Capítulo 19

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—Mi nombre es Kiyoomi Sakusa y estoy aquí porque... eh... estoy presentando problemas con el alcohol.

—¿Has estado en terapia, Kiyoomi?

Es la típica sala de película. Ventanales, paredes con posters que dicen que es malo beber y que «estamos aquí para ayudarte», una ronda de sillas y gente sentada en ronda entre los veinte y cuarenta años de edad, supone Sakusa.

Takiro está sentado a dos sillas de él, observando con esa típica sonrisa consoladora. Si tiene que ser sincero, quiere irse de ahí. No le gusta este ambiente, no quiere saber nada con ellos. Piensa que esto no lo ayudará en nada, quiere volver con Taeda y su horrible humor soberbio.

—Sí. Me atiende Taeda Yamamoto —responde mirando sus manos—. Me dijo que tenía que venir aquí cuatro veces en el mes. Todos... los jueves.

—Está bien, eso es bueno. Le hiciste caso y viniste —Takiro dice, observando ahora a la ronda—. ¿Alguien tiene preguntas para nuestro nuevo compañero?

Kiyoomi se desespera con tanta paz y tranquilidad.

Alguien alza la mano.

—¿Cómo empezaste?

Kiyoomi supone que se refiere con el alcohol. Piensa unos segundos antes de hablar y suspira.

—De pequeño, casi dieciséis, cuando noté que mi padre no era tan decente como pensaba —responde desviando la mirada—. Le robé una botella de whisky y lo tomé a escondidas en mi habitación mientras lloraba.

—¿Y ahora por qué no quieres seguir bebiendo?

—Seré padre —sonríe de manera forzada, orgulloso de sus miradas—. No quería perderme su crianza por culpa de mi adicción.

—¿Has tenido alguna recaída?

—Cuando... eh, cuando me peleé con el padre de mi próximo hijo —responde avergonzado.

Takiro asiente.

—Bien, Kiyoomi. ¿Quieres escuchar la razón por la que ellos están aquí?

Si no le quedaba otra...

—Está bien...

No le tenía fé al lugar, pero salió sorprendido. Pensó que su historia era la peor, pero incluso llegó a escuchar que unos tomaban porque querían morirse y otros porque habían sufrido violencia. Son tantos los casos que Omi no puede creer todo lo que ha escuchado, definitivamente tiene que contarle a Atsumu. ¡Esto le va a interesar!

Después de dejar a Hinata en su casa, se dirige a la de él. No se sorprende al entrar y ver a Atsumu tirado sobre la alfombra, descalzo, con ropa de verano y el aire acondicionado en caliente justo tirándole todo el aire. Lo va a matar.

—¿Qué haces en el suelo?

Una discusión de todos los días empieza. Atsumu ni siquiera lo mira, está muy concentrado en su teléfono. Omi se saca sus zapatos y luego entra, quitándose su cubrebocas.

—Atsumu.

—No... me... molestes... —responde monótono.

—Entonces levántate del suelo —dice dirigiéndose al baño—. Está sucio.

—¡Qué insoportable...!

Esto es de todos los días.

Por suerte cuando sale del baño, Atsumu ahora está tirado en el sofá. No piensa dos veces el ir y levantar sus piernas, sentándose y dejándolas en su regazo. Atsumu no se inmuta, sigue con su teléfono. Debe de estar muy concentrado como para que no lo moleste.

The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora