-¡Mamá, despierta!-exclamó la voz aguda de una adolescente pelirroja mientras zarandeaba a su madre para que despertara. La pobre señora abrió los ojos encontrándose con el rostro insistente de su hija y un amanecer.
-Deli, ¿qué ocurre?-preguntó desganada una mujer de grandes proporciones.
-Hay una chica desconocida desembarcando en la playa.-La puberta señaló la ventana de la cabaña en donde estaban. La señora ignoró las señas.
-Qué más da. Seguramente es Astrid de regreso de la exploración-replicó la mujer volviéndose a acostar en el catre.
-Pero mamá, Astrid es rubia y no sale sin su dragona, y menos en un bote-dijo Delina-. Además, esa chica no parece de por aquí.
-Ya se ocupará el jefe, hija. No es asunto nuestro...
-Mamá, vamos-la adolescente seguía insistiendo.
-Delina Somontano, ¡déjame dormir de una vez!-Se tapó la cara con mantas hechas de pelaje castaño.
Delina se decantó por ir ella misma a investigar de quién se trataba la misteriosa forastera.
Dicha forastera caminó por la arenosa playa principal de Isla Mema admirando cada detalle del lugar, sobre todo a las magníficas criaturas aladas. No se asustó en lo más mínimo, lo que daba a evidenciar que ya conocía a los dragones. Lo que sí la sorprendió fue su comportamiento pacífico con las personas.
De repente, sonó el sonido proveniente de un cuerno advirtiendo a la mujer de la presencia de casi toda la tribu que poco a poco la fue acorralando.
-¿Quién eres?-preguntó Patapez llevando sujeto a su pecho a un bebé Gronkle.
-Una intrusa-decían varias personas creyendo que a lo mejor se trataba de una enemiga.
El murmullo constante iba subiendo de tono cada vez más y la multitud formó un círculo alrededor suya, lo que hizo que la desconocida empezara a ponerse nerviosa.
-¿Qué es todo este jaleo?-dijo una voz masculina.
En aquel momento, toda la gente allí presente comenzó a guardar silencio dado que el jefe iba abriéndose paso entre la multitud.
El joven jefe preguntó al azar el motivo de tal multitud y griterío. Toda la gente respondió con un gesto: señalar a la intrusa. Ella, algo intimidada por el chico alto y castaño de ojos verdes, bajó la mirada.
-Hola, buenos días. Eh... me llamo Hipo, ¿y tú?-preguntó Hipo haciendo que la chica levantase la mirada.
-Yo... soy Makia. Makia I, señor.
-Un placer, Makia I.-Se estrecharon las manos-. Dime, ¿qué te trae por aquí?
-Solicito audiencia con el jefe de la isla, si es tan amable.-Sacó un pequeño pergamino de un bolsillo improvisado de su camisón-. Con el señor Estoico, el Vasto.
Eso hizo que el rostro de Hipo se contrajera. Bajó la mirada con tristeza. Makia estaba confusa.
-¿Está de broma?-preguntó fríamente Astrid la cual antes había aparecido.
-No creo, Astrid. Parece que viene desde muy lejos.-Hipo miró a los ojos a la muchacha desconocida, aquellos ojos de su misma tonalidad que resaltaban por encima de la suciedad de su rostro.
-¿Ocurre algo?-preguntó inocentemente la chica al ver que todos los allí presentes permanecían en silencio.
-Estoico falleció hace dos años, Makia.
-¿Qué? No puede ser...-dijo con cierta pesadez-. Lo... lo siento mucho.
-Tranquila, estamos bien-dijo Hipo evitando que una lágrima suya resbalara-. ¿Por qué querías verlo?
-Verá, estoy buscando a mi padre. No sé cómo es y ni siquiera sé su nombre. Mi madre me dio este pergamino con esto escrito.-La chica le mostró el amarillento papel en donde, efectivamente, estaba el nombre del fallecido Estoico, junto con un breve escrito:
ESTOICO EL VASTO:
"Encuentra a este hombre y tendrás respuestas sobre tu padre. Puedes hacerlo, confío en ti, pequeña. Te quiero. Mamá."Hipo leía atentamente el papelito pero no sacó conclusión alguna. Que él supiera, su padre jamás comentó nada sobre un padre y una hija que no se conocieran o algo por el estilo. Bueno, si ni siquiera hablaba de Valka, como para hablar de desconocidos.
-Hace un par de semanas pregunté por él en las islas vecinas, me dijeron que esta era su residencia y que aquí lo encontraría. No pensé que estuviera...
Makia no continuó ya que Hipo le devolvió el pergamino.
-No puedo ayudarte, Makia. Lo siento mucho, en serio.
La joven estuvo a punto de irse por donde había venido, cuando cayó en la cuenta de que aquel chico tenía alguna especie de autoridad sobre la isla, pues ante su presencia, la multitud permanecía en silencio en señal de respeto. Entonces se dio cuenta de que él era el jefe a cargo de la tribu y, por lo tanto, tendría que ser el hijo de Estoico. ¿Cómo no pudieron advertirla antes de mandarla aquí?
-Usted es su hijo, ¿no?-Guardó el papelito.
-Así es.
-¿Su padre no le habló de mi situación o algo similar?
-No solía hablar sobre su vida y menos de la de los demás.-Hipo desvió la mirada. En su corazón quería ayudar a esa muchacha, pero le era imposible y la impotencia lo invadía por dentro.
-Escuche, señor Hipo. Esto es muy importante para mí, llevo muchísimo tiempo esperando alguna pista o señal que me lleve al paradero de mi padre. Estoy segura de que algo tuvo que haberle contado, era su hijo.-Makia se le acercó más, con la voz llena de desesperación. Parecía que la chica creyese que Hipo estaba mintiendo. Astrid lo notó y decidió ponerse delante de ella.
-Eh, ha dicho que no puede ayudarte.-Puso una mano delante suya, en señal de que mantuviera la calma-. No tienes nada que hacer aquí, ¿vale? Creo que deberías irte.
-Por favor, tiene que haber algo por muy pequeño que sea.
-Escucha, no quiero ser grosera, pero esto es totalmente ajeno a nosotros. De saber algo ya te lo habríamos dicho, pero como ves, aquí nadie sabe de lo que estás hablando. Repito que lo mejor será que te vayas-informó Astrid señalando tanjante el bote que flotaba en la orilla del mar.
-Espera, Astrid. Si tiene algo más que decir tal vez podamos ayudarla-dijo el joven vikingo.
-No sé qué pensarás tú, Hipo, pero esto es muy sospechoso. ¿No te parece raro que haya surgido de la nada? ¿Y si lo único que quiere es confundirte con el papel de chica inocente? Puede que sea una artimaña de algún enemigo-respondió la rubia bastante alterada.
Se oyeron murmullos entre la multitud de personas, incluso algunos dragones gruñían.
-Un momento, un momento, pare. No soy nadie peligroso, lo juro.-Se defendió Makia.-Solo quiero encontrar a mi padre, nada más.
Astrid estaba casi segura de que todo ese numerito de "niña ingenua" era una trampa de algún enemigo, todo era demasiado repentino. ¿Una chica desconocida preguntando por un jefe muerto para buscar a su padre? ¿Eso era común?
-Mira, Makia. Nos encantaría ayudarte, de verdad, pero ahora estamos tan perdidos como tú. Deberás contarnos toda la historia si quieres que te ayudemos en algo-sugirió Hipo mientras que la multitud se miraba entre sí.
-Yo... no sé si...-titubeó la castaña.
-¿Ves? Ni siquiera quiere contarnos lo que ha pasado. Vuelvo a decir que esto me parece muy sospechoso, Hipo, y sabes que la mayoría de las veces que sospecho algo, al final resulta que estoy en lo cierto.
-Astrid, por favor-resopló mirando a su esposa.
-Vale, como quieras. Al parecer, ahora mi opinión no sirve de nada aquí.
Negando con la cabeza, Astrid se adentró en la multitud manchándose del lugar. ¿Por qué Hipo no la hacía caso?
-Astrid, espera...-Hipo empezó a preocuparse. De este modo, decidió ir tras su esposa, aunque no sin antes dejarle clara una cosa a la desconocida:
"Vete de aquí, Makia. Ahora."
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Elige Tu Propio Destino © (HTTYD)
FanficHan pasado dos años desde que Drago fue derrotado e Hipo nombrado nuevo jefe de Isla Mema. Todo iba bien hasta que una misteriosa chica llega a la isla. Esto cambiará por completo la vida del jefe y de su tribu. ¿Quién será esta chica? ¿Por qué ha v...