Capítulo 28

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—Esa película fue un asco.

—¡Un desastre!

Salieron riendo pero no porque la película fuera la causante. Casi se duermen, incluso se fueron a la mitad.

—Cielos... ¿ahora qué hacemos?

—Vamos a comer algo. Necesito sentarme, me duelen los pies.

—Seguro. Te preguntaría si quieres que te cargue pero creo que va a ser incómodo para el bebé.

Atsumu ríe y asiente, comenzando a caminar a su lado. Esta tarde que anochece la ha pasado bien con el capitán de su equipo; tiene buen sentido y su sonrisa es bonita, aunque de por sí él es atractivo. Es una pena que se fije en Atsumu, porque podría estar con cualquier persona que él quisiera.

Se nota que le gusta. ¿Cómo debería rechazarlo? No le quiere decir directa y explícitamente que le gusta Kiyoomi, pero tampoco quiere mentirle. En algún momento de la noche probablemente Meian intentará decirle, lo que lo pone nervioso. ¿Por qué no es sincero y ya?

Cuando llegan al lugar de comidas rápidas, prefieren sentarse afuera porque hace calor. Meian ayuda a Atsumu a sentarse y luego se sienta frente a él, observándolo con esa sonrisa encantadora que tiene.

—¿Y por qué decidieron ponerle Naori?

—Simplemente nos gustó el nombre. El significado es bonito, pero no es como si le hubiéramos dado importancia.

—¿Y qué significa?

—Bella esperanza.

—Es muy bonito —alzó sus cejas sorprendido.

El teñido asintió con una sonrisa suave.

—¿Te gustaría tener más hijos? —preguntó, apoyando su mentón en su puño.

—Con Omi pensamos que una niña sería lindo.

—¿Con Omi? —Meian fruncí el ceño ante el asentamiento de Atsumu—. Pensé que no estaban juntos.

—No lo estamos pero... eh... ¿Qué?

Meian rió.

—Ya deberían estar juntos ustedes dos.

Atsumu parpadeó atontado.

—¿No se supone que esta es la parte en la que te pones celoso?

Bien, sabe que sonó egocéntrico y demás pero no está entendiendo la situación. Primero él, inconscientemente, planeando tener otro hijo con Omi y aceptó, ¿¡eso significa que su chico quiere estar con él!?

—¿Por qué me pondría celoso? —Meian lo miró confundido sin borrar su sonrisa.

—¿No te gusto?

—¿No?

—¿Esto no es una cita?

—No —Ahora Meian era el confundido. Alzó su mano y le mostró un anillo dorado en su dedo anular—. Estoy casado.

—¿¡Estás casado!? —Atsumu estaba por caerse de la silla—. ¿¡Con quién!?

—¿Inunaki?

—¿¡Inunaki!?

Atsumu alzó la voz, haciendo reír a Meian. Por suerte no había nadie en el local a esa hora.

La situación era caótica.

—¿¡Desde cuándo!?

—Unos cuatro años.

—¿¡Qué!?

The Baby and The Sugar Baby | Sakuatsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora