su ropa y se dirigen a la habitación rápidamente. Las acciones han sorprendido al teñido, sin embargo le sigue el juego porque en la ducha no pasó nada. Nunca llegaron ni siquiera al sexo oral por estar besándose.

Y Atsumu, si tiene que ser sincero, quiere a Omi entre sus piernas.

—Sacate todo lo que te queda.

—¿Por qué?

Atsumu está en medio de la cama mientras que Omi abre el armario.

—Hazme caso.

Obviamente lo hace. El tono de voz del pelinegro es lo suficientemente intimidante como para querer pelear. Atsumu se queda sin ropa, sentado en medio de la cama otra vez mientras observa al pelinegro sacar muchas corbatas del closet. Atsumu jadea ante lo que piensa que pasará.

Omi todavía tiene su pantalón, lo que inquieta un poco al teñido. Aunque termina olvidándose cuando el pelinegro toma una de las almohadas y la coloca en su espalda. Atsumu quiere agradecer eso, pero ya hay una corbata rodeando su rostro y tapándole la boca. Intenta preguntar qué pasa, pero el hombre lo ignora y ata sus muñecas al respaldar de la cama.

—Bien, terminé —Omi sonríe—. ¿Sabes por qué hago esto? —Atsumu niega—. ¿Quieres saberlo? —pregunta mientras abre sus piernas.

El teñido asiente y Omi es consciente de esto, sin embargo prefiere no decirlo. Solo le dedica una sonrisa socarrona y se acomoda en la cama, dejando su rostro a la altura de las piernas del hombre. Respira sobre su intimidad, acariciando sus muslos y robándole el aire a Atsumu. Siente como tiembla debajo de él, pero sigue con lo suyo.

La punta de su lengua recorre su muslo interior y sube hasta plantarse en medio, dejando besos y mordidas que espera hacer notables. Atsumu intenta moverse, porque después de todo es doloroso a pesar del placer que siente, pero Omi lo retiene, haciendo erizar su piel. Acaricia lo que puede y muerde sin dudarlo. Si fuera por él, incluso dejaría ahí su nombre.

The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora