Atsumu se la pasa llorando por lo que pasó luego de que Kageyama se fuera. Omi lo consuela en sus brazos, escuchando lo angustiado que está. Incluso cuando Hinata le mandó un mensaje pidiéndole disculpas por su forma de actuar. Se culpa por lo que pasó.
Por suerte los malos momentos pasan y Hinata regresa a casa con la misma felicidad de siempre, ganándose el gran abrazo de Atsumu. Obviamente lloraron, pero Omi solo se fue.
El tiempo comienza a pasar rápido y en un suspiro, los meses se pasan volando. Cuando Omi se quiere dar cuenta, llegan al séptimo mes y ninguno de los dos sabe cómo pasó. Ahora el estómago de Atsumu ha crecido y no hay día que se enoje más con verse al espejo.
—¡Mira todos los kilos que subí, cuando vuelva a entrenar, Samson me matará!
—Claro que no —Omi suspira por quinta vez en el día, observando al teñido mirarse frente al espejo—. Es embarazo, es entendible.
Ya se sabe que Naori es varón. Lo confirmaron dos días atrás porque por fin se dejó mostrar, Kashima dijo que era niño y les explicó, señalando con su dedo, la forma del bebé porque ninguno de los dos ahora podía encontrarla. Atsumu ya se encuentra en la semana veintinueve, así que se la pasa hablando con Naori desde que Kashima les dijo que ya puede llegar a escucharlos.
También les dijo que el humor de Atsumu puede cambiar de un segundo al otro o que la ansiedad se acentuará por miedo al parto. El teñido no se siente ni mínimamente asustado, está tan seguro de sí que sabe que saldrá bien con Naori en brazos del hospital. Es perseverante, Omi ama esa faceta de él.
Y ese es el problema.
No ha pisado el consultorio de Taeda desde que se despidió de él, hasta que tocó su puerta a las cinco de la tarde.
—¿Kiyoomi? —Taeda preguntó confundido pero su rostro se llenó de preocupación al instante—. ¿Bebiste?
—No. Algo peor.
—¿Qué pasó?
—Creo que estoy enamorado de Atsumu.
Creer. Omi empezó a notar esto durante el quinto mes. Sospechó de sus sentimientos cuando Atsumu lo besó al salir del hospital y se sintió bien o cuando fueron a comprar cunas y eligieron una blanca tomados de las manos, sintiéndose como si fueran un matrimonio primerizo por querer comprar todo.
Se fija en detalles mínimos e inconscientemente lo abraza, dejando besos en su cuerpo porque le encanta. Esto no es como la adolescencia; las mariposas envejecieron al igual que los sonrojos estúpidos. Omi dice «creo» cuando sabe que en realidad está enamorado, sin embargo le cuesta admitirlo porque después de todo, es Atsumu.
—¿Hay algún problema con estar enamorado del padre de tu hijo?
—Que él no esté enamorado de mí.
Taeda suspira.
—¿Y le has preguntado?
—¿No?
—Ahí tienes todo.
—¡No puedo preguntarle! Si me rechaza, moriré.
—O capaz está tan enamorado de ti como tú lo estás.
No se queja de las contestaciones de Taeda, porque no hay otra cosa que pueda decirle. Pero este no entiende lo preocupado que está por sus sentimientos y que sabe que Atsumu no está enamorado de él.
—Omi... ¿¡A dónde estás cuando te necesito!?
Parado en medio de la calle, de mal humor, el pelinegro no le contesta. ¿A dónde se supone que está?
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The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu
Fanfiction-Omi, espera. -¿Justo ahora? -Tengo... no, necesito decirte algo... -¿Qué pasa? -Estoy esperando un bebé. Silencio. Puro silencio. -¿De? -Ti. Vóley, dinero, sexo. Es lo único importante en la vida de Atsumu y Kiyoomi. Hasta que a las cuatro de la ma...