Capítulo 23

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—Oh, Hana ya llegó... ¡En la cocina, hija!

La chica camina hacia ellos y le sonríe confundida. Kiyoomi se da cuenta que es una Miya: su cabello marrón oscuro, flequillo y la mirada que identifica a los gemelos.

—Él es Kiyoomi, el... eh, el padre del bebé de 'Tsumu.

Saluda agitando su mano, sin prestarle atención a lo que la mujer dijo. Hana lo observa de arriba abajo.

—Soy Hana, la hermana menor. Y él es mi hijo, Reiya. Saluda, bebé —dice dulce, agitando la manito del niño.

—Es lindo, ¿qué edad tiene?

—Un año el sábado.

Omi asiente, mirando al bebé.

—¿Y mi hermano?

—Durmiendo —Sonríe forzado.

—Iré a despertarlo. Mamá, ¿me lo cuidas?

—Seguro. Ven, bebé...

Hidori hace que se vea fácil alzar un bebé. Sin embargo, siente que cuando tenga a su hijo en brazos, se convertirá en manteca. Si se le cae, Atsumu lo va a matar.

En su silencio, observando distraído como Hidori le muestra su tostada a Reiya, comienza a hacer cálculos. Cuando Hana nació, Atsumu y Osamu tenían nueve. Así que, ahora que tienen veinticinco, la chica debe tener dieciséis. Intenta encontrarle otra solución a la ecuación pero no, Hana es una adolescente que tuvo un hijo.

El timbre suena y Kiyoomi se sobresalta en su lugar, volviendo a la realidad. Hidori hace una mueca.

—Omi-kun, ¿podrías tener a Reiya unos segundos? Debe ser el cartero y pedí unas cuántas cosas por internet.

—Ah... sí, seguro.

Ella asiente y se levanta al igual que él, escuchando los gritos desde arriba porque sus hijos se están peleando. Reiya queda sobre los brazos de Kiyoomi, sosteniéndose de su cuello mientras observa a su abuela quejarse. Él está más nervioso de lo normal, sosteniéndolo con miedo porque teme tirarlo.

Mientras Hidori abre la puerta, Reiya se concentra en jugar con sus rizos. Omi, intenta no sentir un poco de disgusto ante esto, porque probablemente las manos del bebé están sucias y con gérmenes; es positivo y piensa que así tendrá que ser cuando tenga a su hijo —o hijos— en sus brazos, así que le sonríe forzado y el niño lo mira feliz.

Todo a su alrededor se queda en silencio, solo son él y Reiya. Esto de ser padre no será tan malo después de todo, no cuando tenga al bebé en brazos o jugando con su cabello como ahora hace el menor. El niño ríe y enreda sus manitos en su cabello, sonriéndole. A Omi no parece molestarle mucho.

Cuando vuelve a la realidad es porque escucha la voz de Atsumu. El teñido murmura el saludo matutino y se acerca a él adormilado.

—Buenos dias, Omi-kun...

Dice dejando un suave beso sobre sus labios y luego alzándose para dejar un beso en la frente de Reiya. Omi se queda congelado en su lugar, comenzando a sentir vergüenza porque, aunque hagan eso en casa y se haya vuelto una costumbre, esta vez están en un lugar ajeno. Qué bochorno.

—No, espera, yo todavía no tuve mi hijo —Atsumu regresa sobre sus pasos confundido y mira al niño—. ¡Ah, Reiya! ¡Hola, bebé!

Y parece ser que lo saluda con demasiada energía, porque Reiya tiene una mueca y a los segundos estalla en llanto, escondiéndose en el cuello de Omi. Este hace una mueca disgustado mientras Atsumu exclama el por qué.

—¿Qué pasó...?

Hana baja confundida, observando a Omi con su hijo en brazos. Ella rápidamente se acerca a él, quizá avergonzada de verlo cargando a su hijo y lo toma. Reiya se calma, respirando ahogado.

The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora