Por otro lado, Hipo estaba en su lugar de trabajo anotando unas cuantas cosas con el lápiz de carbón en la mano.
-Gestión de las tierras: Hecho.
Cuidado de la herrería: Hecho.- decía haciendo una rayita al lado de cada función.Anteriormente había estado buscando a Astrid por todas partes, por la herrería (que fue donde dijo que estaría), por el establo y por su casa, pero no la encontró así que decidió verla más tarde. Necesitaba entretenerse con algo, ahora más que Makia estaba en la isla. No paraba de pensar en esa muchacha, en qué pasaría cuando se fuese, porque se iba a ir... ¿No?
¿Y si se quedaba?
Hipo se llevó las manos al rostro con cansancio.
▪︎ ▪︎ ▪︎
-Gracias por el vestido, Valka. Y gracias también por los leotardos y las botas. Estoy acostumbrada a andar descalza, pero con esto estoy más cómoda-agradeció la joven sonriendo.
Ya llevaba puesta la vestimenta y la verdad es que le quedaba bastante bien; el vestido grisáceo era grueso, los leotardos eran de color negro y la protegían del frío, y las botas eran peludas, con varios tonos cobrizos.
-No hay de qué. Por cierto, ¿me dejas trenzarte el pelo?-sugirió la señora suplicando con la mirada.
-Vale.
Makia se sentó en el catre y Valka fue detrás suya. Empezó a hacerle una trenza de raíz al principio y, cuando acabó el espacio de la cabeza, dejó el pelo suelto al final. La parte trenzada la sujetó con una cuerda la cual tenía dos abalorios de madera enganchados.
-Ya está. Te ves más... no sé, ¿civilizada?
-¿En serio?-preguntó tocándose los mechones tirantes de la cabeza. Su pelo estaba lleno de agua salada, pero podría asegurar que estaba más limpio de lo que lo había tenido en todos estos años.
-Claro que sí, ahora ya pareces una chica normal-Valka se apartó de ella y se dispuso a correr las peludas cortinas de una ventana, mostrando una tarde hermosa con un cielo despejado.
-Muchas gracias-se levantó la chica del mueble-. Anda, mire, la tormenta ha amainado. He de irme.
-¿A dónde?-la mayor frunció el ceño.
-Ya pensaré en algo.-dijo abriendo la puerta.- De nuevo, gracias por todo.
Y con el sonido de la puerta cerrándose lentamente, Makia se marchó del lugar.
La joven castaña caminaba por la tribu sin saber muy bien a dónde ir, sólo recordaba una playa llena de gente humillándola y juzgándola de manera equivocada. Pero ahora los habitantes ni siquiera se molestaban en mirarla. ¿Acaso habían olvidado quién era? Seguramente sí, pues Makia tenía otra ropa, otro peinado y parecía estar mucho más limpia que antes.
Aún seguía caminando cuando se encontró a un chico rubio de unos veinte o ventiún años arreglando una ventana. Tenía una expresión seria y estaba embadurnado de barro. Se acercó a él y captó su atención diciendo un "disculpe".
-¡Mira, Brusca, no pienso...!-bramó el hombre sin mirar, pero al ver a la joven que se mostraba ante él no pudo evitar abrir ligeramente la boca y quedarse sin habla.
-Eh, ¿hola?-preguntó Makia.
-Ho-hola...-se podía apreciar el nerviosismo del chico.
-Mire, necesito llegar a la playa y no sé cómo ir. No hago más que dar vueltas y más vueltas por este sitio y no la encuentro.
-Es fácil llegar... Sólo tienes que atravesar esa fila de casas y ahí la tienes-informó señalando dicha fila que había delante de ambos.
-Ah, vale. Gracias-le dió la espalda al rubio.
-Me llamo Chusco-alzó la voz él viendo cómo la chica se alejaba. Ésta se giró y pudo contemplar la boba sonrisa que poseía el chico.
-Makia.
▪︎ ▪︎ ▪︎
El jefe había terminado el trabajo mucho más rápido de lo habitual, así que salió de la estancia y se dirigió a casa de su madre con la esperanza de encontrar a Astrid, pero, para su sorpresa o su suerte, se encontró a Makia caminando cerca de la playa. Decidió ir tras ella.
Corrió lo más rápido que pudo hasta alcanzarla.
-¡Makia, espera!-exclamó jadeante.
-Hola, señor Hipo...
-¿A dónde ibas?-preguntó recuperando poco a poco el aliento.
-Voy a volver a casa. Mi búsqueda ha fallado y sé que no puedo estar aquí-dijo mirando a la tribu que estaba sólo a unos cuantos metros.
-¿Quién ha dicho que no puedes estar aquí?
-Me echó de la isla, ¿recuerda?-le recordó la castaña.
Era cierto... Hipo bajó la mirada.
-Tengo que irme, no tengo nada que hacer aquí.
-¿Te rindes tan fácilmente? Ni siquiera hemos intentado buscar otra pista-dijo Hipo sin pensárselo dos veces, mirándola directamente a los ojos. Ella hizo lo mismo.
-Me dijo que no sabía nada, ¿qué pista podríamos buscar usted y yo si lo único que tenía en mente era hablar con su padre?
-¿Y si hubieran...? No sé, antiguas cartas o algo semejante que pudiera arrojar luz a tu caso-sugirió Hipo con esperanza-. Aún conservo algunas pertenencias de mi padre.
-Sería la mujer más feliz del mundo si eso me conduce a algo relacionado con el paradero de mi padre.
-Pues entonces lo haremos juntos. Mira, hagamos una promesa, ¿vale? Te prometo que te ayudaré si tú te quedas, al menos durante lo que dure nuestra búsqueda, en Isla Mema.
Eso cogió por sorpresa a Makia. ¿Quedarse en Isla Mema? ¿Con toda esa gente que la odiaba?
-Oh, no, no. Es muy amable pero no es necesario, no quiero molestar-admitió ella levantando un poco las manos.
-Sólo será el tiempo que nos lleve encontrar alguna pista. He visto cómo estabas, lo asustada que te veías allí fuera y... bueno, suelo empatizar mucho con la gente y creo que eres una buena chica. No debí echarte así de la isla, así que esta es mi manera de pedirte disculpas y de enmendar mi error. Déjame ayudarte.
Makia se quedó un rato en silencio. Si Hipo tenía algo, aunque fuera muy diminuto, relacionado con su padre, sin duda podría llegar a hacer algo con esa información. Había sido un largo, larguísimo camino y nadie nunca se había ofrecido a ayudarla de esa manera. Tal vez el jefe no era tan "malo" como ella creía. Bueno, la había salvado la vida y ahora le estaba ofreciendo una residencia estable en un sitio seguro. Mala persona Hipo desde luego no era.
-Está bien, acepto-dijo finalmente la castaña-. Se lo agradezco.
-Muy bien, juntemos nuestros meñiques para sellar nuestra promesa.
Ambos se rieron tímidamente al juntar sus dedillos. Eso era común en los niños pequeños, pero a Hipo le pareció una forma sencilla y desenfadada de sellar una promesa.
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Elige Tu Propio Destino © (HTTYD)
FanfictionHan pasado dos años desde que Drago fue derrotado e Hipo nombrado nuevo jefe de Isla Mema. Todo iba bien hasta que una misteriosa chica llega a la isla. Esto cambiará por completo la vida del jefe y de su tribu. ¿Quién será esta chica? ¿Por qué ha v...