Capítulo 19

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Después de unos minutos, Makia finalmente le dio la espalda al chico y se sentó nuevamente en la hierba, quitando del fuego la pieza de carne que desprendía un olor exquisito. El vikingo notó su incomodidad y no pudo evitar torcer su boca; nunca se le había dado bien conocer a gente nueva y era bastante torpe en cuanto a chicas se rerefería. Ya no era el niño inmaduro de hace años, pero aún conservaba esa facilidad que tenía para estropear las cosas. Esta vez, lo había hecho mirando a la forastera sin ningún tapujo, algo de lo que en ese momento se avergonzó.

-¿Quieres un poco?-preguntó Makia tratando de ser amable, tendiéndole un palo en el que estaba enganchado una porción de la carne asada.

-¿Para mí?-Gustav no supo si aceptar o no, tenía que cuidar sus modales ante la chica aunque solo fuera por educación. Además, no la conocía de nada.

-Sí, no me voy a comer todo, no te preocupes-dijo ella-. Ojo de Serpiente ya se comió el resto de lo que cacé y sería una pena tirar la carne.

-En ese caso...-titubeó un poco el azabache-. Muchas gracias.

Gustav se acercó a la chica y se sentó a su lado, agarrando el palo con la carne. Makia le dedicó una sonrisa cálida y el joven se la devolvió, empezando los dos a comer tranquilamente. La carne no tenía sal, ni condimentos, ni nada. Era simple carne asada, y aunque de sabor no estuviera tan rica como de olor, al menos era comida.

-Hoy la noche está genial con todas esas estrellas, ¿no crees?-comentó el moreno mirando hacia el cielo, para romper un poco el hielo. La chica observó dichas estrellas esparcidas por el cielo, estas tenían un ligero tono azulado. Makia había observado muchas veces el cielo estrellado de esa manera en el bote en donde viajaba, pero nunca se había parado a pensar en su belleza.

-Tienes razón-dijo con una sonrisa, observando los puntitos de la bóveda luminosa. Gustav la miró nuevamente, esta vez con cierta curiosidad. Hacía mucho tiempo que no veía a una persona tan llena de vivacidad como Makia. Ya no sólo era su mirada, sino su expresión facial al observar las estrellas, como si estuviera ante el mismísimo Valhalla; y por qué no decirlo, su amabilidad también era destacable.

-Bueno, habría sido mejor si hubiera luna llena. Desde estas alturas, la luna se ve gigantesca-dijo el chico con entusiasmo, quitándose el casco ya que este había empezado a resbalársele de la cabeza-. Aunque bueno, lo más bonito de la isla son, sin duda, sus puestas de sol.

-Lo sé, son realmente extraordinarias-contestó Makia mientras Gustav se peinaba con los dedos su media melena para atrás, dejando ver unos tirabuzones casi imperceptibles-. A propósito, ¿tú... sueles bajar a la aldea? Es que, bueno, ahora mismo no sé muy bien dónde estoy y era por si me decías cómo puedo volver.

-Claro, bajo todos los días para ir a la academia. Soy el capitán del equipo auxiliar de Mema y, bueno, uno nunca sabe cuándo lo van a necesitar así que estoy allí un buen rato...-informó el moreno dando su último bocado-. Me sé el camino de pe a pa, puedo llevarte mañana, si quieres.

-Te lo agradecería mucho, en serio.

Makia no preguntó más, prefirió no indagar más de la cuenta en la vida del chico, no lo conocía de nada y temía que luego resultara ser alguien peligroso. La iba a ayudar a encontrar el camino de vuelta, pero sólo sería eso, luego estaba segura de que no lo volvería a ver. Pasados unos minutos, ambos terminaron de comer y Makia se apoyó en el cuerpo de Ojo de Serpiente, aún sentada en la hierba.

-Gracias por la cena-agradeció Gustav notando cómo la chica iba poniéndose cómoda-. ¿Vas a dormir... aquí?

-Claro, no tengo otro sitio a donde ir-informó apoyando su cabeza en sus manos, mirando nuevamente el cielo estrellado, aunque este estaba empenzando a cubrirse por unas nubes grisáceas-. Y de nada, por cierto.

Elige Tu Propio Destino © (HTTYD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora