Capítulo 15

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Las chicas se miraron entre sí, cada una con sus respectivas heridas. Por un lado, Astrid la miraba con resentimiento. Había subestimado la fuerza de Makia y eso le costó caro, ahora ya sabía de lo que la extranjera era capaz de hacer... no obstante, ella no había ganado aún. Todavía podía haber una posibilidad de derribarla.

Makia, por otro lado, solo planeaba su próximo movimiento. No le gustaba pelearse con nadie, pero cuando tenía que hacerlo, lo hacía con todo su esfuerzo. Al principio tenía miedo de lo que aquella mujer podría hacerle, sin embargo, ahora sentía que cabría la posibilidad de que lograra ganar el duelo. Solo tenía que encontrar la forma de derribarla de manera que ya no pudiera levantarse.

Cuando Astrid estuvo a punto de volver al ataque, el cuerno volvió a sonar, indicando el final de aquel evento. Ambas chicas se sorprendieron al ver que el duelo había acabado tan pronto. Se quedaron quietas en sus sitios, esperando atentamente el veredicto del jefe quien ya se había levantado del gran sillón.

En el exterior de la cúpula se oían ruidosas voces, la gente discutía entre sí. Los gemelos se gritaban el uno al otro, Eret discutía con la conocida adolescente del cabello pelirrojo. Todo era una mezcla de insultos, gritos, gruñidos de dragones, incluso risas de algunas personas.

-¡Pueblo de Isla Mema! Parece que tenemos un empate-anunció Hipo dirigiendo su mirada hacia la puntuación final.

Astrid lo miró confundida.

-¿Cómo?-preguntó la castaña.

La rubia se acercó corriendo a las láminas de madera. Los puntos... Tres a cada lado, lo que significaba el empate, una igualdad que no le convencía para nada.

-Las dos habéis luchado con fuerza y valor. Ya que ninguna ha podido derribar a la otra en el menor tiempo posible, doy por finalizado este duelo como un empate-explicó a las dos chicas, explicación que el resto de los allí presentes también oyó-. Con este resultado, podemos determinar que Makia I posee las habilidades aptas de una guerrera, y sin duda son suficientes para unirse a nosotros. Estoy plenamente seguro de que conseguirá hacernos ganar grandes cosas en el futuro.

Con eso último, la tribu gritó y aplaudió de manera positiva. Makia sonrió llena de felicidad. Por fin había conseguido la aceptación de la aldea. Puede que no hubiera ganado ese duelo, pero fue suficiente para hacerles ver a los demás que ella no era una amenaza y que sería de gran utilidad en un futuro. Ahora ya podía continuar con la búsqueda de su padre con la ayuda de Hipo, tenían todo el tiempo del mundo. Sinceramente, no se lo podía creer.

Astrid, por su parte, miraba a la tribu vitorear el nombre de Makia con preocupación. Ahora sería muy difícil hacer que Makia se fuera de la isla, pues ya tenía el apoyo de su pueblo. Sabía que, tarde o temprano, esa mujer provocaría algo malo en su hogar y ya no podía hacer nada para evitar que eso ocurriera, menos con Hipo de su lado.

El jefe bajó por unas escaleras hasta el centro de la arena. En el fondo, Hipo estaba contento por Makia. Por fin había logrado con éxito convencer a Isla Mema de que ella realmente valía la pena. Sin embargo, Hipo no pudo obviar el daño causado por ella a su esposa. Él quería un juego limpio, con daños leves, sin que ninguna sobrepasara los límites permitidos en el combate... y para su sorpresa, Makia los sobrepasó arrastrando a Astrid por la arena. Eso no le gustó nada y no pudo evitar enfadarse.

Observó por un momento a Makia, la cual levantaba el brazo que no había sido dañado y cerraba su mano en un puño, en señal de gratitud hacia la tribu. Se veía tan feliz en aquel momento, que al ver a Hipo le sonrió cálidamente mientras se tocaba la herida sangrante de su brazo. Sin embargo, el chico se acercó a ella con la expresión más seria que podría haber visto en su persona.

Elige Tu Propio Destino © (HTTYD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora